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4 hechos del presente de Colombia que recuerdan al pasado traumático de la nación sudamericana

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14 de enero de 2020 a las 11:29

"Arrancó con todo este año 2006", dijo hace poco un famoso periodista. "Colombianos, bienvenidos al pasado", aseveró otro. Luego un reconocido humorista apuntó: "El de (Iván) Duque no es un gobierno, sino un déjà vu...".

Colombia
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Recientemente, el fantasma de los falsos positivos reapareció. en Colombia.

Los recientes acontecimientos en Colombia parecen reflejar circunstancias ya vividas. A las noticias volvieron palabras —"chuzadas" (escucha telefónica), "falsos positivos"— que el país creía que había dejado en el pasado tras la firma de la paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), en 2016.

Iván Duque llegó a la presidencia de Colombia en 2018 de la mano del hombre que resurgió en política por su férrea oposición al acuerdo con las FARC: Álvaro Uribe.

Durante su mandato, de 2002 a 2010, Uribe arrinconó militarmente a las guerrillas y eso, en medio de una bonanza económica, le bastó para ganarse la fidelidad de millones de colombianos.

Pero hay otra parte del país —y la justicia, porque es investigado en 51 de causas— que lo acusa de haber promovido la corrupción y la violación de derechos humanos en ese intento de darle "seguridad democrática" a una nación sacudida por 60 años de guerra.

Es esa parte de los colombianos que en los últimos días se ha sentido de vuelta en 2006, en pleno gobierno de Uribe, cuando el país gestaba una dura "guerra contra el terrorismo".

"La historia es un río que no se devuelve, pero sí hay fenómenos que están muy asociados al comportamiento del uribismo en el poder que nos recuerdan al pasado, como su proclividad a ver en los enemigos de la oposición a enemigos del Estado", dice a BBC Mundo el politólogo Francisco Gutiérrez-Sanín.

Cartel contra Uribe
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Uribe es una figura con mucho poder todavía en Colombia y, a la vez, muy resistido por parte de la población.

El historiador Jorge Orlando Melo coincide: "Los seres humanos vemos el presente con luces del pasado, por eso la historia a veces parece que repetirse, entre otras porque los proyectos políticos y económicos de los movimientos, como el los del uribismo, siguen siendo los mismos".

Entre Duque y Uribe hay muchas diferencias, destacan los expertos, como que el actual presidente no tiene mayorías en el Congreso ni altos números de aceptación, entre otras cosas.

La periodista Salud Hernández, de tendencia uribista, añade: "Decir que volvimos al pasado genera titulares, pero no tiene sentido pensar que la violencia tendrá la misma intensidad, sobre todo porque ya ni los paramilitares ni las guerrillas existen como antes".

Son cuatro los sucesos que han generado esa suerte de déjà vu colectivo.

1. Las chuzadas

El domingo, la revista Semana denunció que el ejército realizó escuchas ilegales —conocidas como "chuzadas"— a jueces, políticos y periodistas.

Citando fuentes anónimas del ejército y a algunos de los ejecutores del esquema de interceptaciones, el reportaje asegura que la unidad militar usaba tecnología de punta para la persecución personalizada de personas críticas del oficialismo.

Duque respondió a la publicación diciendo que "donde haya manzanas podridas, hay que aplicar sanciones ejemplares" y el ministro de Defensa, Carlos Holmes, condenó "todo acto violatorio de la Constitución, los derechos humanos y la ley".

Protesta en Bogotá
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Colombia cerró 2019 con una ola de protestas callejeras de diferentes secotores.

El caso recuerda a otro que fue denunciado también por Semana en febrero de 2009: las "chuzadas" del Departamento Administrativo de Seguridad, el DAS, la agencia de inteligencia que fue disuelta en 2011 precisamente por ese escándalo.

La Corte Suprema y la Fiscalía condenaron a una decena de funcionarios del Estado por lo que calificaron como una "empresa criminal" destinada a espiar y descalificar a opositores.

Uribe ha negado ser quien ordenó las escuchas, pero su participación en el esquema sigue en investigación en la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, que procesa a altos funcionarios.

2. El fantasma de los falsos positivos

En 2006, diferentes medios de comunicación dieron a conocer investigaciones de la Fiscalía según las cuales una brigada del ejército secuestraba jóvenes de sectores marginales, los torturaba y mataba para luego presentarlos como guerrilleros.

