Bebés "mimados" por voluntarios mostraron mayor aumento de peso

Un año y más de 18.000 horas de trabajo después, la Fundación Canguro –un grupo de voluntarios que se dedica a "mimar" a los bebés abandonados del Pereira Rossell–, divulgó los resultados de su labor.

Fundación Canguro detectó que antes de que la fundación comenzara su labor, los bebés aumentaban su peso en un promedio mensual de 180 gramos mientras se encontraban en la sala de cuidados moderados. El promedio de aumento de peso mensual hoy en día es de casi el doble: 340 gramos.

"En neonatología el peso del bebé es el veredicto de si se está alimentando y desarrollando adecuadamente", dijo a El Observador Pamela Moreira, presidenta de la fundación.

Este dato, señaló Moreira, se extrajo a partir de un análisis de las historias clínicas de los bebés que pasaron por la sala de cuidados moderados antes de julio de 2016 (cuando la fundación comenzó a funcionar) y de aquellas de bebés que estuvieron al cuidado de los voluntarios después de esa fecha.

"Fueron historias clínicas seleccionadas al azar, pero con la precaución de que fueran comparables entre sí", dijo Moreira.

Soledad Vieytes, psicóloga y vicepresidenta de la fundación, explicó que los resultados se interpretan a través de distintos factores que son claves durante el período de desarrollo de un recién nacido.

El cerebro nace con la expectativa de encontrarse con dos sensaciones, el olor de la madre y el contacto con su piel. Eso hace que el bebé se sienta seguro y reduzca el estrés que le produce el momento del nacimiento y la separación de la madre. Cuando el bebé se siente seguro, siente confianza, "se abre al mundo". Cuando el bebé no encuentra esas sensaciones se siente amenazado, por lo cual su respuesta es cerrarse.

Al estar en contacto con otros, aumenta la segregación de la llamada "hormona del amor", la oxitocina, que facilita la asimilación de más nutrientes, mejora el ciclo del sueño y, por ende, el desarrollo es mejor.

El rol del canguro, entonces, es brindar esas sensaciones necesarias a los bebés que son abandonados. "La salud física está garantizada por el hospital. El plus, en definitiva, es la nutrición afectiva, el contacto emocional", dijo Moreira.

La Fundación Canguro empezó con 20 voluntarios que se turnaban de a tres (la mayor cantidad de personas que puede haber) en la sala de cuidados moderados. Hoy el cuerpo de voluntarios está formado por 170 personas, que trabajan día y noche, y hay una lista de espera de 1.400 más. A Moreira le sorprendió la permanencia de los voluntarios en el proyecto, ya que "hay quienes están desde el principio y con el mismo entusiasmo de siempre".

Si bien Moreira plantea que un posible paso a futuro sea que la Fundación Canguro esté presente en todos los hospitales del país –ya que ha recibido consultas sobre la existencia de interés en distintos departamentos del interior– por el momento el plan es focalizarse en el Pereira Rossell. Moreira afirmó que ya hubo planteos y reuniones con las autoridades del hospital para que los voluntarios ingresen a otras salas, aparte de la de cuidados moderados, donde pueda ser necesaria su actividad.

El director del área de neonatología del Pereira Rossell, Daniel Borbonet, dijo que la espera por los canguros lleva más de 20 años. Desde entonces se han buscado alternativas para estimular a los "eternos olvidados", como llamó a los bebés que, por razones pasajeras o permanentes, "no pudieron recibir el amor parental que precisaban".

"Encontramos en la Fundación Canguro que estos niños estuvieran en brazos, que se les diera amor, y que estos niños crecieran mejor. Esto es solo la punta del iceberg. Los buenos resultados se van a ver en la escolarización y el neurodesarrollo en estos niños criados con amor", concluyó Borbonet.