Brasil inunda al mundo de commodities y presiona los precios

Tampoco aflojará el complejo exportador cárnico, que seguirá superando sus propios récord y la cantidad de carne vacuna que Brasil es capaz de proveer a los mercados importadores, que el año que viene reducirían su demanda, con China a la cabeza.

La depreciación del real frente al dólar es otro factor bajista en una región donde, particularmente en soja, el área sembrada crecerá en 2 millones de hectáreas para 2023.

Estimaciones de cosecha

Los primeros datos de la encuesta de cosecha de granos publicados en octubre por la Compañía Nacional de Abastecimiento (Conab) pusieron la vara en 312,4 millones de toneladas para la suma de las cosechas de soja, maíz, trigo y arroz. La estimación inicial, que no ha tenido mayores variaciones, representaba un incremento de 15% o 41,5 millones de toneladas respecto al récord productivo de 270,9 millones de toneladas de  2021/22.

La siembra de soja se desarrolla con un retraso en comparación a la temporada anterior, en un área 3,4% superior: en total 43,2 millones de hectáreas en todo el país. Hasta el 10 de noviembre se llevaba plantado el 69%, por encima del promedio histórico de los últimos cinco años que es del 67% y detrás del 78% de la acelerada campaña 2021. Pero eso no impide que se siga proyectando una cosecha de soja inédita.

Con una productividad prevista de 3.551 kilos por hectárea, la Conab espera que la producción sea de unos 153,5 millones de toneladas, algo superior a las previsiones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) que calcula 152 millones de toneladas. Brasil nunca ha llegado a 140 millones y el año pasado por la sequía la producción quedó en “solo” 128 millones. Hasta 2016 nunca había llegado a producir 100 millones de toneladas. Esa referencia es además la que marcó un tope de las compras de China que desde hace cuatro años importa algo menos de ese volumen y ya no crece. 

Semejante cosecha, de lograrse, quedaría 25 millones de toneladas por encima de la de Estados Unidos, también una diferencia inédita. En su última actualización de noviembre la Conab proyecta una exportación de 96,45 millones de toneladas de soja, casi 22% más que el año anterior, con 79,2 millones de toneladas. Sería un récord, 4,2 millones más que en 2019/20.

“Si no hay problemas en la campaña de soja en Brasil, los precios internacionales probablemente serán más bajos. Por lo tanto, si Argentina disminuye su producción no va a compensar producción con precios”, proyectó el analista argentino del mercado de granos, Carlos Etchepare.

El gobierno argentino ve así amenazados sus ingresos fiscales por una mala cosecha de trigo y una de soja que arranca con dudas climáticas y de precios. La misma proyección es válida para el cultivo en Uruguay. En 2023 se verán precios más bajos de los que se dieron en la cosecha pasada, cuando se dispararon los aceites por el pánico de la guerra,  pero persistirán por encima de los de los años anteriores. Si el clima en Brasil y Argentina es aceptable, los más de US$ 500 por tonelada que se ofrecen actualmente será difícil que se mantengan.

De récord en récord

En soja, Brasil va de récord en récord porque el área aumenta sin parar. Pero no es el único cultivo que va en frenético crecimiento.

Para el maíz, las previsiones coinciden en que las exportaciones de Brasil también marcarán un récord en 2023, por encima de los 44,5 millones de toneladas en 2022. Según el USDA serán 47 millones de toneladas (5% más que en 2022 y 123% más que en el magro año 2020) confirmando una recuperación del cultivo con dos cosechas récord sucesivas: 116 millones de toneladas en 2022 y 126,4 MT en 2023. Sobre la base de esa producción maicera Brasil también crece en producción de carne de ave (compitiendo fuertemente con la de Uruguay) y de cerdo. 

La Conab recortó de 126,9 a 126,4 la estimación de cosecha entre octubre y noviembre, y anticipa un volumen de exportaciones de 45 millones de toneladas. En el maíz de “primera cosecha” el área a implantar será 1,5% inferior, debido a una conjunción de altos costos y la migración a cultivos más rentables. Las lluvias en el sur favorecieron la implantación del cultivo a pesar de las heladas tardías en algunas regiones.

