Agustín Casanova
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > ENTREVISTA

Agustín Casanova y el lado incómodo de la fama: "Me siento como un bicho raro y no quiero sentirme así"

El cantante de Márama y jurado de La Voz y Got Talent habla sobre cómo se lleva con la exposición pública, su experiencia en televisión, y por qué no se termina de acostumbrar a ser objeto de fanatismo
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15 de julio de 2023 a las 05:03

Agustín Casanova dice que todavía no se acostumbra a las muestras de fanatismo extremo que recibe como integrante de Márama. Dice que lo sigue agobiando la exposición constante, tener que siempre ofrecer su mejor cara al público aunque ese día no tenga ganas de hablar con nadie. Dice que su verdadero yo se ve cuando se encierra a jugar videojuegos y se escapa un rato de ser el cantante de la banda de cumbia, el coach de La Voz o Got Talent, la figura pública.

Pero ojo, también dice que disfruta mucho esos roles. Escuchar las anécdotas de Rubén Rada o Valeria Lynch en las grabaciones de los programas, poder compartir su experiencia con los participantes, salir de gira, subir al escenario.

Márama acaba de publicar una nueva canción, Enemigos. Que suena como una canción de la banda pero también tiene algo distinto, algo de cumbia vieja, más pesada. Se han animado a probar, a jugar con nuevos condimentos, algo que también tiene que ver con la maduración lógica que da el paso del tiempo y la experiencia.

La banda también prepara dos proyectos. El primero y más próximo, grabar con artistas de los 90 y 80 sus hits, y versionarlos, no necesariamente como cumbias. Y el año que viene, con los 10 años de Márama, harán lo inverso: grabar sus hits con artistas invitados, y que sean ellos los que traigan su propio estilo. Que las hagan pop, reguetón, lo que sea.

¿Están en una etapa de animarse a explorar un poco más con Márama?

Sí. Cuando empezamos a las canciones obviamente les iba muy bien, y era la famosa frase futbolera de “equipo que gana no se toca”, la fórmula es esta, sigamos con la fórmula hasta que la gente diga basta. Y ahora tenemos esta oportunidad, así como la de involucrar a otros artistas que nos pueden traer sus cosas y nosotros también podemos jugar un poco con cosas distintas.

Y no convertirse en una especie de banda tributo a ustedes mismos, ¿no?

Ni que hablar. Obviamente es difícil, porque los géneros van mutando y uno va viendo: ahora está de moda el trap, ahora está de moda el reggaeton, ahora lo urbano, y uno dice “bueno, probemos algunas cosas de por ahí. Pero también para eso existen los feats. Si el día de mañana grabáramos con cualquier persona, por decirte algo, con Rusherking, podemos traer algo de su estilo a nuestros feats y creo que también eso es lo interesante.

Si tuvieras que comparar las dos etapas de Márama, ¿qué cosas se mantuvieron y qué cosas cambiaron?

Se mantuvo la diversión, cosa que era muy importante porque si no, no lo haríamos. Creo que es muy difícil pasarla mal en el escenario, te saca todos los males. Y lo que cambió es que obviamente, al estar más maduros y más grandes nos tomamos las cosas con un poco más de profesionalismo y no nos estresamos tanto como antes. Antes, al ser todo tan nuevo, queríamos que salga perfecto, nos estresábamos, ir de gira no estaba tan bueno. No es que era algo feo, pero sabías que en algún momento había un punto de quiebre y que se iba a poner tensa la situación. Hoy por hoy, si bien hay momentos que pueden llegar a ser algo tensos, no hay nada ni entre nosotros, ni en lo que pueda llegar a pasar que te arruine el show. Capaz que cuando era más pibe  si me cortaba el micrófono, ya me ponía como loco, me re calentaba. Hoy me río y hasta puede salir algo divertido y espontáneo.

Agustín Casanova

No presionarse tanto a ustedes.

Claro, porque en ese momento no teníamos tiempo para nada, teníamos muchas giras, muchos shows, estábamos cansados, estresados. En algún momento saltaba y era un quilombo. Ahora vamos y disfrutamos, en el hotel, disfrutamos de la gente, del show, la prueba de sonido, nos reímos entre nosotros, vamos a comer. Identificamos la importancia de las giras, que en cualquier momento se pueden terminar. Eso es algo que nos enseñó la pandemia.

Esto que me decías de la presión, ¿se fueron dando cuenta ustedes o fue algo que se habló al momento de volver a juntarse?

