Espectáculos y Cultura > ARTES VISUALES

¿Cómo son los uruguayos que gastan miles de dólares en arte? El perfil de los compradores locales

El mercado del arte en Uruguay se mueve entre compradores conservadores y coleccionistas exóticos
Tiempo de lectura: -'
30 de julio de 2023 a las 05:04

Ignacio Iturria. Scroll. Juan Manuel Blanes. Scroll. María Freire. El dedo índice se desliza por la pantalla del teléfono entre las obras de una serie de artistas uruguayos. Pedro Figari. Scroll. Carmelo de Azardún. Scroll. José Cuneo. El martillo virtual va cayendo lote a lote hasta que 115 de las 144 piezas son vendidas. Carlos Páez Vilaró. Scroll. José Gurvich. Scroll. Pedro Blanes Viale. ¿Quiénes compran obras de arte en Uruguay?

Antes de resolver la pregunta, lo primero es entender cómo funciona el sistema del arte. Es un organismo complejo en el que cada parte tiene influencia sobre la siguiente y el conjunto se vincula a la salud del mercado. Artistas, curadores, galeristas, museos, instituciones educativas, remates, medios especializados, políticas públicas, historiadores, empresas, marchantes, compradores, academia, organismos estatales. Una serie de agentes interdependientes que pueden introducir cambios en el sistema.

En este esquema, un remate se trata de un “segundo mercado” que se encarga básicamente de vender obras que los privados desean poner de nuevo en el mercado. “Se vendió un alto porcentaje y no hubo un solo comprador, fueron muchos compradores de pintores clásicos y pintores modernos también”, explicó a El Observador Héctor Bavastro, director de la casa de subastas que este jueves remató la pinacoteca del empresario Juan Kobylanski, entre otros, y señaló que a través de la plataforma online suelen participar compradores tanto de Uruguay como del exterior.

Un 3% de la venta se destina a Agadu por concepto de derecho de autor, a menos que el vendedor sea el heredero del artista, indicó Bavastro.

Diferente es el funcionamiento de las galerías, que también promueven el “primer mercado”. El modelo de galerías contribuye a una producción artística a largo plazo: apoya la inclusión de los artistas con los que trabaja en exposiciones nacionales e internacionales, en becas o residencias, y acompaña la evolución de su carrera. Se trata de un agente de promoción profesional.

Silvia Arrozés, directora de la Galería del Paseo en Manantiales, considera que si bien el mercado en Uruguay es "ciertamente limitado” en los últimos años se han generado una serie de aperturas de sitios que promueven la actividad cultural en el este del país: tanto la fundación del Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry como el emplazamiento de la Fundación Amalia Amoedo o la instalación de Ta Khut de James Turrell en la Posada Ayana de José Ignacio. “Hay una serie de centros culturales importantes que han generado una activación de la vida cultural y también del mercado del arte”.

Si bien la actividad aumenta durante los meses de verano, Arrozés señala que los últimos inviernos son diferentes que los inviernos de hace cinco años atrás, lo que ha extendido esa activación al resto del año.

“En cuanto a mi público objetivo generalmente mayoritariamente es un público extranjero, que es un público que viene con otra apertura a distintos lenguajes visuales”, sostuvo.

Galería Del Paseo

Diana Saravia, que está al frente de la galería que lleva su nombre, marca una diferencia entre el movimiento del arte en Maldonado y Montevideo. “En la temporada Punta del Este es el lugar donde todo sucede. Después Montevideo se convierte en el centro de la movida cultural, pero eso no quiere decir que tengamos más ventas”, consideró, e indicó que en la capital “hay pocas galerías” mientras que sobresale la tarea de los museos.

Saravia entiende que es un momento en el que el mercado puede estar “deprimido” en comparación con años anteriores. “Como galerista en 24 años de trayectoria creo que este momento es uno de los más lentos de consumo. Teniendo en cuenta que para una galería con el tipo de obra que manejo es bastante más deshonesta la competencia de los remates o de las redes sociales, donde la gente prefiere comprar mediante una computadora en una subasta”, indicó. La venta directa, considera la galerista, puede servir al artista momentáneamente pero puede resultar "contraproducente" a largo plazo. 

Galería Diana Saravia

La curadora Laura Bardier inauguró hace diez años la feria EsteArte en Punta del Este, en los que se ha convertido en un nodo del mercado.

