¿Tiene techo el dólar? Algunas pistas de lo que debería pasar con el tipo de cambio

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05 de septiembre de 2019 a las 16:50

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Esta semana voy a hablarte de algo que seguramente te preocupa: ¿hasta cuándo (y hasta cuánto) va a subir el dólar?

Además, Barbara Mainzer te cuenta en su columna las lecciones que deja la crisis de Argentina y, aprovechando que estamos a días de un nuevo lanzamiento, te muestro algunos datos interesantes de lo que significa el iPhone para el negocio de Apple y cuánto sale fabricarlos (para que te enojes viendo lo que pagás por él), entre otros temas económicos de esta semana.

Por comentarios o consultas podés escribirme a este mail.

¿Tiene techo el dólar?

Si lo que estás buscando es que te tire una cifra, te anticipo que la pregunta que planteo en el título lamentablemente no tiene respuesta. De todas formas, puedo afirmar que necesariamente tendrá que subir, y mi intención es darte elementos para que sepas cuáles son las variables que operan en la actualidad (alerta spoiler: Argentina) y por qué el Banco Central no quiere que la divisa se dispare en la plaza local.
 
Vamos por partes. Hace varios meses que la dinámica del dólar está signada por la situación de Argentina. Antes de las elecciones internas que le dieron una aplastante victoria a la fórmula kirchnerista de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner sobre el oficialismo, los inversores ya habían comenzado a acomodar el cuerpo frente a ese eventual revés para el gobierno de Mauricio Macri.

Pero la realidad superó las expectativas y, como sucede siempre, la incertidumbre creada se tradujo en una fuga masiva de capitales, la que disparó la demanda de dólares que fue atendida por el banco central argentino con los billetes que le prestó el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Como podés ver en la gráfica de Statista, en las últimas siete semanas Argentina perdió casi US$ 15.000 millones de sus reservas internacionales.

En la actualidad, las reservas con las que cuenta el Banco Central de la República Argentina ascienden a unos US$ 54.100 millones, según los datos publicados el 30 de agosto. Esto supone un descenso de más del 21% si lo comparamos con el 17 de julio, cuando su valor era de US$ 68.761 millones.

Si se tiene en cuenta que el préstamo del FMI fue de US$ 56.000 millones y ya desembolsó casi el 80%, no es descabellado decir que si Argentina todavía conserva reservas y logró sostener su moneda sin aplicar un cepo cambiario –que a la larga tuvo que implementar– fue gracias a ese financiamiento.

Con fuga de capitales y sin crédito al que acceder, Argentina necesita como el agua un saldo positivo abundante en su balanza de pagos para atender los pagos de la deuda, altamente dolarizada, señaló el economista Pablo Montaldo.

Eso significa que tienen que ingresar a su economía más dólares de los que salen, y de la única forma que puede hacerlo hoy es exportando más de lo que importa o atrayendo capitales. Es difícil que con el retorno del kirchnerismo y sus antecedentes de cepo cambiario, proteccionismo y hostilidad hacia el mercado, algún inversor extranjero quiera llevar divisas a Argentina para encarar un proyecto productivo. Es por eso que, con la devaluación procesada luego de las PASO, Argentina mejoró en competitividad al abaratar sus productos medidos en dólares, lo que favorecerá la otra puerta de entrada de dólares: las exportaciones.
 
Pero, ¿qué tiene que ver la fuga de capitales y la devaluación argentina con la suba del dólar en Uruguay?
Casi todo.

Primero, porque aunque Uruguay sigue siendo una economía estable –a pesar de algunos desequilibrios macroeconómicos– y está fuera del escenario de recesión de Argentina y Brasil, es parte del barrio para los inversores foráneos.

Eso lleva a que cuando se desprenden de deuda argentina, de rebote también se deshagan de títulos uruguayos, como pasó a fines de abril y principios de mayo, incluso cuando el riesgo país de Uruguay se mantiene en niveles mínimos históricos y la capacidad de pago de su deuda no está en duda.

También en el ámbito local, frente a la incertidumbre generada por el país vecino, los pequeños ahorristas toman precauciones. 

Diego Rodríguez, socio director de Gastón Bengochea y Cía Corredor de Bolsa , dijo que el cliente minorista está pendiente de lo que sucede en la región, y frente a la situación de Argentina decide en muchos casos no renovar instrumentos en pesos a su vencimiento –como letras del BCU o bonos en moneda local– y pasarse a dólares como forma de reacomodar portafolios.