Nace de forma natural. No vale la pena, ya vivimos lo que era pasarla mal. Vivimos lo que era estresarse porque las cosas, por la presión, el dormir mal, el comer mal, el que la gente quiera tal cosa, y hoy por hoy ya no queremos eso, porque ya está, estamos más grandes y queremos pasarlo bien. Eso tuvo que haber sido así desde un principio, lo que pasa que por la inexperiencia todo era un quilombo. Nos divertíamos, pero cualquier mínimo arranque de algo, cualquier conflicto, ya se transformaba en algo muy serio.

¿Cómo es haber crecido a la par que parte de su público?

Es tremendo. Hay mucho público que nos sigue desde muy chico, hay gente que me muestra fotos conmigo cuando tenían 5 años y ahora son el doble que yo (risas). Mucha gente también me hace llegar que nuestra música, al ser divertida, les ayuda en malos momentos, o con cosas que pasaron en sus vidas. Esa gente te ve como una ayuda, una salvación o lo que sea, y por eso se convierte en fan. Verlos crecer con nosotros es algo muy lindo, porque quiere decir que realmente somos importantes dentro de su vida. Porque si vas a la puerta de un hotel a las 6 de la mañana, te quedás ahí toda la noche, en invierno, solamente para esperar a que nosotros lleguemos para saludarnos, eso no lo hace todo el mundo, y evidentemente algo fuerte le pasa a esa persona dentro. Por eso intentamos darles nuestro tiempo, es lo mínimo que podemos hacer.

Agustín Casanova

¿Qué pasa cuando ves esas manifestaciones? ¿Qué mueven adentro tuyo?

Nunca termino de entenderlo, la realidad es esa. Nunca me termino de acostumbrar, nunca termino de preguntar por qué me pasan las cosas a mí. No lo entiendo porque yo me considero una persona normal. Al principio me lo preguntaba, me lo cuestionaba un montón, hasta que dejé de hacerlo y empecé a disfrutarlo y aceptarlo. ¿Esta persona quiere estar acá hasta las 6 de la mañana para venir a verme, y se pone a llorar? Por algo será, pero voy a intentar dar todo de mí como para que esa persona tenga una buena experiencia. Porque estoy seguro que no hay nada peor que quieras a alguien, o que admires a alguien y que no reaccione bien cuando lo conocés.

¿Cómo te llevas con la exposición?

Me agobia. Por momentos, la realidad es que sí. Soy una persona común y corriente, pero a veces hay días que uno, por cuestiones de la vida, no quiere ver a nadie o no quiere saludar a nadie. Entonces a veces voy al supermercado y eso, y capaz que no tengo ganas de ver a nadie y hay mucha gente que no entiende que hay otras personas que no son tan educadas. Hay gente a la que se le va la moto y son las que terminan haciendo que uno empiece a tomar cierta distancia. Hay gente que es divina, que es un amor, y vienen con todo el respeto a pedirte una foto, y lo hacés. Pero hay gente que no es así. Y a nosotros que vivimos en esa exposición constante, porque la realidad es que es constante, en un momento te jode. Es extraño ir caminando por la calle, con lentes, y que venga una señora, te pida una foto, le digas que si, y te diga "sacate los lentes", te los agarre y los saque. Porque si contestas medianamente mal, el malo sos vos. Siempre sos vos. Obviamente eso uno lo acepta, pero creo que nunca se va a entender que los que tenemos exposición somos personas. Yo ya lo acepté y sé que hay mucha gente que por más desubicada que actúe conmigo se apoya en el clásico “es el precio de la fama”. Como diciendo, tengo el derecho de hacer todo lo que yo quiera contigo. No estoy de acuerdo, pero son cosas que lamentablemente tengo que aceptar y que en ciertos puntos han transformado mi forma de ser.

¿En cuáles?

En muchas maneras positivas, pero en otras muy negativas. Me he vuelto quizás más antisocial en ciertos puntos, intento evitar lugares con mucha gente, obviamente evito todo tipo de conflicto. Vos te cruzás en el tránsito, tocás bocina y bajás la ventana para discutir. Yo no tengo la libertad de hacer eso. Pero bueno, el famoso precio de la fama, que es una palabra que detesto. Famoso es Bruno Mars, o el presidente de Estados Unidos. Acá en Uruguay lo que pasa es que no somos tantos y al estar en la exposición de la televisión y la banda, hay mucha gente que quizás no le gusta lo que yo hago, pero capaz que tiene un sobrino, sobrina, nieto o  algo que sí le gusta, entonces te lo hacen saber, y está perfecto, es hermoso, pero me resulta raro hablar de fama o de fans.

Agustín Casanova

¿Pesa la cuestión de que Márama es una banda que hace música divertida, como decías antes, entonces se asume que vos también siempre tenés que estar con energía y alegría?

