El daño generado por la pandemia del covid-19 dejará heridas permanentes en el tejido económico y social a nivel global y local. La evidencia es demoledora. La esperanza de que fuera un problema transitorio nunca fue más que una expresión de deseo. La historia muestra que las pandemias, y el desarrollo de las vacunas para controlarlas, son procesos largos y socialmente costosos. De hecho, en este caso las vacunas, que culminaron su aprobación o están cerca de lograrlo, lo hicieron en tiempo récord, pero las dolorosas consecuencias (aún inciertas) tendrán efectos permanentes que llevará años neutralizar.