¿Tiene futuro el Partido Colorado?

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31 de julio de 2020 a las 15:24

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Esta semana política empezó el domingo a las 21.19 con un mensaje de WhatsApp de Ernesto Talvi a decenas de contactos a los que les quiso enviar de primera mano una carta anunciando su retiro de la política. Nada de lo que vino después fue relevante. El gobierno hizo malabares para no tener que responder nada de este episodio y la agenda estuvo bastante liviana, como cuando después de un fuerte cimbronazo todos se quedan quietos esperando que no haya una réplica ni provocar más ruido.

El lunes a la mañana, con la renuncia aún caliente, envíamos una edición especial de EnClave. Allí evaluamos el porqué de la salida. Como es tradicional los viernes, te comparto otra entrega. En este caso con el foco puesto no en el candidato o las razones de su alejamiento, sino en el Partido Colorado.  ¿Tiene futuro? ¿Cómo hace para reinventarse nuevamente?

 

¿Qué le pasa al Partido Colorado?

El gráfico de arriba, que compara la evolución histórica de los partidos que hoy están en el Senado, habla por sí solo. El Partido Colorado fue predominante en toda la historia uruguaya hasta que la crisis del 2002 se lo llevó puesto.

El Frente Amplio logró captar en los últimos 15 años a muchísimos de esos votantes y los colorados, aún con intentos de renovación, no han podido salir del pozo.

¿Líderes o partidos? ¿Qué tiene más peso?

Es sin dudas una pregunta muy difícil. La academia ha estudiado el asunto y de lo que no hay dudas es que Uruguay es muy diferente a casi toda la región al respecto.

Cuando Ernesto Talvi, Juan Sartori, Guido Manini Ríos y Edgardo Novick decidieron desembarcar en la política se les planteó un dilema entre dos alternativas:

A- Aterrizar en un partido consolidado.

B- Crear uno nuevo.

Los dos primeros fueron por la opción A y los dos segundos por la opción B. Con el diario del lunes, si se los mide en función del resultado electoral del ciclo pasado, no parece que hubiera una respuesta correcta ante el dilema de lanzamiento.  A algunos les fue bien aterrizando en partidos consolidados (muy bien a Talvi que ganó la interna de su partido y bien a Sartori que llegó al Senado desde la nada).  Los que optaron por la opción B tuvieron resultado disímil.

Pero en realidad la excepción es la de Manini. A Novick le ocurrió lo previsible. Si uno miraba a comienzos del año pasado la historia política uruguaya, de ninguna manera se podía pronosticar un resultado tan positivo para un partido nuevo como el que tuvo Cabildo Abierto.  Sobre ese partido y su líder aún queda muchísimo para analizar -y entender- en el futuro.

La lógica histórica indicaba que por las características de la democracia uruguaya y por la importancia central de los partidos políticos, era muy difícil para un partido político entrar en el juego.

Funciona lo que Gerardo Caetano, José Rilla y Romeo Pérez llamaron “la partidocracia uruguaya” en un trabajo publicado en 1988 en Cuadernos del Claeh. ¿Qué quiere decir esto? Que los partidos políticos tienen un peso sustancial en la vida política.

Cuando una mira en la región, en Argentina y Brasil nacen y mueren partidos con una dinámica brutal. Cada uno de esos partidos está atado a determinados líderes.

En Uruguay los partidos son centrales, no solo porque son los más longevos del mundo, sino también porque son muchísimos aún los votantes que lo primero que tienen decidido es a qué partido votan y luego a qué candidato respaldan.

Pero aún así, en esta lógica,el Partido Colorado no logra despegarse demasiado de ese piso en votación histórica que tuvo en 2004.

La renovación

Los colorados han tenido dos procesos de renovación que le permitieron tomar fuerza, luego de dos liderazgos históricos como los de Julio María Sanguinetti y Jorge Batlle.  El primero de la mano de Pedro Bordaberry. Más exitoso en su primera postulación que en la segunda.

¿Qué votantes logró atraer Bordaberry? De centro y de derecha.  Durante los últimos 15 años el partido se fue desfondando por el centro y la izquierda.  Allí fue que le comió votos el Frente Amplio.

Con Talvi y su giro en un perfil político de liberal a “liberal progresista”, el Partido Colorado logró captar a un votante más de centro o de centro izquierda. Entonces, ¿por qué no creció si logró enamorar a votantes que no apoyaban antes a los colorados? La hipótesis más plausible es que muchos de esos votos de derecha los perdió a manos de Cabildo Abierto.

Luego de las elecciones nacionales de octubre realizamos un trabajo de análisis circuito por circuito que nos permitió visualizar dónde perdió los votos el Frente Amplio entre octubre de 2014 y 2019. Aquí está el resumen de ese estudio. El dato más claro es que en los lugares (tanto barrios de Montevideo como en ciudades o localidades del resto del país) donde el FA perdió más votos fue donde mejor votó Cabildo Abierto.
¿Esto quiere decir que todos los votos que perdió la izquierda se fueron con Manini? No necesariamente.  Muchos pueden haber tomado ese camino, pero otros de los votos a Cabildo Abierto pueden haber sido votantes de blancos o colorados. Y algunos frenteamplistas desencantados haber votado a Talvi. 

El mayor ancla al crecimiento que tuvo el Partido Colorado en los últimos 10 años fue la soledad de Bordaberry. ¿Cómo fue fuerte el PC en el pasado? Como partido “catch all”: teniendo diversas vertientes de todo el espectro ideológico. Pero siendo un partido con una sola ala y más volcada a la derecha le resultó difícil crecer.

El tiempo del liderazgo de Talvi es más corto para sacar conclusiones. Si bien es cierto que en la última campaña electoral tuvo a Julio María Sanguinetti como competidor y luego como líder de una lista al Parlamento, el haber impedido el regreso de Bordaberry para tener una lista propia al Senado también cortó esa intención de tener una amplitud ideológica más amplia.

En definitiva, lo que le pasó al Partido Colorado en estos últimos 15 años es que ha estado empujado más por liderazgos personales que por una estructura sólida de militancia activa (la excepción es Rivera) y con diferencias de perfiles.

Los dos procesos de renovaciones terminaron igual: con renuncias no solo al liderazgo del partido sino a la política. ¿Es posible sobrevivir a eso?

¿Y el futuro?

Aún quedan muchas preguntas en el aire. ¿Quiénes tomarán la posta del liderazgo en cada una de las alas ante la renuncia de Talvi y la necesidad de sustitución de Sanguinetti? ¿Cómo  evolucionará Ciudadanos? ¿Para quién va a generar ideas y propuestas Talvi?

Si bien hoy no tiene los liderazgos definidos que en las últimas tres elecciones sostuvieron al partido, sí parece tener lo que antes le hacía falta: dos sectores diferentes con estructuras en todo el país y equipos técnicos pensando en ideas y propuestas. A la vez, el estar en el gobierno también los obligará a sostener esas estructuras.

Por tanto, si logran mantener el músculo de la estructura partidaria activa, es muy probable que esos liderazgos puedan decantar de manera natural.

Soy Gonzalo Ferreira, editor jefe de El Observador. Podés escribirme a este mail por sugerencias y comentarios.
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