Carrera ganadera por bajar emisiones de metano, entre innovaciones y tensiones

En este mes eso sucedió en Nueva Zelanda. Allí el gobierno  se ha comprometido a una reducción del 10% en las emisiones de metano de la agricultura y los vertederos de residuos para 2030, para llegar luego a una reducción del 24 a 47% para 2050, en comparación con los niveles de 2017. Eso en el marco de un objetivo de emisiones netas cero trazado para 2050.

Pero cumplir esas metas, como ya ha pasado en los Países Bajos, resulta extremadamente difícil y genera tensiones muy fuertes con los productores agropecuarios.

La propuesta del gobierno neozelandés para lograr esos objetivos –presentada a comienzos de octubre– causó muy mala impresión en los productores, que salieron a las calles a protestar, algo muy inusual en la isla.

Los productores habían presentado una propuesta inicialmente para alcanzar esos objetivos, de la cual el gobierno no tomó en cuenta algunos aspectos clave, lo que causó una fuerte molestia.

Parches sin cultivar

En particular, el esquema que se había presentado desde el sector productivo contemplaba dejar islotes o parches sin cultivar como zonas silvestres de biodiversidad, a las que se asignaba capacidad de capturar carbono y de esa manera compensar parte de las emisiones y aproximarse al cumplimiento de las metas.

Del mismo modo la propuesta del gobierno no reconoce la captura de carbono de los montes nativos, lo que resultó un golpe para contabilidades que esperaban contar con esos mecanismos para compensar las emisiones.

Los compromisos para bajar las emisiones de gases de efecto invernadero han generado tensiones en países habitualmente pacíficos y famosos por el desarrollo de su producción, como los de Oceanía y los Países Bajos, y podrían indicar tiempos por venir con definiciones difíciles en el Mercosur, donde el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea parece frenado por razones ambientales vinculadas a la producción agrícola.

La batalla en Nueva Zelanda

En Nueva Zelanda, el presidente de Federated Farmers, Andrew Hoggard, se ha opuesto firmemente al plan, diciendo que va a facilitar la conversión de establecimientos ganaderos en forestales.

“Federated Farmers está preocupado por el futuro de nuestros miembros”, dijo Hoggard. “Nosotros no suscribimos esta propuesta. Es desgarrador pensar que ahora tenemos esta propuesta del gobierno que le arranca el corazón al trabajo que hicimos”, dijo.

El plan del gobierno también estimó reducir la superficie dedicada a la cría de ganado ovino y vacuno en un 20% para 2030, y 5% para la producción lechera.

Beef and Lamb New Zealand, un organismo comparable al Instituto Nacional de Carnes (INAC) de Uruguay, manifestó igualmente preocupación porque el gobierno propuso reducir las categorías de secuestro reconocidas previamente. “Los criadores de ovejas y carne de Nueva Zelanda tienen más de 1,4 millones de hectáreas de bosque nativo en sus tierras que absorben carbono y es justo que esto se reconozca adecuadamente en cualquier marco desde el primer día”, dijo su presidente, Andrew Morrison.

En Holanda las restricciones a la producción generaron protestas inéditas que ahora están en una tensa pausa. El centro de la estrategia de los Países Bajos es reducir las emisiones de nitrógeno y como resultado del levantamiento de los productores se convocó a un mediador. Pero la solución que propuso esta semana también será seguramente resistida.

El mediador, Johan Remkes, dijo en el  informe de que presentó este miércoles y al que llamó “una línea de pensamiento, no un plan”, que “es necesario a muy corto plazo emitir mucho menos nitrógeno”. Pero la solución propuesta difícilmente conforme: sugirió que el gobierno compre en un plazo de un año a las empresas que sean entre 500 y 600 de los mayores contaminantes del sector agrícola. Dijo que al enfocarse en las granjas más grandes, solo el 1% de la comunidad agrícola se vería directamente afectada. Y agregó –según consigna la agencia Associated Press–: “Escribo esto con el corazón apesadumbrado, pero no veo otra manera”.

Estrategias uruguayas

La preocupación por las emisiones de gases de efecto invernadero están instaladas y, más allá de los cuestionamientos que se pueden tener respecto al impacto real de la producción de alimentos y fibras en ese problema, se trabaja activamente para minimizar las emisiones.

