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El consumo de vino cayó 30% tras la tolerancia cero

En el sector vitivinícola anhelan una flexibilización que ayude a mejorar el consumo, evitar la pérdida de productores y bodegueros y rescatar un “hábito saludable”

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30 de mayo de 2020 a las 05:02

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Desde que en 2016 comenzó a aplicarse la tolerancia cero para el contenido de alcohol en sangre, decretada por ley para los conductores de vehículos, el consumo de vino en Uruguay se desplomó. Cayó en torno a un 30%, estimó a El Observador el nuevo presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura (Inavi), Ricardo Cabrera Trobo. Incluso mencionó que esa caída sucede a otra –de un 20%–, ocurrida luego que el límite se trasladó previamente de 0,5 a 0,3 gramos por litro de sangre.

En ese escenario, una de las líneas de acción que esta nueva administración del Inavi decidió ejecutar apenas asumió es acompañar lo que el actual presidente de la República, Luis Lacalle Pou, prometió durante la campaña política previa a las elecciones: que se flexibilice la tolerancia cero.

Uno de los objetivos es que el consumo se recupere, con el valor que eso reviste para el sector gastronómico, comercios que venden vinos, la industria bodeguera y los productores de uva.

Otro es que el consumidor recupere la libertad que le quitaron para mantener un hábito saludable, considerando los consejos médicos que aluden a buenos impactos en el organismo, de la mano de una ingesta moderada. Tras afirmar que el volumen de accidentes no disminuyó por la tolerancia cero, pidió que cada persona pueda actuar con responsabilidad, con base en una buena educación, practicando un consumo inteligente, pero sin que se lo obligue. Dijo, incluso, que si alguien tiene el propósito de beber en forma abundante lo hará con tolerancia cero o con una de 0,3 gramos.

A propósito de límites, señaló países donde están por encima de 0,3 gramos. En Alemania y Estados Unidos se permite 0,8 y en Italia y España 0,5. En Argentina, por aludir a un país vecino, en provincias de alta cultura vitivinícola como San Juan y Mendoza se permite un 0,5. Y en Chile el consumo permitido es para 0,3.

Leonardo Carreño

Delincuentes lucrando con la salud de la gente

Fernando Imperiale, presidente del Centro de Viticultores del Uruguay, admitió que se trata de un tema muy sensible. Mencionó que los productores pasaron malos momentos cuando el tema de la tolerancia cero fue objeto de un intenso debate social. “Nos sentimos como delincuentes que lucrábamos con la salud de la gente”, recordó. Lamentó que eso haya sucedido, cuando el sector promovió siempre un consumo “social, razonable e inteligente”, evitando el consumo “abusivo, adictivo o irresponsable”.

Tras puntualizar que con respeto hay que escuchar todos los argumentos, afirmó que establecer un límite de 0,3 gramos es una medida “amigable” con ambos puntos de vista.

Alcanzar esa flexibilización será muy positivo para los productores de uva, detalló Imperiale, porque si bien ellos ni producen ni venden vino, solo se ocupan de los viñedos, una recuperación en la demanda terminará por beneficiar a quienes están en el primer segmento de la cadena vitivinícola nacional.

Imperiale admitió que la baja en el consumo no se originó en 2015, cuando se creó la ley de tolerancia cero, que viene de antes y que es un fenómeno que sucede incluso en países de gran tradición vitivinícola, como Francia, España e Italia, y que responde a un conjunto de factores, entre ellos que la gente tiene menos tiempo para compartir una copa con vino. También que existen otras bebidas competidoras en el mercado.

Lo mismo, señaló, es válido para explicar la caída consistente en la cantidad de productores de uva. Hoy son 680, hace cinco años eran 800 y antes superaban el millar. Y la menor demanda del producto final es un factor más. Otros, por ejemplo, son el bajo éxito en el recambio generacional o la falta de una adecuada rentabilidad en las empresas.

Otro factor que Imperiale mencionó como inadecuado es que la tolerancia cero no establece una gradualidad con base en el nivel de la infracción, que en caso de un accidente tiene la misma pena quien registró 0,1 que quien registró 1,5 cuando la capacidad para conducir con eficiencia son muy diferentes.

