Opinión > CARTA DEL DIRECTOR

A veces son golpes y otras no

A veces son golpes y otras no. Carta del director, por Ricardo Peirano
Tiempo de lectura: -'
18 de diciembre de 2022 a las 05:00

Qué cosa curiosa la forma en la que reaccionan ciertos gobiernos latinoamericanos de izquierda y algunos de sus pares europeos, sobre todo cuando ya no ostentan el poder! Normalmente, según todas las definiciones habidas y por haber, la disolución del Parlamento por parte del presidente y el paso a gobernar por decreto se llama en castellano común, entendible por todos, “golpe de Estado”. No importa lo que haya pasado antes y lo que pase después. 

Fue lo que pasó hace unos días con el expresidente peruano Pedro Castillo. Enfrentado a una posible moción de censura parlamentaria –prevista en la Constitución aunque ahora se demuestre algo poco útil para la estabilidad política del país–, el exmandatario se adelantó un par de horas, disolvió el Congreso, decidió convocar a una Asamblea Constituyente (el dichoso virus refundacional que recorre América Latina con grave daño a las instituciones y a la estabilidad democrática) y mientras tanto  gobernar por decreto ley, que es lo que todo presidente con algún tic autoritario ansía. 

La jugada le falló a Castillo porque no tenía los apoyos mínimos para hacerlo. Ni las Fuerzas Armadas, ni la gente, ni la convicción de su equipo. A las dos horas, el Congreso se reunió y destituyó a Castillo por delitos mucho más graves que por los que pensaban juzgarlo, entre ellos el de sedición. Y Castillo, en vez de irse a su casa, terminó en prisión.

Siguiendo el orden constitucional, asumió la vicepresidenta Dina Boluarte. Y desde entonces trata de formar un gobierno de unidad nacional hasta que se celebren nuevas elecciones. La situación no está nada sencilla y las protestas se esparcen por todo el país. El pasado miércoles Boluarte declaró estado de emergencia. 

Esto pasa en Perú, país sujeto a una inestabilidad sin igual producto de la corrupción y de la fragmentación de los partidos políticos. Han tenido seis presidentes en los últimos tres años. Varios de ellos han sido enjuiciados por corrupción, entre ellos Ollanta Humala y su esposa, Pedro Kuczynski y Alejandro Toledo. Pocos han logrado terminar su período constitucional. Es un problema de los peruanos arreglar sus problemas. 

A principios de este siglo se habían convertido en una economía muy dinámica pero eso se perdió en algún momento de la segunda década.

El problema principal es como varios países de América miran este proceso. Algunos condenaron sin dudar el golpe de Estado de Pedro Castillo. Otros lo miden con una vara distinta. 

Fue lo que ocurrió con el comunicado que emitieron los gobiernos de Argentina, México, Bolivia y Colombia, que pidieron el lunes 13 salvaguardar la vida del expresidente Castillo, y “respetar la voluntad popular”. Los gobiernos de esos cuatro países expresaron “su profunda preocupación por los recientes sucesos que resultaron en la remoción y detención de José Pedro Castillo”, al que aún consideran presidente de Perú y que ven como “víctima de un antidemocrático hostigamiento”. 

En un comunicado conjunto, los cuatro países aseguraron que Castillo, quien intentara un fallido golpe de Estado, está siendo “objeto de un tratamiento judicial de la misma manera violatorio” y pidieron que se respete la “voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas”.

Que se respete la vida y la integridad física de Castillo es totalmente de recibo. Que se respete la “voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas” ¿qué quiere decir? ¿Restituir a Castillo? Sería incongruente porque si bien Castillo fue electo por voluntad popular, también lo fue la vicepresidenta Boluarte y el Congreso, que fue quien lo destituyó de acuerdo al mecanismo de impeachment establecido en la Constitución. O sea, hasta ahora “la voluntad ciudadana que se pronunció en las urnas” se ha respetado. El único que no respetó esa voluntad fue el propio Castillo cuando disolvió el Congreso y llamó a una Constituyente. Quien no vea esto, es porque no quiere ver o tiene unas anteojeras ideológicas muy fuertes.

Que no iba a ser fácil gobernar para Castillo era evidente ya que en primera vuelta no llegó al 18% de los votos. 

Era obvio que no tendría mayoría en el Congreso e, incluso, que el mismo le sería hostil. 

Pero ello no lo habilita a disolver el Congreso y gobernar por decreto. 

Las tensiones entre Ejecutivo y Legislativo son parte de la historia política de todos los países. Por algo el Parlamento nació para controlar al soberano.

No es de recibo decir que Castillo fue “víctima de un antidemocrático hostigamiento”. Porque para opinar sobre ello hay que inmiscuirse en los asuntos internos de otro país, lo que contraviene el principio de no intervención. 

Un principio que muchos gobiernos de izquierda esgrimen cuando se les pregunta por la legalidad de los gobiernos de Maduro y de Ortega.

Pero para López Obrador, Luis Arce, Gustavo Petro y, en menor medida, Alberto Fernández, ellos sí están investidos por no se sabe quién de la potestad de meterse en asuntos internos de otros países para decir hoy que a fulano lo “hostigan” y mañana que el proceso judicial a mengano (o mengana) es producto de lawfare del Poder Judicial corrompido por los medios de comunicación. 

Tal manejo de las relaciones internacionales solo conduce al abismo. Y a dar pie a que de otro lado se haga algo similar. Y que Donald Trump no reconozca que perdió las elecciones. Algo que debe hacer aunque no las haya perdido. Como hizo John Kerry en el año 2000 a la media hora del fallo de la Suprema Corte de Justicia sobre la votación del estado de Florida.

Si América Latina quiere encontrar un camino hacia un futuro mejor para sus habitantes tiene que empezar por aplicar el mismo rasero a todos los golpes de Estado y a todos los procesos judiciales. 

El comunicado de estos cuatros países (hay que señalar que Argentina fue dando marcha atrás con el correr de los días y, en los hechos, ha reconocido el gobierno de la Boluarte) no ayuda en nada a la fortaleza institucional del continente. Y sin fortaleza institucional, los avances económicos y sociales serán siempre efímeros.

    Comentarios

    Registrate gratis y seguí navegando.

    ¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

    Pasá de informarte a formar tu opinión.

    Suscribite desde US$ 345 / mes

    Elegí tu plan

    Estás por alcanzar el límite de notas.

    Suscribite ahora a

    Te quedan 3 notas gratuitas.

    Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

    Esta es tu última nota gratuita.

    Se parte de desde US$ 345 / mes

    Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

    Elegí tu plan y accedé sin límites.

    Ver planes

    Contenido exclusivo de

    Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

    Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

    Cargando...