Diego Battiste

Coronavirus aplaza autocrítica del Frente, que arrastra heridas de la campaña

La izquierda tenía previsto abordar una evaluación del ciclo electoral y discutir la renovación de sus autoridades

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06 de abril de 2020 a las 05:00

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La autocrítica había quedado para después de mayo, pero luego mayo se transformó en octubre. El coronavirus implosionó todos los calendarios y cronogramas políticos y en la marcha se llevó por delante el largo proceso que tenía pautado el Frente Amplio para hacer una evaluación de la derrota electoral de 2019 y reordenar las fichas en su interna. 

Como la izquierda había definido esperar a que cerrara todo el ciclo, que se extendió hasta octubre de este año con el aplazamiento de las departamentales, el análisis fino y la introspección tan esperada por sus protagonistas quedó en el congelador.

En el Frente Amplio dan por hecho que la parálisis –social, sanitaria y económica, primero, y político-partidaria en segundo lugar– postergará la discusión al menos hasta que termine la emergencia sanitaria, y que podría prorrogarse hasta finales de 2020, cuando ya se cumpla un año de la victoria de Luis Lacalle Pou ante Daniel Martínez. 

“Habíamos dicho de esperar a que pasaran las elecciones, que serán en octubre. Y estas cosas tienen que discutirse cara a cara y no en forma virtual”, contó un delegado sectorial a El Observador. El secretario general del Partido Comunista, Juan Castillo, dijo por su parte que la emergencia sanitaria “corrió todo” y “abrió un paréntesis político que parece durará al menos tres meses”. “Pensábamos que después de mayo, ya en junio y julio podíamos encaminar ese proceso. Ahora entre la crisis y el corrimiento de las elecciones todo indica que quedará para octubre y noviembre”, opinó.

Todo ello ocurre en un contexto de tensiones y jaloneos en la interna frenteamplista, marcados por la debilidad de su presidente Javier Miranda, el reposicionamiento de Tabaré Vázquez, las pujas políticas entre los sectores y las heridas de la campaña que aún no cicatrizaron y afloran en cada debate que tiene la actual oposición. Ello incluye desde los “errores” en la conducción política hasta el manejo de las finanzas, un asunto que ha generado rispideces entre sectores, presidencia del Frente y el comando de Daniel Martínez.

El proceso

En diciembre, el Plenario del Frente aprobó una resolución en la que se incluyó el llamado a un nuevo Plenario en agosto de 2020 para realizar "la evaluación de la marcha del proceso de balance y discutir la convocatoria a elecciones internas". El párrafo final modificó una moción inicial de las bases que pedían fijar en ese momento el cronograma para los comicios. 

La convocatoria a elecciones iba de la mano con el avance del proceso de autocrítica en el que se sumió la izquierda desde la derrota. En los principal sectores entendían que un recambio en 2020 permitiría cerrar una etapa rápidamente y empezar a consolidar al Frente Amplio de cara a las elecciones de 2024. La idea era que la nueva dirección reflejara el resultado de esa evaluación y encauzara el barco opositor con ese perfil.

Pero entonces llegó el coronavirus y alteró todos los planes. Entre los sectores analizan cómo avanzar, pese a la emergencia, en soluciones a los "serios problemas de dirección" que ven en el Frente Amplio. A Miranda se lo responsabiliza internamente por el "debilitamiento" y "desgaste" de la fuerza política, y se lo cuestiona también por el manejo de las cuentas partidarias.

La salud financiera del Frente Amplio ya era frágil desde la campaña electoral, pero las facturas de la campaña dejaron mayores heridas. 

Tras el golpe recibido en primera vuelta, la presidencia escatimó recursos para la candidatura de Martínez, y eso acentuó las tensiones entre unos y otros. Blanca Elgart, vicepresidenta del FA y responsable de las finanzas, le advirtió al equipo del exintendente que no se podía hipotecar la solvencia económica de la organización ante la posibilidad cierta de no llegar al gobierno (mucho más después en la campaña del balotaje). 

En el comando del candidato presidencial cuestionaron a la dirección partidaria por haber gastado dinero tempranamente en una campaña publicitaria (aquella del eslogan "Mismos principios, nuevos sueños") que luego se pudo amoldar a la estrategia de Martínez. Desde el equipo de Miranda argumentan en cambio que el "posicionamiento de marca" era necesario para llegar de buena manera a la carrera electoral. 

A esa situación se sumó el enojo de los sectores con los atrasos en los pagos correspondientes y las deudas que asomaron con la pérdida del gobierno. Tras la derrota, el semanario Búsqueda divulgó que Miranda planteó al Secretariado Ejecutivo del FA una serie de despidos y seguros de paro para distintos funcionarios, y que algunos sectores reclamaron que el presidente se bajara el sueldo.

Tras los movimientos tectónicos en el FA subyace una compulsa por definir quién conducirá el estandarte de la oposición y cómo se encarará la estrategia con miras a retornar al gobierno en 2025. 

Los principales sectores de la izquierda no se sienten representados por Miranda, pero hasta la fecha es quien actúa como principal interlocutor ante el gobierno de Lacalle. El presidente del FA mantiene un diálogo fluido con el secretario de la Presidencia Álvaro Delgado y encabezó la delegación opositora que se reunió el martes pasado con el presidente en Torre Ejecutiva. 

En los meses posteriores a la derrota electoral, Miranda estrechó vínculos con Tabaré Vázquez. Primero promovió un homenaje a su trayectoria organizado por el Frente Amplio, luego lo declaró presidente de honor de la fuerza política y la semana pasada le otorgó la posibilidad de coordinar un "plan estratégico" de combate al coronavirus. La propuesta se concretó a partir de un diálogo mano a mano entre Miranda y Vázquez. Los dirigentes consultados afirmaron que el exmandatario se había puesto "a la orden" para colaborar o liderar iniciativas que combatieran la emergencia sanitaria. 

En las agrupaciones de la izquierda ven con desconfianza esa alianza. Mientras tanto, en el equipo de Martínez reclaman que Vázquez también sea objeto de crítica en la discusión interna, cuando sea que se lleve a cabo. 

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