Elly Navajas, investigadora principal en Mejoramiento genético animal en el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), explicó que actualmente se están realizando mediciones de metano individuales en la raza Hereford y en varias razas ovinas (Merino Australiano, Corriedale, Merino Dohne y Texel), en proyectos vinculados a mejoramiento genético animal.

Estás mediciones se realizan en conexión con las pruebas de eficiencia de conversión. Esto permite investigar la asociación entre eficiencia de conversión y emisiones de metano, para poder cuantificar cuánto menos emiten los animales más eficientes.

Pero también generan información para estudiar la asociación entre consumo y desempeño animal (que se miden para estimar la eficiencia) con las emisiones de metano.

Es información que permite comprender mejor cómo es la relación entre las tres formas actuales de informar sobre emisiones: la emisión absoluta (lo que emite un animal/día), la intensidad de emisión (emisión en relación con kg peso o kg de lana) y el rendimiento de emisión (emisión por kg de materia seca de alimento consumida).

Esta información también es útil para los indicadores necesarios para hacer cálculos más precisos de huellas de carbono.

La información que se releva ya ha permitido avanzar en la estimación de parámetros genéticos como heredabilidades y correlaciones genéticas. La emisión de metano es una característica heredable, es decir que es factible llegar a animales que emiten menos metano por selección genética. Las correlaciones genéticas entre metano y las características productivas son relevantes para optimizar en la selección genética producción y mitigación de emisiones de metano.

Las mediciones de metano, así como las de eficiencia de conversión, se realizan en animales que son parte de las evaluaciones genéticas, o vinculados a ellas, de manera que los datos que se recogen se puedan volcar a dichas evaluaciones. Es información para investigación, y al mismo tiempo datos para la generación de herramienta tecnológica que son los DEP (valor genético).

Para facilitar la implementación y contribuir a mayores progresos por selección, también se cuenta con datos genómicos de manera de que además se puedan generar DEP genómicas. Navajas integra un equipo diverso de investigadores.

Por su parte, Georgette Banchero, directora interina del sistema de carne y lana, y Verónica Ciganda, coordinadora del Área de Recursos Naturales, Producción y Ambiente, explicaron que hay tres líneas de trabajo: la genética, la calidad de las pasturas que permiten mejorar la eficiencia y así bajar las emisiones, donde los taninos en particular colaboran con bajar las emisiones y ahí plantas como el lotus parecen promisorias y en tercer lugar la evaluación de aditivos, que empezarán a ser evaluados por INIA el año próximo. Esas tres líneas refieren a carbono, en tanto también se está trabajando en la reducción de óxido nitroso, un gas potente en su efecto invernadero.

Desde el sector privado

DSM registró en Uruguay un producto que reduce las emisiones de metano que ya está siendo aplicado en otros países. Según explicó el gerente de nuevos negocios Sergio Madrigal, el producto Bovaer es un producto que se mezcla con raciones o sales minerales y su ingrediente activo es un compuesto que inhibe la formación de metano en el rumen del animal, es una molécula compuesta por un bioalcohol y un nitrato que forma 3nop, que es el compuesto activo que bloquea la actividad de una enzima que es la que genera el metano en los microorganismos del rumen.

Podría en el futuro suceder que el productor reciba un precio especial por sus productos y que reciba pagos por créditos de carbono, o que en algún momento las empresas reciban créditos en condiciones más favorables, hay que buscar las alternativas para que el productor reciba compensaciones por reducir las emisiones.

El producto no tiene ningún impacto en el desempeño del animal, tiene un efecto neutral, ningún efecto negativo, cumple su función inhibiendo la generación de metano y no incide en ningún otro aspecto productivo, ese es el enfoque específico.

En el exterior ya hay varias empresas que están trabajando para agregar valor por esta vía, que por ahora se está usando mayoritariamente en ganado lechero, donde por haber un consumo mayor de materia seca el impacto es mayor aunque el funcionamiento es igual en ganado vacuno y lechero.

DSM está trabajando junto a empresas lácteas y supermercados “muy interesados en poner en sus estantes productos que tengan un beneficio ambiental”, indicó.