Argentina: la vuelta de los apostadores que buscan oportunidades de renta
Con un dólar planchado, el mercado financiero está experimentando un fuerte rebote, tanto en bonos como en acciones. La paradoja: ser recategorizado a la baja podría ser beneficioso
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21 de junio de 2021 a las 05:00
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Los títulos periodísticos se los lleva la inflación. A una velocidad crucero por encima del 3% cada mes, y en pleno año electoral, es lógico que sea la preocupación central de los argentinos. Pero la contracara de eso es que nadie habla del dólar: totalmente “planchado” y fungiendo como ancla cambiaria, apenas se mueve a un ritmo de 1,3% mensual.
La situación, ya vista cientos de veces en la historia económica reciente, deja lugar a arbitrajes de todo tipo para tratar de conseguir rentas financieras de corto plazo imposibles de conseguir en otros mercados de mayor estabilidad.
En definitiva, es el regreso de la vieja “bicicleta financiera”. Con el aditivo de que el “cepo” cambiario está más rígido que nunca, todos aquellos que tienen alguna capacidad de ahorro tratan de encontrar opciones de inversión que los proteja contra la inflación y les deje un premio extra.
Es así que por estos días la city financiera porteña es un festival de oportunidades de compra de bonos, acciones y nuevas colocaciones bancarias indexadas.
Como todo esto se complementa con la necesidad del gobierno de obtener pesos en el mercado interno para que el Tesoro financie el agujero fiscal, las tasas tienden a crecer. Y, del lado comprador, están los bancos, que están registrando niveles históricos de liquidez, de manera que el dinero de los depositantes termina en la compra de la larga lista de bonos del Tesoro.
La contracara de esta situación es que, para evitar un crecimiento excesivo de la base monetaria, el Banco Central aspira liquidez con la emisión de letras. Y rápidamente se ha formado una “bola” de pasivos por 3,5 billones de pesos argentinos, que muchos economistas califican como “bomba inflacionaria”.
Entre el dólar planchado y las acciones que rebotan
De todas maneras, esos temores están más bien enfocados al mediano plazo. Ahora, la demostración de que hay apetito inversor es que al ministro de Economía, Martín Guzmán, le ha ido bastante bien cada vez que salió a licitar bonos. Sin ir más lejos, en la última oportunidad captó 188.000 millones de pesos argentinos y siguió acumulando para enfrentar los vencimientos y gastos que se le vienen en el segundo semestre.
Entre julio y agosto, el gobierno deberá “rollear” vencimientos por un billón de pesos, lo cual se considerará un test sobre la confianza del mercado en el plan oficial. Pero hasta ahora, los bancos se han comportado en la forma en que el gobierno esperaba.
Entre los títulos que se siguen con más interés están los que indexan con la inflación, según un coeficiente llamado CER. Para aquellos que creen que el dólar seguirá planchado y que la inflación seguirá alta, es la opción ideal. Los bonos ofrecen que vencen el año próximo ofrecen, además del índice, un premio de 1,2%. Para los que se animan a quedarse en pesos en plazos más largos, el premio puede llegar hasta 8%.
Mientras los bancos intervienen directamente en las licitaciones del Tesoro, los pequeños ahorristas lo hacen a través de fondos comunes de inversión. Y este año, el mayor interés se lo están llevando los fondos que ajustan por CER, con un flujo neto de fondos por 44.000 millones, unos US$ 440 millones al tipo de cambio oficial.
Implica un cambio respecto del año pasado, cuando la inversión estrella fue la de las colocaciones “dólar-linked”, que siguen la variación del dólar oficial. Como en 2020 la tónica del mercado fue la volatilidad cambiaria y había una expectativa de devaluación fuerte, todos los productos de este tipo habían explotado, al punto que los fondos comunes especializados en estas coberturas llegaron a gestionar 80.000 millones de pesos argentinos.
Ahora, el dólar clamo hizo que disminuyera su demanda. Aunque los que tienen la mirada más puesta en el largo plazo se han posicionado en los títulos dólar linked que vencen el año próximo, dado que el mercado tiene la expectativa de una corrección cambiaria post elecciones.
Otro fenómeno que llamó la atención de los expertos del mercado es el renovado interés por obligaciones negociables de empresas privadas. Para el inversor argentino tienen un atractivo especial: rinden en dólares pero se pueden comprar con pesos.
Y en cuanto a los retornos, los expertos señalan casos líderes como IRSA, Pampa Energía, Telecom, Arcor, Transportadora de Gas del Sur y Panamerican Energy. Algunos de estos papeles han llegado a rendimientos de 11%.
Hablando en plata, en las últimas semanas se movieron por día unos US$ 20 millones promedio, que no es una cifra impactante cuando se la compara con otros mercados de la región. Se compensa con el movimiento de las Cedears, como se denomina a las acciones de grandes compañías internacionales que pueden “tradearse” en el mercado local.
El súbito atractivo de los bonos basura
Y en el terreno de la renta variable, un fenómeno del año fue el regreso de los inversores al mercado de acciones, que el año pasado había estado muy alicaído, a tono con el desplome de la economía.
Pero los expertos no se cansaban de repetir que el mercado argentino estaba excesivamente castigado, probablemente por la influencia de la incertidumbre política, ya que el gobierno argentino dedicó el año pasado a reestructurar su deuda con los privados y todavía tiene pendiente renegociar un pago de US$ 44.000 millones con el Fondo Monetario Internacional.
El resultado de esa situación fue que grandes empresas argentinas, medidas por valor bursátil, habían caído a precios de “ganga”. En los últimos meses se produjo el esperado rebote, con una suba del índice Merval de 30% en dólares, contando desde su punto más bajo en abril (sí, aunque suene raro, quien invirtió en abril en acciones argentinas ganó en dos meses un 30%, medido en dólares).
Para los más arriesgados, hubo acciones que, en el acumulado del año, registraron subas de hasta 80%.
Las acciones vinculadas al sector energético y a la banca fueron las que despertaron más atractivo. Implican también un riesgo, sobre todo en el caso de la energía, porque se trata de un rubro de precios regulados y muy expuesto a la negociación con las autoridades políticas.
Las ventajas de bajar a la B
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