Selección > Un viaje al corazón del fútbol

El Complejo, la casa de los grandes sueños

Un predio de 10 hectáreas, con seis canchas, un moderno gimnasio, concentración con 20 habitaciones, una biblioteca, con infraestructura y servicios para todas las selecciones juveniles y de mayores, masculinas y femeninas de Uruguay, un lugar pleno de historias y con un fuerte sentido de pertenencia
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19 de noviembre de 2018 a las 05:01

El Mundial de Brasil 2014 dejó grabada una historia que el Intendente del Complejo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), Claudio Pagani, jamás olvidará y que atesora con singular recuerdo. Aquellas últimas horas del 1° de junio de hace cuatro años, el día que el combinado retornó a Montevideo tras quedar eliminado ante Colombia, le mostraron al capitán de la selección Diego Lugano en su máxima expresión humana.

“Llamé para saber qué plan de seguridad se iba a desarrollar al arribo de la delegación a Montevideo, y recuerdo que me dijeron que los jugadores querían salir entre la gente. Les pregunté si estaban seguros, y me respondieron afirmativamente. De todas formas, previmos un plan B de seguridad en el Complejo ante la posibilidad de que volvieran hasta acá. No hubo gente en el aeropuerto hasta que llegó el avión, que fue cuando un mar de hinchas invadió aquel lugar y tuvieron que modificar la salida. Así que se trasladaron en ómnibus desde el aeropuerto hasta el Complejo. Allí los retirarían los familiares. Atrás del ómnibus de la AUF llegó una caravana interminable de hinchas que se instaló en la puerta. Uno a uno, salieron los jugadores de aquí. El último en dejar el Complejo fue la Tota. Y aquí va un pensamiento mío: en Brasil 2014 él tenía la ilusión de la conquistar el título y además sabía que podía ser su último Mundial. Por eso, así como fue el primero en llegar al Complejo cuando empezó la preparación, aquel día fue el último en irse. Estaba con sus hijos. Los jugadores habían llegado a las 19 y a esa altura eran las 22.45. No quedaba nadie, así que emprendió la retirada. 

Nico, el hijo mayor de la Tota, iba caminando delante del padre, se para y, sin disimular su asombro, le dice: ‘¡Escuchá, Papá!’. De fondo se sentía: ‘Lugaaano, Lugaaano’. Nosotros estábamos a 500 metros de la puerta de ingreso al complejo en la zona de la concentración y caminábamos hacia el auto, que estaba en el estacionamiento. Miró para la puerta, donde había 200 personas gritando por él, en una noche de esas en las que hacía un frío bárbaro, bien de las noches de julio. Lo primero que atiné a decirle fue: ‘Tota, ¿querés salir por el fondo para irte tranquilo? Yo voy hasta ahí y les pido disculpas por vos’. En el Complejo hay dos salidas, la principal y una por atrás, que nunca se utiliza. Y me dijo: ‘No, no. ¿Me acompañás?’. Estaba realmente frío-frío. La Tota se levantó el cuello del saco, porque estaba de camisa, corbata y saco, como había llegado de Brasil, y caminamos hasta la puerta. Del otro lado de la reja los hinchas parecían leones. Cuando todavía estaba a unos metros se paró, levantó la mano, hicieron un increíble silencio, y les dijo con su tono de voz: ‘Ahora vamos a abrir el portón (que sostenía la gente de seguridad) y les voy a firmar a todos, pero con orden’. No te imaginás lo que fue aquello. El respeto de la gente fue increíble. Estuvimos una hora. Firmó uno a uno los autógrafos, a todos, y se sacó las fotos que le pidieron. Esta historia no quedó registrada en ningún lado porque no había cámaras, pero te la puedo contar porque refleja lo que se vive aquí, en el Complejo”.

Mi ingreso al Complejo, aquel primer día, fue muy sencillo, como Tabárez suele hacer lo difícil fácil. Empezamos a hablar y comenzamos con un trato de usted, de ambos. En un momento me pregunta si me podía tutear y le respondo: ‘Sí, por supuesto, si yo te puedo tutear a vos’. Así fue la presentación con Tabárez, quien, junto a su cuerpo técnico, me respaldó siempre”

Pagani, que fue gerente en Huracán Buceo y de Wanderers antes de desembarcar en el predio de la ruta 102, llegó el 15 de mayo de 2011 a través de un concurso que realizaron para contratar un Intendente para el Complejo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF), porque en el plan que había elaborado Tabárez para profesionalizar la gestión del lugar que se conoce como la casa de los jugadores de la selección -y que los futbolistas asumen como tal-, no existía ninguna persona a cargo de esa tarea.

