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Autoaislamiento de China es una preocupación mundial

La política de Beijing de cero Covid está perjudicando a los negocios internacionales y a la gobernanza mundial

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11 de noviembre de 2021 a las 15:32

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Gideon Rachman

El invitado más importante de la COP26 no se presentó. Como presidente de China, Xi Jinping dirige un país que emite más dióxido de carbono que EEUU y la Unión Europea juntos. Pero, a diferencia de otros líderes mundiales, Xi no pronunció ningún discurso en la cumbre sobre el clima. En cambio, presentó una declaración escrita de menos de 500 palabras para el sitio web de la conferencia.

La actitud displicente de Xi ante las conversaciones sobre el clima no fue tanto una muestra del Imperio del Medio como una muestra de total desdén. Pero la negativa del líder chino a viajar a Glasgow para la COP26 — o a la cumbre del G20 en Roma previamente — forma parte de un patrón más amplio de autoaislamiento nacional.

En respuesta a la pandemia de covid-19, China ha instalado uno de los sistemas más estrictos del mundo de controles fronterizos y cuarentenas. Los extranjeros o ciudadanos chinos que entren al país deben pasar una estricta cuarentena durante un mínimo de dos semanas. Se aplican controles adicionales si entran en Beijing, donde residen los dirigentes.

Este sistema ha hecho imposible que los extranjeros visiten China sin quedarse varios meses, o que la mayoría de los chinos viajen al extranjero. El propio Xi no ha salido de China en casi dos años. La última vez que vio a un líder extranjero en persona fue en una reunión con el presidente de Pakistán en Beijing en marzo de 2020. La próxima cumbre de Xi con el presidente Joe Biden se celebrará por vídeo.

Cuando gran parte del mundo estaba en confinamiento, la naturaleza extrema de las medidas de China parecía menos sorprendente. Pero mientras la mayor parte del mundo ha vuelto a algo parecido a la normalidad, el autoaislamiento de China es cada vez más anómalo.

Los efectos en los negocios internacionales ya son evidentes. China sigue comerciando e invirtiendo en el exterior. Pero los lazos comerciales se están deteriorando. Las cámaras de comercio extranjeras en China informan que los ejecutivos internacionales están abandonando el país y no son sustituidos. El papel de Hong Kong como centro mundial de negocios se ha visto muy perjudicado.

Es posible que los dirigentes chinos reciban de buen grado algunos de estos acontecimientos. Yu Jie, miembro de Chatham House en Londres, sostiene que la pandemia le ha permitido a Xi acelerar el camino hacia donde ya se dirigía: la autonomía nacional. Esta política comenzó mucho antes de la pandemia, con la campaña "Hecho en China 2025", que promovía la tecnología y la producción nacionales.

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Xi Jinping, presidente de China

Pero con la pandemia de covid-19, el énfasis en la autosuficiencia económica se ha convertido en un giro mucho más amplio hacia el interior, con peligrosas implicaciones para China y el mundo. El extraordinario ascenso de China en los últimos 40 años fue producto de la adopción por parte de Deng Xiaoping de la "reforma y apertura" en la década de 1980. Deng vio que el aislamiento de la Revolución Cultural de Mao Zedong había conducido a la pobreza y el atraso. Fue lo suficientemente humilde como para darse cuenta de que China podía aprender del mundo exterior.

El ambiente actual en China es muy diferente. Rana Mitter, profesor de historia de China en Oxford, señala el peligro de que "las fronteras cerradas conduzcan a mentes cerradas". Tras 40 años de rápido crecimiento, China es una nación segura de sí misma.

Los medios de comunicación chinos presentan al mundo occidental, y a EEUU en particular, como países en inexorable decadencia. El gobierno chino cree que el país está muy adelantado en algunas tecnologías clave del futuro, como la tecnología verde y la inteligencia artificial. Quizás Beijing cree que el mundo necesita ahora a China más que China al mundo.

El control de la pandemia también se ha enredado estrechamente con la legitimidad política de Xi y el partido comunista. La cifra oficial de muertes en China es inferior a 5,000, ante las 750,000 muertes en EEUU. El gobierno de Xi alega que, mientras EEUU parlotea sobre los derechos humanos, el partido comunista chino ha protegido realmente a su pueblo.

Pero las políticas chinas de cero covid corren el riesgo de convertirse en una trampa. Conforme el mundo exterior se adapta a vivir con bajos niveles de la enfermedad, el contacto con los extranjeros puede parecerle aún más peligroso a China, lo cual conduce a un renovado énfasis en la restricción de la interacción con el mundo exterior.

Incluso la relajación de los controles internos en China es difícil, ya que la variante Delta ha provocado pequeños brotes de la enfermedad en dos tercios de las provincias chinas. La contención de estos brotes fomenta las peores tendencias compulsivas de control del partido comunista, que utiliza la tecnología para vigilar a los ciudadanos cada vez más de cerca. En un episodio, más de 30,000 personas fueron encerradas en Disneyland Shangái y sometidas a pruebas, tras descubrirse un solo caso de covid.

Este tipo de políticas draconianas están provocando un debate público en China. Pero es poco probable que los controles se relajen pronto. Esta semana el partido comunista celebra una reunión que prepara el terreno para que Xi prolongue su periodo en el poder en un congreso vital del partido en noviembre de 2022. Los chinos no querrán correr ningún riesgo político antes de ese momento. Tras el congreso, China se adentrará en el invierno, momento en el que la enfermedad puede repuntar. Por ello, muchos expertos creen que la política china de cero covid — y las fronteras clausuradas que la acompañan — se prolongará hasta bien entrado el año 2023.

Para entonces, China habrá estado en un aislamiento autoimpuesto durante más de tres años. Es probable que las economías china y mundial sufran las consecuencias, al igual que la cooperación mundial.

Sin embargo, el mayor y más intangible efecto puede ser para el pueblo chino. Es mucho más fácil creer que los extranjeros son peligrosos y decadentes si nunca los conoces. Cuando China finalmente se abra, el mundo podría encontrarse con un país muy cambiado.

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