Yo tengo buena onda siempre, pero eso no quita que si estas en un aeropuerto a las 5 de la mañana y sin ganas de ver a nadie, capaz estoy un poco más malhumorado. Más allá que está esa exigencia, entre comillas, de la gente, de que siempre tienes que estar contento. Eso es exigente, es como que nunca paras de trabajar. Por eso también tengo cosas que me ayudan, me gusta jugar a la computadora, entonces ahí capaz que me siento más yo. Hay ciertos lugares en los cuales como que ese Agustín se separa del cantante de Márama, por así decirlo, y yo soy yo, y hacer las cosas que decía desde niño.

¿A qué jugas?

Juego Valorant, Dota 2, y ahora volví al Mu, que lo juego desde niño. Yo soy gamer de verdad, tengo un cuarto solamente diseñado para eso, que es mi pasión en realidad.

¿Estar en la tele cambió algo?

Amplificó mucho la exposición sobre todo de la cara. Pero es lo que te digo, a veces me saco un moco en un semáforo y me ha pasado de tener gente filmándome al lado. O ir a comer, y te estén filmando mientras comes. Ahí no me siento tan bien, me siento como un bicho raro y no quiero sentirme así.

Y más allá de eso, ¿cómo ha sido la experiencia en la tele en estos últimos años?

Muy buena, yo me divierto mucho, sobre todo en La Voz porque apunta al canto. Y creo que es una experiencia en la cual aprendí un montón, primero por la televisión y también porque me esforcé en aprender. Apenas salió que iba a ser jurado de Got Talent y de La Voz mucha gente no estaba muy convencida, porque era muy joven, porque estaba el prejuicio de la cumbia, entonces dije, “tengo que estudiar y esforzarme por mí”, porque esa gente siempre va a existir. Para intentar demostrarme que también puedo estar preparado como para decirle algo a quien concursa. Porque la realidad es que nosotros, de girar tanto y de hacer muchos shows, quieras o no vas ganando experiencia. Calculamos que hicimos más de mil shows con Márama, algo tenemos que saber. Capaz que es una boludez, pero algo sabemos. Y eso que aprendí en mil shows, se lo puedo transmitir a otra persona, de la forma más amorosa del mundo. Y creo que la gente lo recibió muy bien, y me alegré, porque pude demostrar que a pesar de ser joven y de que sea cual sea el género que hago, puedo aportar mi grito de arena para que la persona que está en el escenario intentando aprender cosas se lleve una buena experiencia.

¿Cuál es el consejo que siempre le das a tu team?

Son tres. En primer lugar, que se diviertan. Eso es la clave para mí.  Segundo, que si realmente quieren cantar, que si realmente aman cantar, que sigan, pase lo que pase. Yo tenía dos trabajos y estudiaba, y dejé todo, porque no quería vivir mi vida haciendo algo que no quería, si el día mañana me voy a morir. Por suerte me fue muy bien, pero el primer objetivo igual era ser músico callejero. Y el tercer consejo es, “no firmes nada sin antes asesorarte”. Ese capaz que tendría que ser el primero (risas).

¿Cómo el proceso de pararte del lado del coach, del consejero?

Tremendo, porque yo fui a cuatro programas de canto y en los cuatro perdí, justificado. Y me ayudó haber ido a esos concursos, porque también me dieron la perspectiva de que en miles en miles de participantes me vi reflejado como ese niño o esa adolescente luchando por ser cantante. Y por eso siempre intento que la otra persona se lleve a una experiencia buena, y que entienda que a pesar de que no gane, que es lo que va a pasar en el 99% de las veces, que se lleve a un aprendizaje. Yo no estoy para decirle a alguien si tiene talento o no, porque el arte es muy subjetivo. Pero creo que más que nada son como pequeñas ayudas o consejos que les pueden servir para mejorar.

¿Te imaginás el día de mañana con un programa propio o haciendo algo en medios?

Sí y no. No lo pensé realmente, pero si me lo ofrecen, lo haría muy bien. No creo en los proyectos o en las cosas a medias, o para salir del paso. Si las cosas se hacen, se hacen de la manera correcta, para disfrutarlas, no hacer “un programita a la corta”. Pero siento que como la tele no es mi fuerte, no es mi pasión. En la música si, 100%, hago lo que sea. Porque la música la amo y está por encima de todo. Pero en la televisión no. No la veo como un trabajo, porque mentiría si dijera que cuando voy a la voz digo “uh, voy a trabajar”. Lo disfruto mucho, pero no es mi pasión. No me muero por vivir todo el tiempo en la televisión.

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