Camilo dos Santos

Contra el voto obligatorio

Es hora de recordar las Instrucciones del año XIII cuando Artigas recomendaba “promover la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”. Ya parece que al pensamiento artiguista no se le presta mucha atención. Una pena

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14 de noviembre de 2021 a las 05:00

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Hace un par de días, el ministro de Trabajo y Seguridad Social, Pablo Mieres, manifestó en conferencia de prensa que “no le parece sensato” que sean obligatorias las elecciones para elegir autoridades sociales en el Banco de Previsión Social (BPS). Las mismas se realizarán el próximo 28 de noviembre y quien no vote sin justificación será sancionado con una multa. Eso es  lo que establece la ley 16.241 de 1992 y el episodio se repite cada cinco años.

Al ministro Mieres le parece incluso menos sensato que haya “sanciones pecuniarias” para quienes no concurran a votar. Y supongo yo que le parecerá “menos sensato aun si cabe” que en el caso de los trabajadores, las empresas sean solidariamente responsable de la multa. Como si las empresas tuvieran que estar atrás de todos sus trabajadores para asegurarse de que irán a votar. Incluso tienen que ir a votar las empresas y enviar un apoderado al acto comicial del domingo 28. Y hasta las empresas unipersonales deben hacerlo.

Mieres recordó que cuando era senador en el periodo de gobierno pasado presentó un proyecto de ley para sacar la obligatoriedad a estas elecciones en particular, pero que su iniciativa no tuvo eco en el arco político. “No tuve suerte, sigue siendo obligatorio y el que no va a votar tiene que pagar una multa”, dijo. Claro que no tuvo suerte. Lo raro hubiera sido que la hubiera tenido y que su propuesta libertaria hubiera sido aprobada por el Parlamento.

Y el ministro fue aun más lejos. Se pronunció en contra del voto obligatorio para elegir autoridades de la  Universidad de la República en la que todos los egresados tienen que ir a votar. Mieres se preguntó “¿qué vinculación tienen con la Universidad? Muy poca o ninguna. Simplemente haber sido exalumnos. No tiene mucho sentido votar para quién va a gobernar esa institución”. El ministro tiene razón. No tiene sentido que sea obligatorio el voto en el BPS y en la Udelar. Es algo que va contra el sentido común y contra la libertad individual. ¿Por qué se requiere el voto obligatorio? ¿No seria mejor dejar en manos de los trabajadores, jubilados y empresarios la decisión de ir a votar? ¿No tienen acaso la responsabilidad de hacerlo si les parece oportuno? Y lo mismo con alumnos, profesores y egresados de la Universidad de la Republica. Que voten por sus autoridades ya es algo discutible pero que sea obligatorio es algo inadmisible. Algo insólito. Algo propio de un país que no valora la libertad de sus ciudadanos o de quienes pasaron por la Universidad. Una obligatoriedad que remite a la obligatoriedad del voto en los comicios nacionales y que también es discutible. Debería dejarse en mano de cada ciudadano la decisión de ir o no a votar. La obligatoriedad en actos comiciales es algo poco recomendable. Se podrá argumentar que la apatía ciudadana favorece a tal o cual sector político. No tiene sentido. En las principales y más antiguas democracias del mundo no hay voto obligatorio y no se cae el mundo. Es más, se fomenta la responsabilidad cívica en lugar de imponerla a fuerza de multas y sanciones pecuniarias.

El involucramiento de los ciudadanos, o de los universitarios o de los actores del BPS debe fomentarse pero no imponerse. Poca ayuda se da con esa obligatoriedad a la responsabilidad individual.

Pero parece que la libertad y la responsabilidad no están de moda por más que el presidente Lacalle Pou y su gobierno las hayan impulsado con éxito en las horas negras de la pandemia del covid 19. Pero más allá de eso, que tuvo muchos opositores, la libertad no está bien vista. Sí lo está el libertinaje o el abuso de la libertad. Es hora de reflexionar a fondo. Y el acto del 28 de noviembre puede ayudar a razonar, por el absurdo, que no es razonable obligar a ir a votar en las elecciones del BPS o en las universitarias. Es hora de formar ciudadanos libres y responsables que tomen sus propias decisiones. Es hora de recordar las Instrucciones del año XIII cuando Artigas recomendaba “promover la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable”. Ya parece que al pensamiento artiguista no se le presta mucha atención. Una pena. 

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