Leonardo Carreño

Cabildo Abierto con la historia en contra

El partido de Manini Ríos quiere terminar con el fracasado intento de construir un partido por fuera de los grandes bloques

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19 de noviembre de 2021 a las 14:44

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Al senador Guido Manini Ríos tal vez no le convenga mirar para atrás si quiere tener esperanzas de que la fuerza política que creó por fuera de los partidos tradicionales, prevalezca cuando ponga en juego el buen desempeñó que cumplió en las elecciones de 2019. O quizás sí, el excomandante del Ejército esté obligado a buscar en el pasado algunas claves para no repetir errores cometidos o para hablarle a la gente indicada.

Si se pone a rememorar, por la cabeza del militar retirado y líder de Cabildo Abierto transitarán los nombres de Juan Vicente Chiarino, Hugo Batalla, Rafael  Michelini e incluso de Pablo Mieres, entre otros. Hombres que intentaron clavar una nueva pica en el sistema político –mayormente transitando la senda de la centroizquierda- pero cuyo éxito fue efímero, si es que alguna vez lo fue.

Allá lejos en el tiempo, en las elecciones de 1984, resurgió la Unión Cívica, colectividad tradicional que nunca superó el 5% de los votos en su presencia en las urnas y que cumplió un rol protagónico en las negociaciones con los militares a la salida de la dictadura. Ese año obtuvo dos diputados y luego se fue desinflando hasta su casi extinción. Los partidos Nacional, Colorado y Frente Amplio seguían actuando como una fuerza devoradora que impedía el crecimiento de cualquier otra colectividad.

En 1989 fue Hugo Batalla quien intentó la hazaña, tras escindirse del FA para crear el Nuevo Espacio, y obtuvo nueve diputados y dos senadores. Nada mal. Pero la alegría duró poco. En 1994 Batalla pactó con el colorado Julio Sanguinetti a quien acompañó como candidato a la vicepresidencia. El paso fue arriesgado. La fórmula ganó las elecciones, pero la lista 99 se desfondó con un solitario diputado. Después, como la Unión Cívica, desapareció del gran mapa político.

La grifa Nuevo Espacio la heredó Rafael  Michelini quien, como Batalla, venía del Frente Amplio pero a diferencia de su líder se opuso al acuerdo con Sanguinetti. Michelini llegó al Senado en 1994 y lo acompañaron cinco diputados. Aparecía como una figura promisoria de la centroizquierda. En 1999, Michelini renovó su banca pero perdió un diputado. En 2004, decidió que su partido no podía subsistir a la intemperie y volvió al Frente Amplio donde elección tras elección se fue desgranando. Su peso hoy es ínfimo.

De escisión en escisión, el intento de una cuarta vertiente parió al Partido Independiente con Pablo Mieres e Iván Posada a la cabeza. El esfuerzo pareció no valer la pena desde el inicio. Solo Posada accedió a una banca en Diputados en los comicios de 2004. En el 2009 logró dos diputados, y en 2014 un senador y tres diputados. En las elecciones de 2019, el PI volvió a aquel primer casillero que ocupaba el solitario Posada.

En los últimos comicios intentó suerte el Partido de la Gente liderado por Edgardo Novick. Sacó un diputado y ya es casi un recuerdo.

Si se pone a rememorar, por la cabeza del militar retirado y líder de Cabildo Abierto transitarán los nombres de Juan Vicente Chiarino, Hugo Batalla, Rafael  Michelini e incluso de Pablo Mieres, entre otros. Hombres que intentaron clavar una nueva pica en el sistema político –mayormente transitando la senda de la centroizquierda- pero cuyo éxito fue efímero, si es que alguna vez lo fue.

Con esos antecedentes de rebeldes amansados por las maquinarias frenteamplista, blanca y colorada, ¿qué posibilidades tiene Cabildo Abierto de romper esa tendencia tras lograr tres senadores y 11 diputados en las elecciones pasadas?

A los socialdemócratas del Nuevo Espacio y del Partido Independiente no les fue bien ni cuando quisieron rasquetear votos de la izquierda ni cuando se escoraron más al centro. Aquellos intentos apuntaron a captar lo que se conoce como voto de opinión, es decir, personas informadas sobre lo que ocurre en la sociedad y en la política, mayormente moderadas, algo progresistas.

Lo de Cabildo es otra cosa. Para empezar, así como los anteriores intentos de independencia se encarrilaron desde el centro a la centroizquierda, la fuerza de Manini representa a un nacionalismo de derecha, aderezado con algunos componentes ultraderechistas que cada tanto levantan cabeza para añorar la dictadura.

Cabildo Abierto, movimiento de aluvión, juntó en sus filas a integrantes de la denominada “familia militar”, a colorados de derecha a los que la figura de Ernesto Talvi les prefiguraba una socialdemocracia liberal sospechosa; de nacionalistas para quienes Lacalle Pou no era lo suficientemente nacionalista; lúmpenes que recorrieron el trayecto electoral Pachecho-Mujica-Manini; pobres desencantados con la escasa atención con la que el Frente Amplio trató muchas veces a los habitantes de los cantegriles.

El politólogo Eduardo Bottinelli dijo a El Observador que Cabildo Abierto ha tenido a su favor en 2019 las facilidades que otorga ser una novedad en el panorama político, pero esa ventaja ya la está perdiendo. “Ya está ejerciendo, ya se perdió ese impacto. Por otra parte, es cierto que la presencia de una figura autoritaria, paterna, puede seducir a los votantes más desprotegidos. Además, Manini tiene como base el respaldo de una parte del movimiento Un solo Uruguay que no está conforme con lo hecho por el Partido Nacional. Hay que ver cómo hace para fidelizar ese electorado”, dijo Bottinelli.

Lo de Cabildo es otra cosa. Para empezar, así como los anteriores intentos de independencia se encarrilaron desde el centro a la centroizquierda, la fuerza de Manini representa a un nacionalismo de derecha, aderezado con algunos componentes ultraderechistas que cada tanto levantan cabeza para añorar la dictadura.

El politólogo advirtió que una de las mayores interrogantes es cómo repercutirá en Cabildo Abierto la gestión del actual gobierno. “Si le va mal, ¿Cabildo logrará marcar distancia o sufrirá también la derrota? Y si le va bien, ¿el premio se lo llevará fundamentalmente el Partido Nacional o Cabildo también saldrá favorecido? Falta mucho para sacar conclusiones”, afirmó Bottinelli.

Como fue dicho, los partidos “de ideas” fallaron a la hora de presentarse como alternativa a los grandes bloques políticos. Ahora le toca al caudillesco, tempestuoso y desordenado Cabildo Abierto jugar esa dificultosa partida.

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