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"Podés tener toda la plata pero sin salud ni alimento espiritual nada se consigue”, dice Esteban Neculman, de 55 años, después de vivir el calvario del coronavirus durante 59 días. Los primeros 20 en coma.
Neculman es el almacenero de El Frutillar, en el Alto Bariloche, en la Patagonia argentina. Y también es, o quizás sobre todo es, un referente de la iglesia evangélica "Hay vida en Jesús", para la cual realiza acciones solidarias durante la pandemia. En una tantas pudo haberse contagiado. Este es el cuento feliz del primer paciente grave recuperado del coronavirus en la zona.
El pasado 11 de mayo había estado toda la mañana, según se lee en el portal Evangélico Digital, repartiendo barbijos y comida a gente necesitada en Comallo, a dos horas del Centro Cívico de San Carlos de Bariloche.
Cuando regresó a su casa, le comentó a su mujer —Mirtha con la que lleva 31 años de casado, y tiene tres hijos— que no se sentía bien y que iría a revisarse en la sala de primeros auxilios.
Relata Infobae que Neculman había sido operado 10 años atrás de un tumor en la cabeza. Y el año pasado tuvo un principio de neumonía. Y tenía cita, además, para hacerse una placa en el hospital zonal Ramón Carrillo. "Me fui manejando, tranquilo", contó.
Cuando lo atendieron, le dijo a los médicos que tenía dificultades para respirar. Le dijo que no sentía el gusto de la comida. Y con eso bastó para que le realizaran el hisopado. "Mientras esperaba el resultado, sentía que me quedaba sin oxígeno y me desvanecí", recordó.
Cuando volvió en sí, tenía sondas y cables pegados al cuerpo. Confiesa que fue una sensación horrible. "Pero como soy muy creyente y tengo mucha fe, sabía que Dios me iba sanar".
Y se sanó. Aunque perdió 13 kilos, se siente sin masa muscular y la parte izquierda del cuerpo la tiene adormecida. "Le pedí al Señor que cerrara todas las puertas del miedo y de la enfermedad. Me tengo esa fortaleza", relata ahora cuando ya empieza a caminar sin la ayuda del andador.
Fueron 59 días hasta que pudo regresar a su casa, en la esquina de Chocorí y Meneo, en la que se concentraron los vecinos y amigos para recibirlo, con aplausos y bocinazos en medio de un día en el que caía la nieve. .
“Se portaron muy bien conmigo, es un gesto que nunca voy a olvidar. Hicieron cadenas de oraciones y además se preocuparon por cuidar mi casa y mi negocio ya que a mi señora la llevaron a un hotel y la mantuvieron aislada durante 14 días cuando se enteraron que yo había dado positivo”, cuenta Neculman.
No olvida, sin embargo, que en las redes sociales circuló que había muerto, según consigna Infobae. "Todo el barrio y la comunidad religiosa a la que pertenezco estaba preocupada y no dejaban de llegar mensajes”.
Al frente de su negocio otra vez, la preocupación mayor de este comerciante es entregar los 5.000 tapabocas que confeccionaron las mujeres de su iglesia.
“Sentí la necesidad de dar gracias a Dios desde otro lugar y seguir ayudando a los vecinos que más lo necesitan”, confió.
“
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