Eso en pequeña escala, pero cuando la reconversión del portafolio se da también entre grandes inversores –como los bancos, AFAP o fondos de inversión que deciden salir de la deuda uruguaya en pesos–, se genera una demanda de divisas en la plaza local que eleva la cotización. Por eso el BCU sale a vender reservas cuando ve que el volumen de demanda no puede ser atendido por los operadores privados, e instaló un mecanismo para que operadores grandes que quieran cobrar los vencimientos de títulos en pesos directamente en dólares puedan hacerlo sin pasar por el mercado mayorista de cambios.

Pero hay razones más de fondo para que el dólar suba, y ahí entra en juego el atraso cambiario, el mantra que se escucha con frecuencia entre los operadores y economistas cuando se les pregunta sobre el tipo de cambio en Uruguay.

¿Qué es el atraso cambiario?

Se trata de una definición difícil de mensurar pero básicamente hace referencia al hecho de mantener la moneda fuerte de forma artificial, lo que resta competitividad a los bienes uruguayos y favorece las importaciones. En Uruguay existen sobrados antecedentes con consecuencias negativas, como narra Miguel Arregui en este artículo y en este otro.

Esa situación se está dando hoy, coincidieron los economistas Ignacio Munyo y Hernán Bonilla en el desayuno de ADM de este miércoles.

Munyo entiende que la desviación cambiaria actual ronda el 20%, y para converger a un tipo de cambio real más competitivo, se debería permitir una devaluación de 6% o 7% por encima de la inflación cada año por los próximos cinco años. Recién ahí, Uruguay estaría alineado con su promedio histórico de tipo de cambio real.

Bonilla, en tanto, coincidió en que el país tiene un atraso cambiario acumulado y que, si bien es correcto que el BCU intervenga para evitar subas bruscas del dólar y moderar la volatilidad derivada de Argentina, lo que en última instancia está haciendo es “atajar” una valorización de la divisa que es necesario que se dé. “Hay que ir hacia un dólar más alto en los próximos años”, sostiene.

La visión de Gabriel Oddone esbozada en el programa En la mira introduce un elemento interesante. Para el experto, si se asume que el shock argentino tiene un efecto transitorio, es correcto contener una suba pronunciada del tipo de cambio, como está haciéndolo el Central. Pero como los elementos de los últimos días permiten anticipar que los efectos del shock se tornan permanentes, será necesario dejar subir el dólar. Ese es el escenario que se espera, con un banco central que debería convalidar alzas progresivas de la divisa.
 
Pero si todavía atraso cambiario te sigue sonando a chino básico, te voy a decir por qué nos perjudica.

En primer lugar, porque la principal actividad generadora de divisas para el país con más de US$ 2.150 millones en 2018 es el turismo, y en ese plano los argentinos son imbatibles porque representan más del 60% del total de viajeros que eligen nuestras playas y ciudades.

Segundo, tanto Argentina como Brasil son mercados que perdieron peso para las exportaciones de bienes uruguayos en los últimos años, pero se les venden productos que no son sencillos de colocar en otros mercados y con mayor valor agregado que la media de los bienes exportables. Y más importante que eso, nuestros vecinos mayores compiten con los mismos productos por los mismos mercados del exterior. Si ellos se abaratan con relación a los mercados de referencia, quedan mejor posicionados para colocar sus productos. Y la lógica indica que, con calidades similares, siempre se compra al más barato, que no es Uruguay.

Ahora, ¿qué rol está jugando el Banco Central?

En principio, dejó que la divisa acompañara la tendencia al alza de la región pero sin seguir la locura argentina. Más allá de eso, no tuvo empacho en intervenir con venta de dólares cuando los saltos diarios fueron pronunciados.

Su rol moderador en el mercado cambiario fue además explicitado en más de una oportunidad por su presidente, Alberto Graña.

Aunque una devaluación del peso puede incidir en un repunte de la inflación por la suba de precios de los productos importados, la autoridad monetaria no ve un riesgo sustantivo en eso debido a que el freno de la actividad económica desincentiva a los comerciantes a pasar a precios esos costos mayores. No obstante, el dato de inflación que detallo más abajo no estaría dándole la razón a Graña.

También hay elementos de peso para que el Banco Central frene la apreciación del dólar, y tiene que ver con… el año electoral.

Para Munyo, es inviable que el gobierno convalide una devaluación de magnitud que impacte en los salarios y el consumo. 