"Positivo" en jerga militar es "baja enemiga" y fue así como se dio a conocer el escándalo de los "falsos positivos", promovido por un esquema de cuotas durante los gobiernos de Uribe que daba recompensas económicas a quien ejecutara guerrilleros o paramilitares.

Una investigación del Congreso calcula que más de 2.000 personas resultaron víctimas de un escándalo que en 2017 dio con las primeras condenas: 21 militares, entre ellos un coronel.

Recientemente, el fantasma de los falsos positivos reapareció.

Cartel de protesta
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El caso de los falsos positivos de hace más de una década es una herida que todavía no ha sanado en Colombia.

Primero, una investigación de The New York Times denunció que los esquemas de cuotas habían vuelto al ejército tras los cambios en la cúpula la militar realizados por el nuevo gobierno uribista.

Luego, el caso de Dimar Torres, un exguerrillero cuyo asesinato fue justificado ilegalmente por el ejército como parte de un operativo, terminó de prender las alarmas.

En diciembre, la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), la corte que juzga los crímenes del conflicto, informó que encontró una fosa común en Antioquia con 50 cuerpos de personas que presuntamente habían sido "ilegítimamente presentadas como bajas en combate por agentes del Estado".

Aunque los asesinatos parecen haber ocurrido entre 2005 y 2007, el caso volvió a poner las palabras "falsos positivos" en boca de los colombianos, entre ellos Duque, que apoyó las investigaciones de la JEP.

3. Persecución política

La persecución política fue una constante del conflicto armado en Colombia: decenas de políticos, periodistas y líderes sociales fueron asesinados por guerrillas, paramilitares y agentes del Estado.

Desde la firma de la paz, sin embargo, las ejecuciones selectivas se han mantenido. Y las principales víctimas han sido las personas que apoyan a las comunidades en el interior del país.

Aunque el gobierno destaca que en 2019 hubo un descenso del 25% en asesinatos de líderes sociales, la cifra entre 2016 y 2018 fue de 635 líderes asesinados, según Human Rights Data Analysis Group.

Dependiendo de la fuente, entre 700 y 900 líderes sociales fueron asesinados desde 2016.

Y no fueron son solo ellos: según cifras de la ONU, 77 exguerrilleros han sido asesinados desde la firma de la paz.

El fin semana, los medios reportaron un supuesto plan de atentar contra la vida de Rodrigo Londoño ("Timochenko"), el exlíder de las FARC que se ha acogido a las pautas del proceso de paz.

Vigilia por los asesinatos
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Los asesinatos selectivos de dirigentes y líderes sociales es en la actualidad uno de los mayores problemas de Colombia.

4. Resurgimiento de paramilitares

La etapa más violenta de la guerra en Colombia fue durante el apogeo de los movimientos antisubversivos al margen de la ley, los paramilitares.

Según la ONU, las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), el principal grupo paramilitar, son responsables del 80% de las 214.000 muertes de civiles durante la guerra.

Muchas veces con complicidad del ejército, los paramilitares realizaron masacres, torturas y desapariciones forzadas en su intento de acabar con las guerrillas.

Durante el gobierno de Uribe, firmaron un acuerdo de paz con el Estado y las AUC se desmovilizaron. Pero muchos de sus combatientes siguieron vinculados al narcotráfico y crearon nuevos grupos armados, como El Clan del Golfo, Los Rastrojos y Las Águilas Negras, entre otros.

Iván Duque
AFP
Iván Duque fue objeto de críticas por algunos nombramientos militares.

Hoy, en parte porque unos 2.000 exguerrilleros han vuelto a las armas en lo que se conoce como "las disidencias de las FARC" y porque el Ejército de Liberación Nacional (ELN) mantiene presencia en algunas regiones, los paramilitares han vuelto a mostrar su poderío.

Durante las últimas semanas, por ejemplo, una población que sufrió una terrible masacre de las FARC en 2002, Bojayá, en este el país, ha denunciado estar asediada por grupos paramilitares.

En Bojayá y sus alrededores varios grupos armados se enfrentan para controlar una zona clave para el tráfico de narcóticos: la costa del Pacífico.

Duque estuvo allí el sábado: "Venimos a decirle a la comunidad que hay un gobierno y que hay un presidente que los quiere y que va a trabajar por su progreso", aseguró.

El presidente inauguró un acueducto, caminó por las veredas, habló en radios comunitarias y prometió presencia del ejército e inversión social. También repartió dulces a los niños.


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