Cómo ser más visible en LinkedIn para posicionarte como referente

Es cierto que muchos son los que todavía piensan en esta red profesional sólo como una manera digital de tener un curriculum; como una especie de acumulación de CVs.  Pero, el crecimiento y desarrollo de LinkedIn -junto a la irreversible costumbre de buscar absolutamente todo en la web-  han ya dejado claro que contar solo con ello, que es lo básico, implica estar desaprovechando una herramienta destinada a potenciar la marca personal, posicionarte como referente y hasta atraer oportunidades profesionales. Díaz Robisco fue contundente en esto: No hay fórmulas mágicas pero se trata en esencia de moverse bien, y eso se logra con contenido.

En su trayectoria laboral, el español fue responsable de fábrica, jefe de Ventas, director financiero y director de recursos humanos, hasta que decidió emprender por su cuenta. Al poco tiempo su emprendimiento fracasó, pero rescata una frase que le dijo un cliente y que le hizo darse cuenta que no sabía vender lo que fabricaba. “Es que tú vendes un Ferrari envuelto en papel de periódico, me dijo. Un buen producto no se vende solo. Somos Ferraris, somos valiosísimos, pero no sabemos cómo comunicarlo”, apuntó Díaz Robisco, quien se definió a sí mismo como un “agitador”.

Para empezar a brillar en LinkedIn, recomienda trabajar en mejorar tres ejes fundamentales: el propio perfil, la interacción con los otros usuarios de la red y la publicación de contenidos.

La primera impresión

Nadie compraría un envase en blanco, advirtió al hablar de la foto del perfil. Cómo si fueras a ver a un buen cliente o si estuvieras en tu primer día de trabajo. Así describió el experto cómo debería ser esa primera impresión. Y si es una fotografía tomada por un profesional, mucho mejor.

Para el banner superior del perfil, recomendó deshacerse de las clásicas estrellitas con fondo azul que viene en el formato y dedicar unos minutos a encontrar una imagen adecuada que pueda transmitir qué hace la persona y cómo puede ayudar a los demás.

Ese mismo es el espíritu que debe orientar la descripción de la persona como profesional. Básicamente debe contener tres elementos: qué haces, para quién lo haces, y cómo lo haces.

En lo que se denomina el extracto – el texto ya más largo debajo del titular profesional- se puede ser más específico en la clase de ayuda, y en qué problemas se resuelven, además de mostrar tus pasiones.

El arte de conversar

Según Díaz, es necesario entender que la red te brinda valor, y es por ello que se hace imperioso estar conectado. Aconsejó no empezar a hacerlo cuando uno esté buscando trabajo (“se nota que lo necesitas y no queda bien”), sino que empezar a generar contactos cuanto antes porque los resultados se ven “entre los seis meses y  un año”.  

Otra recomendación fue la de comenzar conversaciones, una vez que se entra en contacto con una personas con la que te interesa estar vinculado. Es decir, no solo mandar el insulso mensaje automático de “Gracias por pertenecer a mi red de contactos”, sino mostrar interés por la otra persona encontrando puntos de contacto.  

Instó a empezar saludando por el nombre de la otra persona, y haber visto su perfil para hablar en el primer párrafo de ella y de los puntos en común. Luego, presentarse (sin vender) sólo explicando a qué te dedicas y proponerle un contenido relevante que hayas generado y que pueda serle de utilidad.

Tirarse a nadar

Para el experto, sólo recomendar (poner Me gusta) en artículos de otros y/o compartir contenido ajeno (como una frase motivacional o un artículo sobre liderazgo) es como tocar con la punta de los dedos el agua de una piscina para ver si está tibia. “O te metes o no te metes en la piscina. Compartir cada vez funciona menos; lo que funciona es publicar”, advirtió.

Para atraer a otros profesionales que comparten los mismos valores –y luego que se generen oportunidades de negocio- hay que visibilizarse ofreciendo ayuda y brindando opinión, destaca el experto.

En el webinar de la UM, Díaz presentó el denominado método TROYA para elaborar contenido que valga la pena publicar. Cada letra de TROYA remite a una parte de la fórmula:

• Titular que llame la atención: No hace falta que desvele, pero sí que ayude a seguir leyendo
• Resume el contenido con lo más importante de lo que estás compartiendo.
• Oxigena el texto: deja espacios entre párrafos, usa emojis y nombra al autor. No sólo por el respeto que le debes: si el autor interviene en tu publicación puedes acceder a su comunidad.
• (Y) Llamada a la acción: qué tiene que hacer la persona después de consumir tu contenido.
• Archivar el contenido utilizando hashtags: uno tuyo, que siempre uses por temática y otros por los que pudieses ser encontrado.

Díaz instó además a incorporar el video como forma de comunicación a través de LinkedIn.