“Cuando empecé la feria, una de las conversaciones que tenía con la mayor parte de los artistas uruguayos era que vivían de otra cosa y trabajaban como artista en su tiempo libre. Y no es ideal. Vos no irías a un dentista que trabaja de mecánico de autos de lunes a viernes. Lo mismo es en un sistema del arte que uno quiere, por ejemplo, vender sus obras”, sostuvo.

En este sentido, Bardier señala que la feria pretende promover artistas jóvenes, emergentes, experimentales. Una política para participar, por ejemplo, es que todas las galerías tienen que tener por lo menos una obra de un artista mujer o una persona no binaria. 

Además, sostiene que uno de los objetivos de la feria fue contribuir a la generación de una sinergia entre diferentes actores del sistema: que las instituciones, las galerías, los museos, los remates, puedan trabajar en colaboración. 

“En los últimos diez años he visto un cambio importante en varios aspectos de lo que es el sistema del arte. Esa cultura de trabajar en la cultura de la chacrita, como se dice en Uruguay, esa sensación de trabajar en pequeños grumos, ha cambiado. Creo que hay menos desconfianza y hay un espíritu de mayor colaboración que antes. Y eso es muy importante, porque trabajar en sinergia hace un sistema del arte fuerte, sano y perdurable”, dijo Bardier a El Observador.

Uruguayos y uruguayas al arte

El consenso general entre los agentes entrevistados es que el uruguayo es “conservador” al momento de comprar obras, al menos en comparación con coleccionistas de otras nacionalidades. Sin embargo, observan modificaciones en el comportamiento de los compradores en los últimos años.

“El uruguayo mantuvo siempre un perfil muy bajo, relacionado con cualquier parte del mundo. En este momento creo que está cambiando un poco”, sostiene Saravia.

“Tengo pocos clientes uruguayos, sin embargo tengo algunos que son fieles e interesantes. Este público es más conservador, quizás va más a lenguaje visual más seguro, pero hay un cambio lento que se va produciendo. El comprador uruguayo viaja, va a ferias y demás, por lo que hay una apertura mental como para apreciar otras formas del arte contemporáneo”, sostuvo Arrozés.

Martín Castillo, fundador y director de Galería Sur, señaló que en los últimos diez años la base de los artistas uruguayos “se fue ampliando en un movimiento más hacia el arte contemporáneo”.

Galría Sur

“Hasta hace unos pocos años el arte uruguayo estaba más centrado en el arte moderno y a partir de unos ocho o diez años atrás para acá incursionaron con mucha más fuerza los artistas contemporáneos”, señaló. Y, en concordancia con esta ampliación, también los compradores se han acercado más a este tipo de obra.

“La gente va descubriendo el arte y se va enamorando, buscando un lenguaje que sienten que es compatible con lo que están viviendo. Tiene que ver con un periodo histórico. Hay una sintonía entre la gente que está comprando y el interés en el arte y los artistas. Creo que el cambio principal se dio por ese lado: el mercado interno amplió la base", agregó.

Bardier asegura que los que “mantuvieron” la feria por muchos años han sido los compradores argentinos, brasileños y europeos. “No es el uruguayo, que eso es una cosa que la verdad me entristece mucho, porque el uruguayo tiene todavía –aunque hay excepciones– una tendencia de comprar artistas ya fallecidos, hombres, reconocidos dentro de ciertos circuitos y no hay una no hay una inversión hacia el futuro. Hay personas que están comprando cada vez más con una visión en artistas que están viviendo hoy, más jóvenes, pero no es la mayor parte". 

En contraposición, señaló que el comprador argentino, brasileiro o europeo que además de investigar de dónde viene un artista, con qué galería trabaja o qué muestras ha tenido para saber el valor económico y cultural de la obra también tiene "una visión hacia el futuro". 

"Muchas veces los compradores tienen esa visión de contribuir al futuro y la carrera del artista, que no sucede mucho con los compradores uruguayos. Pasa pero son pocos. En general el comprador uruguayo tiene una una tendencia a ser más conservador, ir por lo seguro, que también es porque creo que son los ámbitos en los cuales ha tenido acceso", acotó.

Feria Este Arte

¿Por qué comprar una obra? Según los agentes consultados, los uruguayos muchas veces compran porque les gusta la pieza, por que les emociona o por qué crea efectos “rizomáticos” en el espectador. Hay quienes la adquieren con un fin meramente decorativo. Algunos lo hacen porque quieren sostener o contribuir a la carrera y la producción de un artista. Otros, lo entienden como una inversión.

