Cabildo versus Cabildo

¿Qué mueve a los políticos? ¿Cálculos estratégicos o principios? Es posible que haya políticos completamente cínicos (capaces de ajustar el discurso al público sin ningún pudor) y políticos completamente principistas (capaces de sacrificar sus carreras por permanecer fieles a sus convicciones). Creo que, en la mayoría de los casos, los cálculos conviven con los principios. El caso que nos ocupa ilustra bien esta vieja cuestión de la teoría social. Cabildo cree en lo que dice y hace. No es una pose. No es una impostura. En materia de política económica el nuevo partido tiene puntos genuinos de contacto con el Frente Amplio. En un excelente documento publicado el año pasado por el proyecto Diálogo Político de la Fundación Konrad Adenauer, Nicolás Albertoni y Sebastián Vallejo concluyeron: “En la posición estimada sobre temas relacionados a la economía (por ejemplo, inflación, déficit, impuestos) (…) se observa un movimiento importante de CA hacia la posición estimada en la que se encuentra el FA. Lo que este movimiento puede estar capturando es una posición de centro izquierda basada en un enfoque más social de la economía que acerca a CA a la posición del FA. 1

No hay forma de entender por qué los partidos toman ciertas decisiones sin tomar en cuenta sus ideas (valores, principios, creencias descriptivas y causales, paradigmas de política). Pero las ideas (lo que los políticos piensan) importan en otro sentido también. Para impulsar las políticas públicas que prefieren, los políticos diseñan estrategias: elaboran interpretaciones sobre los medios que les permitirían alcanzar ciertos fines. No hacen, simple y directamente, “lo que les conviene” en función de ciertos incentivos derivados del diseño de las instituciones políticas, sino lo que creen que les conviene en un entorno dado. Volviendo a Cabildo. Los cabildantes no sólo creen en la ley que votaron. Creen, también, que lo que hacen les conviene en función del objetivo que se han trazado. Como cualquier otro partido, prefieren ganar votos a perderlos. Cuando deciden votar con el Frente Amplio seguramente están calculando (no se puede esperar menos de un partido con un componente militar tan fuerte) que esta estrategia política los capitalizará electoralmente.

Hace muchos años, en un lindísimo texto, Arturo Ardao distinguía entre lo racional y lo razonable. La estrategia de Cabildo es racional, pero no es razonable. Tiene lógica: tomando nota de algunas experiencias del pasado (¿la de Julio María Sanguinetti cuando, hace treinta años, coincidió con el Frente Amplio en la campaña por la derogación de cinco artículos de la Ley de Empresas Públicas y logró ser electo presidente dos años después?), genera un hecho político extraordinario, enfatiza sus diferencias, y se desplaza hacia el centro (en la jerga politológica). Es racional desde este ángulo. ¿Es razonable? ¿No estará omitiendo Cabildo que pasaron treinta años y que lo funcionó en un momento puede no funcionar tres décadas después? ¿No estará omitiendo Cabildo Abierto que, desde la reforma constitucional de 1997, el eje principal de la competencia política es el pleito entre dos bloques? Dicho de otra forma: ¿cómo leen los votantes de la coalición, los que decidieron desplazar al Frente Amplio desde el gobierno a la oposición, esta inesperada alianza entre cabildantes y frenteamplistas?

Sospecho que serán muchos más los que la censurarán que aquellos que la celebrarán. Para ilustrar esto he puesto otras veces dos ejemplos que conviene recordar. La mayoría de los frenteamplistas nunca le perdonaron a Danilo Astori ser capaz de acordar con blancos y colorados. La mayoría de los blancos nunca le perdonó al recordado Jorge Larrañaga su amistad con José Mujica. Por cierto, me encantaría que la división entre los dos bloques que conviven de mala gana en nuestro sistema político, no fuera tan marcada. Nos haría mucho bien que, sin perjuicio de preservar sus diferentes identidades, unos y otros fueran capaces de mayores y mejores niveles de entendimiento. Hoy por hoy no es así. Las fronteras son entre las dos “patrias subjetivas” son rígidas. Los que tienden puentes, en lugar de ser premiados, suelen ser penalizados.

Cabildo tenía otra alternativa. Podría haber negociado con los demás partidos de la coalición. Prefirió seguir adelante con su plan. Si voy por la pista correcta, el senador Guido Manini Ríos, por ser fiel a sus ideas en materia de política económica, y en el afán de subrayar todavía más claramente ante la opinión pública sus diferencias con los demás socios de la coalición de gobierno, dio un paso en falso que, en el 2024, puede costarle muy caro. Debilitando a la coalición se debilita a sí mismo. Votando con el Frente Amplio desconcierta a los electores de la coalición. Creo que Cabildo conspira contra Cabildo. El tiempo dirá.

1 Ver: ¿Qué nos dicen las propuestas de los partidos políticos en Uruguay para el periodo de gobierno 2020-2025? - Diálogo Político (dialogopolitico.org)

Doctor en Ciencia Política, Docente e Investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, UdelaR

adolfogarce@gmail.com