Camilo dos Santos

Educación básica 4-14 años

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13 de enero de 2021 a las 05:04

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En una columna anterior titulada “Educación 2021: transformación” (24/12/20), señalábamos que precisamente el 2021 “va a ser indicativo de cuál es el camino que efectivamente adopta el Uruguay de cara a la educación, y agregábamos, que “la transformación como ideal y concepto es una promesa del presente gobierno que nos hacer tener cifradas expectativas en su consecución”.

Una de las puntas posibles de la transformación radica en repensar los ciclos, las ofertas y los contenidos educativos como una manera efectiva de apuntalar las oportunidades, los procesos y los resultados de los aprendizajes de cara a cimentar un futuro sostenible, justo y mejor para las generaciones más jóvenes. Bajo esta impronta, entendemos que renovados formatos educativos articulados en torno a la continuidad, la cohesión, la fluidez y la completitud de los aprendizajes entre las edades de 4 y 14 años, permitía reordenar la educación y el sistema educativo en función de priorizar las necesidades de los alumnos por encina de todo. Toca al sistema educativo entender y responder a las mismas, y no es al alumno, injustamente la víctima de sistemas educativos fragmentados y sin vocación unitaria en propósitos educativos compartidos. Identificamos cinco aspectos que fundamentan la propuesta de una educación básica de 4 a 14 años.

En primer lugar, la evidencia mundial de educación comparada (Opertti, 2019) nos ilustra sobre las ventajas que ciclos educativos compactos tienen para entender y posicionar al alumno como un ser singular que aprende más y mejor cuando se le considera unitariamente en la progresión de sus aprendizajes. Asimismo, existen diversas maneras de plasmar ciclos educativos compactos siempre y cuando se respete el principio fundamental de priorizar la progresividad y el apuntalamiento de los aprendizajes de cada alumno. Necesariamente esto implica la remoción de barreras institucionales, curriculares, pedagógicas y docentes entre los niveles que perjudican las oportunidades de aprendizaje.  Una de las barreras más fuertes, y que mas penaliza a los grupos más vulnerables, yace en que los tradicionales niveles de educación primaria, secundaria y técnico-profesional no comparten criterios e instrumentos comunes sobre cómo enfocar las enseñanzas, los aprendizajes y las evaluaciones en lo que se denominan las alfabetizaciones fundamentales. Las mismas se definen como las “habilidades requeridas para la vida cotidiana y que sustentan el aprendizaje” comprendiendo “lengua materna, segundas lenguas, STEAM – Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemática - pensamiento computacional/ lenguaje de programación y comunicación, cultural, educación para la ciudadanía, ambiental y financiera, recreación y deportes” (EDUY21, 2018).

En similar línea de argumentación, EDUY21 planteó en el 2018, en el documento “Libro Abierto: Propuestas para apoyar el acuerdo educativo”, que “la disfuncionalidad del sistema educativo se refleja en la desarticulación institucional, curricular (incluida la evaluación), pedagógica y docente entre la educación primaria y media, por un lado, y al interior de la educación media, por otro”. “También se refleja en la persistencia de estructuras curriculares sobrepobladas de contenidos, pero de poca profundidad”. Cabe señalar que el libro abierto de EDUY21 condensa las opiniones de numerosos referentes, especialistas y hacedores de la educación que tienen como acervo haber conocido, experimentado y analizado las realidades de los centros educativos a escala nacional y con mirada abierta al mundo.

En segundo lugar, la propuesta de transformación integral que propone EDUY21, se basa en la idea de transversalizar una visión educativa común a todos los niveles con un sentido claramente orientador y vinculante. En efecto, en el libro abierto, EDUY21 propone implementar un marco curricular de 3 a 18 años estructurado “en torno a un conjunto de competencias que formen en valores, determinación personal, conocimientos, capacidades y actitudes para abordar diversos desafíos de la vida como persona, ciudadano, trabajador e integrante de la sociedad”. Precisamente la existencia de un marco curricular unitario opera como garante de una educación básica de 4 a 14 años, así como de una educación de adolescentes y jóvenes de 15 a 18, sin interrupciones ni cambios de dirección por niveles o docencia” (EDUY21, 2018).

En efecto, la propuesta de educación básica 4-14 implica entrelazar una serie de dimensiones que van de la mano. Primeramente, tener claridad de pensamiento y de acción en que dicha propuesta implica una revisión profunda del para qué y en qué educar, aprender y evaluar. Esto implica conceptualizar, acordar e implementar el imaginario de sociedad y educativo que sostiene la formación de las nuevas generaciones que es aún más necesario en el contexto de la educación post covid-19. Si no se asume la revisión curricular como condición insoslayable de la transformación se da por supuesto que los contenidos educativos actuales serían, a grandes rasgos, los adecuados para ayudar a garantizar la sostenibilidad de las nuevas generaciones en el futuro.