Hasta su llegada, cada uno atendía su sector. Los cancheros la canchas, los utileros la utilería, los de seguridad la seguridad, pero ninguno pensaba por todos al mismo tiempo.

Pagani vuelve a aquel Mundial de hace cuatro años. “La Tota se quedó a vivir en el complejo desde el día que llegó a Montevideo para preparar el Mundial. Se quedaba solo de noche. Se iban todos, y él se quedaba. Recuerdo que nosotros estirábamos nuestra jornada laboral para acompañarlo, pero después se quedaba solo. Nos quedábamos para acompañarlo y, particularmente, porque nos sentíamos unos privilegiados escuchando sus enriquecedoras charlas”, recuerda.

El Complejo de la AUF, inaugurado en 2000 y en el que entrenan las selecciones masculinas sub 15, sub 17, sub 20, mayor, y las femeninas sub 17 y mayor, es mudo testigo de las historias de la Celeste. Es el lugar en el que Tabárez moldeó el profundo cambio que ejecutó en los últimos 12 años.

El complejo tiene 10 hectáreas. En el predio hay una cancha de césped sintético y cuatro de césped natural (todas con medidas reglamentarias), una cancha techada de 60 metros x 40 m de sintético y una cancha de césped natural de 20 m x 30 m, que tiene un perímetro de madera y que en general utilizan para realizar trabajos específicos con los goleros. En la planta física principal: sala administrativa, sala de prensa, comedor (de cerca de 180 m2 con comedor, living y cocina incorporada, con su despensa y cámara de frío), sala de recreación con pool y mesa de tenis de mesa, biblioteca con casi 1.000 libros, parrillero cerrado, sala de musculación, vestuarios y utilería. Además, 20 habitaciones con dos camas de plaza y media, baño privado, TV, placar y aire acondicionado. Sala para el cuerpo técnico. En la recorrida virtual, Pagani explica que en la parte exterior del sector principal hay un fogón que hicimos hace un año y medio y que se utiliza como punto de encuentro.

En un documento de 2006, que me presentó el Maestro, estaba escrito sobre la necesidad de incorporar un Intendente. Allí, el cuerpo técnico expresaba su diagnóstico sobre el Complejo hace 12 años, y planteaba un montón de sugerencias a desarrollar. Algunas ya se habían realizado en esos cinco años, cuando me incorporaron en 2011. Por fortuna para mí, quedaba mucho para hacer”

Las cuatro canchas fueron construidas en distintas fechas, la primera en 2000 y luego se fueron incorporando los campos de juego, con sistemas constructivos diferentes. La cancha número 4 es de arena y brinda otras prestaciones cuando el clima es hostil. Las otras tres tienen un sistema de tierra. Las instalaciones son utilizadas durante 22 meses sin pausas entre febrero del año par y diciembre del impar.

Cada vez que llegan los jugadores de la mayor al Complejo, los esperan con una sorpresa. “Es una forma de hacer cosas, y para calificar cada vez más al Complejo. No todas son grandes obras, porque no se puede, pero siempre intentamos ofrecer una atención para que vean algo nuevo. La obra que más impactó es la cancha de sintético techada, pero también el día que se encontraron con el fogón, porque quedaron gratamente impresionados. O el día que los recibimos con el detalle de los naipes personalizados con fotos aéreas del complejo y una leyenda: ‘El sueño empieza en nuestra casa’”, resume Pagani para explicar el sentido de pertenencia de los futbolistas con su complejo deportivo.

Canchas ¿Se pueden construir más canchas en el Complejo? “No. Solo se puede ampliar la infraestructura en algunas de las áreas techadas ya existentes”. ¿Cuándo se siembran las canchas? En marzo o abril. Tras la siembra esperan cuatro o cinco días hasta que rompe la semilla y luego la paran 15 días. “Imaginate lo que son cuatro canchas sembradas, la rotación que debés hacer y no podés parar de entrenar. Eso requiere de un trabajo en equipo”, explica.
Vestuarios Previo al Mundial de Brasil, Andrés Scotti le planteó una sugerencia a Pagani, para remodelar el vestuario. El problema estaba planteado en su distribución porque no todos los jugadores se veían la cara. Unos se cambiaban a un costado, y debían pararse para la charla técnica. Al regreso de Brasil, reformularon el vestuario. Desde entonces todos se cambian en el mismo lugar y se ven cara a cara. Y para darle mejor entorno, plotearon las paredes con fotos de los hinchas en el Estadio Centenario.

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