Chile a la vanguardia del hidrógeno verde y la transición energética

 Si los plazos se cumplen tal como se establecieron en el proyecto Haru Oni, pionero en el mundo, en marzo de este 2023 ya empezará el proceso de comercialización. La construcción comenzó en julio 2021, los primeros litros de eCombustible se realizaron en diciembre de 2022 y el mes próximo comenzaría la producción para su incorporación al sistema integrado de energía.

El proyecto es de la transnacional HIF (Highly Innovative Fuels, Combustibles Altamente Innovativos), cuya casa matriz está en Houston, Estados Unidos. La planta chilena está en Punta Arenas, al sur del país, donde puede aprovechar la energía eólica.

El proceso de fabricación del hidrógeno verde, según lo informa en su propia página web, surge del agua mediante un proceso de electrólisis realizado con energía eólica. Luego “combina el hidrógeno con el CO2 capturado de la atmósfera y mediante un proceso de síntesis se producirán los eCombustibles, incluyendo gasolina carbono neutral (eGasolina) y gas licuado carbono neutral (eGL)”.

Los eCombustibles son neutros en carbono, también son llamados combustibles ecológicos, producen cero emisiones de gases de efecto invernadero. El proyecto Haru Oni se convertirá en la mayor planta productora de combustible sintético limpio en América Latina.

Los desafíos de Chile por las energías renovables tienen una serie de ventajas comparativas.  En declaraciones públicas de junio de 2022, a tres meses de asumir la presidencia, Gabriel Boric dijo: “El hidrógeno verde es una alternativa real para una transición energética que nos lleve a un futuro más sustentable”.

Lo cierto es que Boric tomó la posta de lo que ya venía siendo una política de Estado, iniciada por Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, dos mandatarios de signos distintos pero que apostaron a la transición energética. Fue el turno de Bachelet cuando Chile firmó en 2015 el Acuerdo de París.

En 2022, con Boric en el Palacio de la Moneda, el país ratificó además el Acuerdo de Escazú y el Congreso aprobó una Ley Marco de Cambio Climático que fija como meta que el país deberá alcanzar la neutralidad de carbono a más tardar en 2050.

Ese es el marco en el cual se desarrollan proyectos para el hidrógeno verde que, además, le abren una ventana a futuro para la exportación de combustibles neutros en carbono.

El hidrógeno verde requiere inevitablemente de energías renovables, principalmente la solar y la eólica, y no puede generarse con energías fósiles o hidroeléctricas. Por su geografía, Chile presenta ventajas comparativas en ese plano.

Eduardo Bitrán, miembro del Partido Por la Democracia, de centroizquierda, ex vicepresidente de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) durante el último mandato de Bachelet, dijo a El País de Madrid: “El norte, con el desierto de Atacama, tiene la mejor radiación solar del mundo, no solo en intensidad, sino que también en el número de horas, lo que reduce significativamente el costo de producirlo. Y además tenemos Magallanes en el extremo sur de Chile con sus vientos importantes y estables, que transforman la región en una de las mejores zonas del mundo, sino la mejor, para producir hidrógeno verde”.

Tras el segundo turno de Bachelet, en 2020, fue el presidente de derecha Sebastián Piñera quien presentó la llamada Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde.

Para entonces, en el término de seis años, Chile había multiplicado por cinco su capacidad de generación de energía eólica y solar. La meta es llegar en 2030 a tener el 70% de su generación eléctrica en base a energías limpias.

El ambicioso proyecto incluye la generación del hidrógeno verde más barato del planeta apoyado en las ventajas climáticas comparativas tanto en el sur como en el norte. De lograrlo, Chile será exportador de ese “oro verde”. La actual crisis energética produjo un aumento de los costos de la energía de origen fósil, lo cual genera un atractivo para los inversores. De hecho, el canciller alemán Olaf Scholz hizo hincapié en el interés de su país por ser parte de ese proceso.

Chile, el primer productor mundial de cobre, comenzó a incursionar en la producción de hidrógeno debido a la minería, básicamente de los yacimientos de cobre, que representan el 10% del PIB del país. Sin embargo, la industria minera impacta en el ambiente, entre otras cosas porque el traslado de los minerales se hace en camiones que consumen naftas y en las minas se utilizan explosivos con amoníacos fabricados con gas de origen fósil. En esta transición, algunas empresas mineras ya tienen sus propias plantas de hidrógeno verde para comenzar a descarbonizar el proceso.

El proceso de generación de hidrógeno verde ya cuenta con seis proyectos licitados y acuerdos firmados con países europeos para su futura exportación una vez que esté cubierta una parte sustantiva del mercado interno.