El uruguayo piensa en dólares y compra en dólares parte de los productos que consume. Una suba sustantiva impactaría directamente en el bolsillo al encarecer la canasta de bienes y servicios, y sabemos que tocar la billetera en año electoral se paga en las urnas. Si no, preguntale a Macri.

Mercado futuro

Existe un mercado de dólares a futuro pero no puede tomarse como una referencia de lo que espera el mercado.

De acuerdo a esas operaciones concretadas entre el Banco Central y agentes privados, el mercado dio por buena una cotización del dólar a julio de 2020 a unos $ 39,20, lo que significa cerca de 7% por encima de $ 36,651. Debería haber una moderación sustantiva del ritmo de devaluación para que esa expectativa sea realizable si se tiene en cuenta que en lo que va del año el dólar ya se valorizó 13%.
 
El que avisa no traiciona y, como anticipé, no te di una cifra de a cuánto estará el dólar a fin de año, porque para eso necesitaría tener la bola de cristal. Pero por lo menos te di algunas pistas.

Otros temas destacados de la semana

Los alimentos impulsaron la inflación

Para ver la gráfica interactiva, hacé clic aquí.

La inflación se aceleró en agosto por segundo mes consecutivo y alcanzó el 7,8% en los últimos 12 meses, con lo que se alejó aun más del rango meta oficial de 3% a 7%.

Los alimentos, en particular las frutas y verduras, y un dólar más alto explicaron parte de la medición mensual de 0,88%.

Columna de Barbara Mainzer

Las lecciones de Argentina

Pasó lo inesperado. Los Fernández sacaron 15 puntos de ventaja a Macri - Pichetto en las PASO. Al día siguiente el dólar se disparó, el mercado accionario argentino cayó casi 50% en dólares y los bonos sufrieron un desparramo colosal. 

El mercado financiero quedó en un estado de enorme fragilidad; el rango de escenarios posibles se amplió y la probabilidad de escenarios extremos aumentó significativamente. 

Desde Nueva York, Londres y Tokio llamaban a sus contrapartes argentinas para darles el pésame. Mientras, en “las mesas”, los operadores argentinos, desde muy temprano en sus puestos de trabajo, buscaban rearmarse, reinventarse y ver como sobrevivir a un nuevo tsunami. Para seguir leyendo esta nota hacé clic acá.

Además…

A días de la presentación del nuevo iPhone, algunos datos interesantes

El próximo 10 de setiembre Apple presentará prototipos de iPhone, que ya han sido bautizados por los medios como serie iPhone 11

Según las publicaciones especializadas, tres modelos verán la luz: un iPhone 11 y dos iPhone 11 Pro, de una gama superior. Estos últimos traerán como innovación estrella la incorporación de una tercera cámara con un lente gran angular. 
 
Tal y como informó la semana pasada la página web Apple Insider, con informaciones de la empresa financiera JP Morgan, los nuevos modelos también presentarán como novedad una reducción de sus costos de producción, que habrían disminuido entre US$ 30 y US$ 50 respecto a los presentados en 2019. Este abaratamiento, que no se verá reflejado en una disminución del precio final, habría servido a Apple para contrarrestar el aumento de los aranceles entre China y EEUU. 
 
Tal y como muestra esta infografía de Statista, el precio de los componentes del teléfono iPhone Xs Max, que formó parte de la última generación de iPhones presentada, ascendió a US$ 390, según estimaciones de la consultora de tecnología IHS Markit.

¿Qué tan importante es el iPhone para Apple? Cada vez menos.

No hace mucho, el gigante estadounidense Apple llegó a generar más de dos tercios de sus ingresos a través de la venta de iPhones. Esto sucedió por última vez en su primer período fiscal de 2018 (último trimestre 2017), en el que esta proporción fue del 70%. Además, desde 2014 la facturación procedente de estos teléfonos se ha mantenido por encima del 50%, lo que ha sucedido hasta julio de este año, momento en que disminuyó hasta el 48%, con US$ 25.986 millones obtenidos en este segmento de los US$ 53.809 millones ingresados en total. Progresivamente la empresa ha compensado este retroceso con una mayor facturación en su segmento de servicios, que incluye App Store, Apple Music y Apple Pay, entre otros, y que alcanzó los US$ 11.460 millones en junio de 2019.

 

Soy Álvaro Irigoitía, subeditor jefe de El Observador. Hasta aquí, esta nueva entrega de Rincón y Misiones, la newsletter exclusivo para suscriptores Member de El Observador para entender mejor la realidad económica y los temas que tocan nuestro bolsillo, y contar con mejor información para tomar decisiones.

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