Permitir 0,3 –incluso 0,5, que para muchos en este sector es lo ideal– haría posible que al menos en la cena se pueda beber una copa de vino y si de madrugada, por algún imprevisto, hay que salir manejando eso no tenga obstáculos. Solicitar un taxi o un Uber es posible en pocas ciudades del país.

Finalmente, Imperiale mencionó que una eventual recuperación en la demanda permitirá, en tiempos complicados, cuidar muchas fuentes de trabajo en todo el sector.

Objetivo: mantener un hábito “muy uruguayo”

Para Lucía Favretto, directiva de la Organización Nacional de Vinicultores, más allá de la incidencia de flexibilizar la tolerancia de alcohol en sangre en recuperar el consumo y que se vean beneficiadas las industrias y los productores, hay otro aspecto positivo: mantener un hábito “muy uruguayo”.

“Nos parece positivo ayudar a mantener la cultura de tomar un vaso con vino con las comidas o de brindar con una copa de champagne cuando vuelvan las reuniones y fiestas”, mencionó.

Favretto enfatizó que es un tema que merece ser manejado con la máxima seriedad y cautela, pero que está bueno flexibilizar la exigencia actual y que nunca desde el sector se promovió un consumo equivalente a gente manejando “borracha”, que siempre se actuó priorizando la responsabilidad y la buena salud.

Respecto al límite, aludió a la existencia de países con tolerancias mayores a 0,3 gramos y con índices de accidentes de tránsito bajos, pero que avanzar de cero a 0,3 es positivo y que eso no hará que haya gente manejando con pérdida de reflejos, porque nadie estará ebrio por beber un vaso con vino, sobre todo en Uruguay donde el consumo se asocia al almuerzo o la cena.

Para esta productora, relacionar la caída que en los últimos años en la cantidad de empresas elaboradoras de vino solo con la tolerancia cero sería “irresponsable”. Mencionó que eso viene de antes y que obedece a una multiplicidad de factores. Sí admitió que hubo notorios impactos adversos cada vez que se fue ajustando la exigencia, como cuando lo que regía para quienes disponían de libreta de conducir profesional se generalizó.

Favretto también destacó que si la flexibilización a la que se aspira en el sector sucede a corto plazo, sería una medida muy oportuna dado que puede coincidir con la puesta en vigencia de un protocolo que se viene elaborando para reanudar el turismo enológico, primero a nivel interno.

Consumo en picada 

Integrantes del sector vitivinícola coinciden en que la disminución progresiva en la cantidad de gramos de alcohol por litro en sangre permitida es uno de los varios factores que explican la caída en el consumo de vino, que involucionó notoriamente.
En 2001 en Uruguay se vendieron 98,3 millones de litros.
En 2007, previo a que se bajara de 0,8 a 0,5 gramos, se colocaron 85,2 millones.
En 2008, previo a que se bajara el permiso a 0,3 gramos, se vendieron 81,4 millones.
En 2015, previo a la tolerancia cero, se colocaron 68,2 millones.
Y en el último año –2019– se vendieron 64,7 millones de litros.

Camilo dos Santos

Uva para 69 millones de litros

Este año la vendimia reportó la producción de 94 millones de kilos de uva, lo que permitirá vinificar 69 millones de litros.

Con base en datos del Inavi, participaron 950 productores de uva y 160 vitivinicultores.

En 2019, Uruguay exportó 6,12 millones de litros de vino, con 4,2 millones de vino envasado (5,5 millones de botellas) y el resto se colocó a granel.

El precio promedio por litro exportado, solo de vino envasado, mejoró 14% en 2019 con relación a 2018.

El área con viñedos en el país permanece estable, en 6.150 hectáreas.

La cifra

22 litros. Con base en datos del Inavi, el consumo anual de vino per cápita en Uruguay es de 22 litros. Pese a que viene cayendo, es de los más altos en América Latina.

El vino y el covid-19

El nuevo presidente del Inavi comentó que en los primeros dos meses con emergencia sanitaria la gente debió quedarse en casa todo lo posible y aumentó el consumo de vino, 30% respecto al mismo período de 2019. La gente manejó menos y pudo volver a beber vino.

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