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¿Cómo será la próxima coalición multicolor?

¿Cómo será la próxima coalición multicolor? Escribe Carina Novarese
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10 de diciembre de 2023 a las 05:00

Las coaliciones nacen por necesidad o por conveniencia, o por necesidad y conveniencia al mismo tiempo. En realidad, son bastante extraordinarias las que se originan por alineaciones ideológicas y ese no fue el caso de la coalición multicolor que se creó, de apuro pero muy efectivamente, para ganar el balotaje de 2019. La coalición de este presente, entusiasta en ciertos casos y a regañadientes en otros, no es la misma que la de las últimas elecciones y, aunque su gran fortaleza es que se mantuvo viva a pesar de las enormes diferencias de sus partes, ahora deberá repensarse y hasta organizarse de manera más formal, dicen dirigentes de más de un partido.

No es la misma por muchas razones. En 2019 el desafío aglutinante era ganarle a un partido que estaba en el poder desde hacía 15 años y que iba a ser el más votado nuevamente. Su contrincante era un candidato blanco con grandes chances de ganar en un balotaje. Aunque la distancia entre el Partido Independiente y Cabildo Abierto, por mencionar dos extremos, es grande, el hilado de esta coalición se dio casi naturalmente, porque era la única chance de que el gobierno cambiara. 

Ese trabajo artesanal estuvo a cargo del presidente Luis Lacalle Pou y fue su impronta y su forma de relacionarse la que definió su funcionamiento. Hubo amenazas de ruptura y algún portazo, pero las puertas nunca se cerraron del todo. Incluso ahora, con serias diferencias que se han hecho públicas -sobre todo con Cabildo Abierto- parece improbable que se desarme, porque el nuevo objetivo es el mismo que en 2019: ganarle a un Frente Amplio que según la última encuesta de Factum, de hace poco días, sería votado por el 42% de los uruguayos, frente a un 45% que votaría al resto de los partidos que conforman la coalición.

Por eso tiene sentido el reconocimiento explícito que hizo el precandidato del Partido Nacional y actual secretario de la Presidencia, Alvaro Delgado, cuando declaró en entrevista con El País que la coalición debe subir un “nuevo escalón” y que un próximo gobierno debería tener una mesa de coordinación de los partidos oficialistas.

Su propuesta va en sintonía con lo que reclaman varios líderes, en particular Robert Silva y Guido Manini Ríos, y es un punto a favor de un candidato que se percibe como el “delfín” del presidente y que, por eso mismo, debe empezar a marcar diferencias y pedir cancha. Delgado considera que luego de las elecciones que él pretende ganar, “vamos a tener una estructura diferente de la coalición. Porque esta etapa de maduración nos hace ver con introspectiva que tenemos que pasar a un nuevo escalón, con una mayor coordinación colectiva, más estable. Y es un desafío que yo lo voy a plantear”.

Hasta ahora las buenas y las malas se administraron con una figura central fuerte, la del preidente. Hubo momentos álgidos -el principal de los cuales fue tal vez la renuncia obligada de la ministra de Vivienda, de Cabildo Abierto- hubo vendettas disfrazadas de movidas políticas y hubo actos de generosidad de dirigentes y partidos que en otras épocas eran la némesis de los blancos. 

Con descoordinaciones y líos incluidos, la coalición no fue un gran problema para este gobierno. En este fin de año la Asamblea General no logró alcanzar los votos para levantar el veto parcial del presidente a la ley aprobada en el Parlamento para cubrir los créditos laborales de exfuncionarios de Casa de Galicia. En los hechos la coalición votó dividida, como en otras ocasiones, en eso no hay drama. Pero esta vez no fueron solo los legisladores de Cabildo Abierto los disidentes, sino también el senador nacionalista Sergio Botana, César Vega del PERI y el colorado Germán Cardoso, que sumaron sus votos al del Frente Amplio para intentar levantar la observación.

Lacalle hizo algunas llamadas desde Brasil, donde se encontraba participando de la cumbre del Mercosur, y se aseguró hasta la lealtad de la ministra de Salud, Karina Rando, que aunque cabildante dijo públicamente que estaba de acuerdo con el veto presidencial porque era lo mejor para el país.

La pregunta ahora es qué forma adoptará la coalición multicolor, qué pedirán a cambio los líderes para sus partidos luego de cinco años de gobierno y qué estará a dispuesto a conceder el contendor por ahora con más chances, Delgado según las encuestas. Con aciertos y tropezones, esta coalición multicolor le dio la presidencia a Lacalle Pou y el apoyo parlamentario que el gobierno no tenía. Pero las reglas cambian, las ambiciones también y Delgado no es Lacalle Pou.

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