ANGELA WEISS / AFP

Clima de cambio en EEUU

Biden lanzará un Green Deal, como en su momento hizo la Unión Europea

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08 de noviembre de 2020 a las 05:00

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Estamos en la era de frenar la pandemia y el cambio climático. La pandemia tendrá, se supone, una o varias vacunas. Se supone que algún día la miraremos como algo del pasado. El planeta en cambio se seguirá calentando durante todo este siglo y nuestro esfuerzo de estos años será para evitarle la catástrofe a nuestros descendientes tanto en este siglo como en el siglo próximo.

Estabilizar el clima o que el calentamiento se vuelva prácticamente irreversible es el gran desafío de la década. Por eso la elección estadounidense es tan crucialmente importante. La continuidad del representante de las petroleras y el carbón volvería muy difícil aplanar la curva de la temperatura. Alentaría a los que incendian selvas por una pingue ganancia económica de corto plazo. En esta misma semana de elecciones EEUU se ha retirado oficialmente de los acuerdos de París para frenar el cambio climático. Pero Joe Biden ha anunciado que lo primero que hará en caso de confirmarse su victoria electoral sería reingresar al esfuerzo del conjunto de países por evitar el caos climático. La victoria demócrata es también un triunfo tal vez ya irreversible ante la negación o el escepticismo frente a la gravedad del cambio climático. La negación quedará cada vez más en el terreno que ocupan los horóscopos o el terraplanismo, aunque la sostenga algún presidente de esta región.

Al momento de escribir esta columna el resultado es incierto. Pero todo hace pensar que el país de célebres amantes de la naturaleza como Benjamín Franklin, David Thoreau, Ralph Waldo Emerson, Walt Witman o Carl Sagan, apretará el botón de “undo” a un presidente que le dio la espalda a la ciencia tanto en el manejo de temas médicos o climáticos. Ganará la política de las decisiones basadas en ciencia y de la empatía del ser humano con el resto de los seres vivos. No todo son ganancias monetarias de corto plazo en la vida. Y no se trata tampoco de ir contra la racionalidad económica y la búsqueda de la prosperidad.

El mercado lo lee claramente. En esta semana las empresas vinculadas a la revolución tecnológica de la energía solar o de la movilidad eléctrica volaron. Incluidas las firmas de automóviles eléctricos que se lanzan a competir el liderazgo de Tesla. El futuro será irreversiblemente de las energías renovables, porque además la baja de costos de la energía solar sigue y así no será solo una preferencia desde lo conceptual la de la reconversión sino también será la lógica económica la que primará.

Con EEUU retomando con fuerza el intento por aplanar la curva de la temperatura mundial y las emisiones de los gases que generan el calentamiento, la globalización por lo menos en términos del cuidado del ambiente se recupera. EEUU, Canadá y la Unión Europea quedan alineados con Japón, que en octubre anunció su meta de ser carbono neutral para el 2050. Incluso China, el mayor contaminante del mundo anunció el objetivo de ser carbono neutro en 2060.

Pero hay mucho más, porque este miércoles el presidente de Rusia, Vladimir Putin anunció que su gobierno se alinea a los criterios del Acuerdo de París. Putin firmó un decreto ordenando al gobierno ruso que intente cumplir con el Acuerdo de París de 2015 para combatir el cambio climático, aunque destacó que cualquier acción debe equilibrarse con la necesidad de garantizar un fuerte desarrollo económico.

Rusia, potencia del petróleo y el gas, es el cuarto mayor emisor de gases de efecto invernadero del mundo, había hasta ahora evitado fijarse objetivos de emisiones obligatorios. En el decreto publicado el miércoles, día festivo en Rusia, Putin ordenó formalmente al gobierno trabajar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de hasta un 70% en comparación con los niveles de 1990 para 2030.

Y lo que es más importante para Uruguay, eso, dijo Putin, también significaría aprovechar la capacidad de los bosques y otros ecosistemas para absorber esos gases.

Uruguay deberá en algún momento anunciar su objetivo de neutralidad en el carbono, algo ya muy cercano si ajustamos las mediciones. Y sobre todo aprovechar las ventajas de nuestros bosques y praderas para absorber carbono, medirlo, certificarlo y valorizarlo.

Es curiosa la fecha elegida por Putin para su cambio de postura, en el mismo momento en que el cambio de signo político en EEUU parece consolidarse. Suma al momento político que generará la consolidación de Biden como presidente que, se sabe, lanzará un Green Deal, como en su momento hizo la Unión Europea.

Empieza un tiempo nuevo. El editor de economía del Sidney Herald, Ross Gittins, escribió esta semana que “la gran pregunta para (el primer ministro australiano) Scott Morrison y sus colegas es si quieren ser un gobierno que mire hacia atrás o hacia el futuro. ¿Quieren posicionar a Australia como el último gigante del mundo en vías de desaparición de los combustibles fósiles y pagar el precio de una relevancia cada vez menor para las necesidades cambiantes de nuestros socios comerciales, con toda la pérdida de empleo y crecimiento que ello implicaría?”

Será un problema para Bolsonaro resistir como único adalid de la negación del cambio climático y la quema de la Amazonia. Pero también una oportunidad que debería considerar. Biden ha ofrecido armar un fondo de US$ 200 mil millones para asistir a la moratoria del incendio de la Amazonia. Será tal vez un laboratorio en el que veremos de cerca el alcance de los estímulos que se generen a aquellos países todavía en desarrollo que se sumen a esta gesta de la humanidad por restaurar la estabilidad climática a las generaciones que nos sucederán. O de las sanciones que reciban quienes nieguen la ciencia y busquen un crecimiento irresponsable y de corto plazo.

Tal vez en la historia quedará escrito que unos pocos votos que llegaron por correo y con demora en Georgia y Pensilvania permitieron a la humanidad volver a unirse para solucionar el gran problema que pone en juego su propia existencia. A veces la democracia puede tener una belleza épica y la demora en el resultado agrega suspenso a un final feliz. Si este es el caso de la principal potencia mundial, lo sabremos en breve.

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