Históricamente Brasil ha sido un gran importador de trigo. Ahora nos lo está exportando. Es que el cultivo de invierno está frente a un nuevo récord con las trilladoras habiendo recolectado ya un tercio del área.  

Esteban Hofman, director de Unicampo, empresa que asesora cultivos en Brasil, da cuenta de cultivos que rinden holgadamente por encima de 5.000 kilos por hectárea.

El USDA estima una producción de 9,4 millones de toneladas, 22% por encima de la campaña previa, lo que le permitirá a Brasil equilibrar notablemente su balance: aumentará 14% sus exportaciones y reducirá 8% sus compras en el exterior.

La Conab proyecta una cosecha ligeramente superior, de 9,5 millones de toneladas, incluso considerando la reducción de la productividad de los cultivos en Paraná, dañados por el exceso de humedad a lo largo de septiembre y octubre.

La situación adversa en el estado de Paraná fue compensada por las condiciones climáticas favorables en Rio Grande do Sul, con rendimientos superiores y buena calidad del grano cosechado. En contraste, el trigo se encuentra en una situación delicada en Argentina.

La Bolsa de Comercio de Rosario redujo la semana pasada de 13,70 a 11,80 millones de toneladas su previsión sobre el volumen de la cosecha de trigo, y la Bolsa de Comercio de Buenos Aires ajustó de 14 a 12,40 millones de toneladas su previsión sobre la producción argentina 2022/2023.

Etchepare manifestó su preocupación por el contexto que atraviesa el agro argentino y planteó que “el menor volumen de producción no se compensará con precios”.

Los precios internacionales del maíz también serán más bajos que en el 2022.

Carnes en ascenso

En carne vacuna el USDA proyecta exportaciones de 2,975 millones de toneladas en 2023, un ligero incremento de 25 mil toneladas respecto a este año (+0,8%), anticipando dos años récord sucesivos, que superarán en 28% al año 2021, distorsionado por el cierre del mercado chino a la carne brasileña en el tercer trimestre.

El actual ha sido un año excepcional de faena luego de la pausa que impuso la irrupción de casos de vaca loca y en anticipo a un cambio de gobierno que prometió poner el churrasco en la mesa de los brasileños y generó dudas sobre la continuidad del impulso exportador entre los ganaderos.

Las cifras proyectadas para el año 2022 y para 2023 están 16% y 17% por encima del récord de 2,539 millones de toneladas exportadas por Brasil en 2020, sumando más de 400 mil toneladas anuales, un volumen adicional que equivale al 70% de la exportación total de carne de Uruguay en un año. Durante varios años las compras de China superaron al saldo exportador brasileño, en 2023 ya no será así y eso se siente en el mercado.

La carne de cerdo se mantendrá en el eje de las 1,3 millones de toneladas exportadas en 2023, previéndose un aumento de 2,7% en la capacidad exportadora, con 35 mil toneladas más que en 2022 según el organismo de Estados Unidos. 

La producción, por cuarto año consecutivo, excederá los 4 millones de toneladas. La proyección del USDA es de 4,42 millones en 2023, 70 mil más que el presente año.

En carne aviar la capacidad exportadora de Brasil aumentará casi 4%, agregando 175 mil toneladas respecto a 2022. Desde 2020 este sector habrá crecido 24% para el año 2023, con 925 mil toneladas adicionales de producción para la exportación.

Brasil se consolida como granero y ganadero del mundo. La influencia de los volúmenes de alimentos que coloca en el mercado es cada vez más mayor en la fijación de precios, impactando en los márgenes ya debilitados para sus vecinos por los mayores costos productivos en la campaña de invierno. A su vez, el comportamiento del tipo de cambio del real (y del peso uruguayo) inciden en la ecuación de competitividad en el Mercosur y encienden una luz amarilla sobre la competitividad uruguaya de mediano plazo.