Asimismo, y asentado en la revisión curricular, se tendría que idear un abanico de estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación que conecten los contenidos renovados con las necesidades de aprendizaje de cada alumno. En tal sentido, los modos híbridos educativos, que se basan en la complementariedad entre la formación in situ y a distancia, son una vía fundamental para ayudar a sustanciar y dar seguimiento a cada alumno en la evolución de sus aprendizajes. Se busca plasmar la idea de un currículo personalizado a medida de cada alumno.

En tercer lugar, una educación básica 4-14 no implica un modelo único, menos aun prescriptivo, sino constituye un marco de referencia y una ventana de oportunidades para idear diversas maneras de concretarla atendiendo la especificidad de los contextos culturales, sociales y locales. Una de las cuestiones fundamentales radica en aterrizar la propuesta educativa asentado en objetivos universales comunes a los diferentes modelos.

Una educación básica 4-14 puede plasmarse a través de escuelas de tiempo completo y escuelas rurales, así como en redes de centros de educación primaria, secundaria y técnica. Se trata de posicionar y jerarquizar las tradiciones culturales y educativas de los diferentes niveles a la luz de los desafíos que supone pensar en nuevos formatos educativos más receptivos a las necesidades de los alumnos de cara al futuro, así como de sus procesos de aprendizaje en un mundo que demanda mayores capacidades de entrelazar saberes para un uso polivalente.

En cuarto lugar, una educación básica 4-14 supone la revisión y profundización de las redes de protección social que permiten igualar en condiciones básicas e insoslayables para que los procesos de enseñanza y de aprendizaje puedan efectivarse. Esto implica, entre otras, “asegurar el suministro del servicio de alimentación escolar, extendiéndose a la educación media básica, así como implementar mecanismos de seguimiento y de impacto del mismo en el bienestar integral del alumno” tal cual se señala en el documento entregado por EDUY21 al Sr. Presidente de la República el 22 de diciembre pasado y que se hiciera público.  En quinto lugar, una transformación integral de la educación, donde pueda inscribirse la propuesta de una educación básica 4-14, supone un orden conceptual y una secuencia de procesos que requiere de coherencia y progresión. Tal cual se ha señalado, primeramente, se tiene que definir de manera robusta y clara el para qué y en qué educar, aprender y evaluar para luego desencadenar los procesos que llevan a su efectiva consecución en el aula. Los instrumentos que pueden contribuir a sostener un cambio educativo de envergadura tales como la extensión del tiempo pedagógico, la permanencia por tiempos prolongados de los cuerpos directivos y docentes en los centros educativos y la implementación de proyectos interdisciplinares que conecten saberes de diferentes disciplinas, adquieren sentido en función de fines y contenidos educativos renovados. Los instrumentos por sí mismos no aseguran una transformación. 

Las transformaciones integrales tienen un desafío mayor que es la articulación y la secuencia en el tiempo de propuestas de cambio que engloben al sistema educativo en su conjunto con experiencias acotadas en el universo de centros educativos que puedan extenderse de manera progresiva y sostenible atendiendo a la voluntad de los actores educativos, así como a la disponibilidad de recursos humanos, financieros y de gestión.

La propuesta de educación básica 4-14 implicaría cambios universales que incluiría entre otras cosas, un nuevo currículo, así como alinear todas las piezas del sistema educativo a su desarrollo y logro. Por ejemplo, esto supondría dotar de mayores márgenes de maniobra a los centros en aspectos vinculados a la gestión institucional y pedagógica, así como formar docentes y apuntarlos para ciclos educativos integrados 4-14. También implicaría tal cual se señala en el libro abierto (EDUY21, 2018), la conformación de una suerte de Agencia de Desarrollo y Evaluación Curricular y Pedagógica, transversal a la educación básica (4-14) y a la educación de adolescentes y jóvenes (15-18), donde inspectores y asesores pedagógicos de los diferentes niveles educativos trabajan conjuntamente aunando criterios e instrumentos en torno a la enseñanza, el aprendizaje y la evaluación en los diferentes campos disciplinares.

Estas acciones universales son el cimiento necesario para que se puedan idear, desarrollar, evidenciar, evaluar y escalar diversos modelos de educación básica (4-14) involucrando a las comunidades locales en su gestación y desarrollo. Lo que se propone en definitiva es una combinación de acciones universales y focalizadas que coadyuvan al logro de la transformación educativa. Se refuerzan mutuamente.

En resumidas cuentas, nos enfrentamos a lo que entendemos como una fuerte disyuntiva de política educativa como país. O bien apuntalamos propuestas de transformación, que, inspiradas en una intencionalidad de cambio, mantienen, por las razones que sean, los formatos educativos estructurados por los niveles tradicionales, o bien, nos decidimos por renovados formatos que tienen como foco prioritario la fluidez de los aprendizajes de los alumnos removiendo las barreras que hoy impiden que así sea. 

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