EEUU vs China: segundo round en el Cono Sur

No voy a entrar ahora en disquisiciones sobre si eso realmente se dijo o no se dijo. No hay ninguna cita directa; la que di es simplemente la de los propios titulares. Pero en todo caso, lo que vino a hacer Sullivan a esta parte del hemisferio no fue a tirarle de las orejas a Bolsonaro, ni a decirle “ojito con las elecciones”. Vino a tratar de trancarle a China la entrada de su tecnología 5G al mercado brasileño y, por extensión, al del Cono Sur.

Juan González, segundo de Sullivan para la región, que participó de las conversaciones –y además fue el primero en venir a Uruguay y Argentina a fines de abril, en lo que podría llamarse el primer round de esta ofensiva de Washington contra la influencia china en la región–, negó en estos días en una conferencia de prensa virtual que le hubieran ofrecido a Bolsonaro apoyar el ingreso de Brasil a la OTAN, como había trascendido, a cambio de que este le cerrara las puertas a la banda de la china Huawei. 

Pero solo dijo que “no fue un quid pro quo”. Es decir, que el ingreso de Brasil a la alianza atlántica estuvo en la misma conversación en la que se le pedía al gobierno brasileño desistir del 5G chino. Y agregó que Washington “apoya las aspiraciones de Brasil de unirse a la OTAN como modo de estrechar la cooperación en seguridad” con el país sudamericano.

A buen entendedor, pocas palabras: le vinieron a ofrecer a Brasil entrar a la OTAN a cambio de cerrarle el paso a la tecnología 5G de Huawei.

El gobierno de Brasilia, sin embargo, no se comprometió a nada con Sullivan, y todo indica que sigue adelante con la licitación en la que la multinacional china es la mejor posicionada.

Pero en todo caso, el 5G es solo una batalla en esta guerra de largo aliento que Washington se ha propuesto librar para recuperar el terreno perdido a manos de China en la región. Y para lo cual, considera a Brasil una pieza clave. 

Sullivan estuvo también en Argentina, donde se reunió con Alberto Fernández. 

Según trascendió, la delegación norteamericana planteó también allí sus reparos en torno al 5G chino y los inconvenientes que, según ellos, podría traer en materia de seguridad nacional.

La lógica que Washington esgrime se basa en que de ese modo los gobiernos de la región estarían “expuestos al espionaje del gobierno de Beijing”. Y lo dice la potencia que espía a todos los gobiernos del planeta, incluso a sus aliados más cercanos. La última vez que tuvimos noticias sobre este particular, las agencias de inteligencia estadounidenses habían pinchado los teléfonos de Angela Merkel y Dilma Rousseff. Pero el problema es Huawei y su 5G.

La otra batalla que se disputa en el teatro de operaciones sudamericano es la de la llamada diplomacia de las vacunas, en la que Beijing también le había sacado a Washington mucha ventaja. 

En ese sentido, Sullivan confirmó al gobierno de Fernández la donación de una segunda partida de Pfizer y Moderna, que se suma a los casi cuatro millones de dosis que Washington envió a Buenos Aires hace solo 15 días por orden expresa del presidente Joe Biden.

Uruguay no figuraba en el itinerario de Sullivan. Seguramente consideraron que, con la visita de González en abril, los temas habían quedado todos encaminados. Y aunque fuentes allegadas a las conversaciones bilaterales me aseguran que el gobierno uruguayo tampoco se ha comprometido a nada con Washington en materia de 5G, los funcionarios del gobierno Biden ven a Uruguay como un socio confiable y, en todo caso, predecible.

No parece ser ese el caso del gobierno de Alberto Fernández, a quien todavía están tratando de descifrar; más allá de las obvias diferencias en cuanto al tamaño de Uruguay y Argentina y al peso regional que ejerce cada uno. 

Y es que para ellos –como para cualquiera, supongo– no es sencillo entender a un presidente que un día aparece ante el Grupo de Puebla, alineándose con Cuba y Venezuela y diciendo que la OEA se ha convertido en “un escuadrón” contra los gobiernos populares de América Latina, y otro día elogia en su cuenta de Twitter a “Juan Domingo Biden”. Pero en todo caso, saben que es mucho más fácil de tratar, y de manejar, que Cristina y el sector del kirchnerismo duro para quienes dialogar con Washington es poco menos que una claudicación.

Con Alberto todo es más sencillo porque, después de todo (exmenemista, ex hombre de Domingo Cavallo, luego kirchnerista, luego anticristinista y por último presidente postulado por la propia Cristina), es capaz de acomodar el cuerpo a cualquier circunstancia. 

Por eso no es de extrañar que, tras la visita de Sullivan, el mandatario argentino tenga hoy viernes un encuentro en Olivos con el presidente Lacalle Pou que no estaba en agenda. Eso se verá bien en Washington. Alberto juega para todas las tribunas.

Mientras tanto, Washington podría decirse que se fue 2 a 1 de su visita al Cono Sur: no logró trancar a Huawei en ninguno de los dos países, pero metió un gol en vacunas y, tal vez más importante aun, es posible que pronto puedan empezar a confiar también en Alberto Fernández.