El valor económico de la obra también es parte de la ecuación. Y en este sentido, según los agentes consultados, los clientes locales tienden a jugar a lo “seguro” antes de lanzarse a la especulación del mercado. 

“Con las obras del arte hay una expectativa de que tengan valor en el futuro. Hay un acuerdo general histórico de que eso pasa, pero no siempre pasa porque para que suceda hay una cantidad de agentes y sistemas que tienen que trabajar que van más allá del artista y la galería”, señaló la director de EsteArte.

Una aclaración que introduce Bardier está vinculada al concepto del “valor” del arte.

“Una cosa es el valor histórico, el valor museal de una obra, el valor cultural y social que tienen ciertas prácticas artísticas. Después está el valor económico, que no necesariamente va de la mano. Hay artistas cuyo valor de sus obras está estimado en altos números económicos y no necesariamente esos son los artistas que van a quedar en la historia“, explicó.

Varios actores del sistema también desmitifican esa idea de que para comparar obras hay que tener mucho dinero. No necesariamente es así. “Hay para todos los bolsillos. El nivel de la calidad del arte es muy reconocida a nivel internacional y también es reconocido a nivel local, los precios son valores razonables y la gente se mueve: el arte es algo que atrae”, dijo Castillo, que considera que la pandemia pudo haber tenido efectos en los parámetros, el gusto y las ganas vinculada al arte.

"Todos podemos tener acceso a arte. En la feria las galerías venden obras a 200 dólares. Uno tiene que tener 200 dólares para gastar en algo que es aparentemente superfluo, tiene que tener ciertas cuestiones económicas básicas resueltas pero no es que se completamente inaccesible", dijo Bardier. 

Coleccionistas: una especie exótica en Uruguay

A principios de la década del 60, Dorothy y Herbert Vogel –una bibliotecaria y un empleado de la agencia de correos– se propusieron dedicarse al coleccionismo. La pareja decidió adentrarse en una búsqueda de conocimiento guiados por la intuición, en la que acumularon una colección de más de 4000 objetos de algunos de los artistas más renombrados del mundo, a lo largo de cuatro décadas, en su pequeño apartamento de Manhattan. 

Hay quienes compran obras de arte cuando en las paredes de su casa ya no tienen espacio y la adquisición de piezas se convierte casi en una aventura intelectual, pero también en una forma de promocionar el arte y en desafío de "descubrir" nuevos talentos. También están, claro, los que lo cultivan como un negocio.

"Muchas veces los coleccionistas no simplemente acumulan obras sino que promueven las carreras de ciertos artistas", sostuvo Laura Bardier y agregó: "Yo he trabajado con coleccionistas que compran 30 obras de un mismo artista porque creen ese artista y quieren dar la posibilidad para seguir trabajando. O le compran al mismo artista por 40 años. Eso es un tipo de compromiso. El coleccionista tiene un compromiso en el arte que es muy raro, no es muy común".

El coleccionista es una especie inusual. Especialmente en Uruguay. En este aspecto coincidió Martín Castillo y señaló que es un área en la que puede haber un crecimiento: “El coleccionismo es una cultura que se va inyectando desde abajo, desde que uno es chico, es una pasión que uno va adquiriendo. Yo diría que acá es muy incipiente el coleccionismo, aunque hay algunas coleccionistas pero falta mucho. En ese sentido creo que todavía no estamos ni por asomo en lo que debía empezar a ser. Tiene que desarrollarse muchísimo más”, consideró.

"Hoy en día se habla muchísimo de los coleccionistas, pero en el mundo son muy pocos. Hay mucha más gente que simplemente compra arte y está bien. La mayor parte del sistema del arte se mantiene gracias a los compradores, no a los coleccionistas, porque si uno dependiera solamente de los pocos coleccionistas que existen en el mundo el sistema del arte no funcionaría. Sería imposible", dijo Bardier. 

La directora de EsteArte opina que es necesario desarrollar la mentalidad del comprador de arte, que aunque sea ocasional también puede implicar un compromiso. 

"Uno puede ser comprador de arte y también tener un compromiso a desarrollar. Necesito apoyar en otras cosas que no necesariamente son grandes inversiones económicas: en asistir a exposiciones, a promover, a conversar, a expandir la obra del artista más allá de lo que es simplemente la compra", concluyó.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...