"Como tantas veces antes, Argentina se encuentra ante un panorama muy complejo, con malas políticas económicas, pésimos indicadores económicos, financieros y sociales, pronósticos de todo tipo (casi todos ellos con sesgo a algo peor)", advierte el último monitor del Observatorio de la Coyuntura Económica de la Universidad Católica del Uruguay (UCU). Además, en el frente político, las elecciones a mitad de período en la vecina orilla anticipan "una dura derrota electoral del oficialismo, con consecuencias en la gestión del gobierno", tomando como referencia lo ocurrido en las últimas PASO.
El monitor puso el énfasis en algunos indicadores objetivos: el crecimiento de la economía, la inflación y la gestión fiscal y monetaria.
En materia de crecimiento económico, "los resultados de los últimos (muchos) años han sido pésimos, más aún si se los considera en términos per cápita, ubicándose actualmente, con esa medida, en niveles similares a los de hace 15 años (ver el gráfico)". En 2020 el PIB cayó 9,9% y este año se espera que crezca 7,6%, pero esas variaciones esconden que el crecimiento “propio” de 2021, a partir de enero, ha sido y será muy escaso. Tres cuartos del crecimiento en 2021 habrá sido “heredado” de 2020, según el monitor de la UCU.
En cuanto a la inflación, en los últimos 12 meses a setiembre se ubicó en 52,5%, muy por encima del ya extraordinario 34% que fue el promedio de los últimos 10 años. De este modo, Argentina se encuentra entre los países con inflación más alta del mundo.
Esa simultaneidad, por ya muchos años, entre estancamiento económico e inflación, da lugar a lo que se conoce como “estanflación” (una situación que no es nueva en Argentina) y de la que suele ser muy difícil salir. De hecho, no hay pronóstico que la vea en niveles muy diferentes a las de los últimos años a futuro.
"En todo caso, hay quienes temen una aceleración que dé lugar a experiencias también muy conocidas, de muy alta inflación. Cabe asumir, y esto es muy relevante para nuestro país, que tendremos enfrente una Argentina con escaso crecimiento económico y alta inflación, por un buen tiempo. Y, posiblemente también, con una brecha importante entre las cotizaciones oficial (comercial) y alternativas del dólar (como el “blue”, relevante para el turismo y las compras), por lo que, además, estará barata. Por lo tanto, no nos ayudará", advierte el monitor.
Por último, la situación fiscal ha venido mejorando gracias a aumentos impositivos y a la licuación del gasto por la aceleración de la inflación. En los 12 meses a setiembre, el déficit primario fue de 2,5% del PIB y el nominal, de 4,1% del PIB. Sin embargo, "desde junio hay un cambio de escenario, con crecientes transferencias de dinero desde el Banco Central (BCRA) al Ministerio de Hacienda, lo que no es otra cosa que financiar el déficit fiscal con más inflación. Situación que, en el contexto electoral referido, tenderá a agravarse por la expansión fiscal en curso con el propósito de alcanzar un mejor resultado electoral", indica.
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