El marinero borracho (Montevideo, 1934), Dedicado a una de las hijas de Enrique Díaz Canedo

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El costado gráfico de García Lorca

El poeta granadino, cuya visita a Uruguay cumple en estos días 80 años, era un artista multifacético que incursionó en el dibujo, en el que es posible encontrar rastros de la influencia de Barradas y el surrealismo
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14 de febrero de 2014 a las 17:18

Un día como hoy pero hace ocho décadas Federico García Lorca se encontraba en Uruguay. Fueron solo 18 días, del 30 de enero al 16 de febrero de 1934, pero su paso por el país dejó una estela inolvidable, motivo por el cual el jueves de la semana pasada se realizó en el Hotel Sofitel Montevideo Casino Carrasco, lugar donde el granadino se alojó en su visita, un homenaje al escritor en conmemoración del 80º aniversario de su paso por el país.

“Siempre se lo recuerda cuando hay una fecha redonda”, afirmó Eduardo Roland, coautor de un libro sobre la estadía uruguaya del poeta, durante su alocución en la mesa redonda en la que también participaron Fernando Loustaunau y Jorge Arbeleche. Sin embargo, continuó Roland, no se celebra la visita de otras célebres escritores españoles como Rafael Alberti y Juan Ramón Jiménez o incluso de figuras claves en la historia de la humanidad como Albert Einstein. La fascinación por García Lorca es tal, que los estudios y artículos sobre su vida y obra conforman la bibliografía más vasta alcanzada por un escritor en lengua española después de Miguel de Cervantes.

El porqué de esta cercanía hay que rastrearla no solo en que el granadino escribió en el país el último acto de Yerma y en la gran influencia que dejó en el teatro nacional a través de su colaboradora, la actriz española Margarita Xirgu, sino también en la personalidad avasallante y multifácetica del escritor.

“Solamente hay una persona que me ha hecho sombra y ese fue Federico García Lorca”, recordó Roland que aseveró Salvador Dalí, a quien el poeta conoció en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Y es que el español no solo fue un escritor excepcional, sino incluso destacó como músico, escenógrafo y dibujante, amén de haberse recibido de abogado. De su faceta como ilustrador, una de las menos conocidas del artista fusilado durante la guerra civil española en 1936, versó la presentación audiovisual que dio la escritora, investigadora y curadora de arte Tatiana Oroño, “García Lorca, dibujos más livianos que el aire”, en el evento del hotel Carrasco.

“Para él los dibujos eran algo más que un pasatiempo; incluso alentó la idea de publicarlos en un libro”, señaló Oroño en la conferencia. “Soy mucho mejor pintor que poeta; sólo que me ha dado por hacer versos”, comentaba Juan Marinello que García Lorca le había dicho en una ocasión. De hecho, el granadino realizó dos exposiciones en vida: en 1925 en una casa particular en Granada y en 1927 en la galería Dalmau de Barcelona, donde se presentaron 24 ilustraciones.

En 1969 Patrick Fourneret llegó a catalogar 163 dibujos hechos por García Lorca pero la cantidad puede ser mucho mayor porque el poeta realizaba ilustraciones en las dedicatorias de sus libros, en las cartas que escribía y en las páginas de sus poemas. Recientemente, en diciembre del año pasado, la Legislatura de Buenos Aires, presentó una muestra con reproducciones de los dibujos del escritor.

La presentación de Oroño mostró decenas de ilustraciones de Lorca, las cuales al igual que su escritura están cargadas de temas recurrentes en su obra como la represión sexual o de símbolos como la luna, que en la poesía lorquiana suele simbolizar a la muerte. Los dibujos de su primera época, más influida por la estética de Romancero gitano (1928) evolucionaron luego a otra que muestra el influjo de su paso por Nueva York y de las vanguardias estéticas. De esta época datan imágenes como las figuras desdobladas y los “animales fabulosos”.

Influencia local

La nota uruguaya en la faceta plástica de García Lorca viene dada por la influencia del pintor Rafael Barradas, a quien se estima que el granadino conoció en Europa en 1918. Barradas fue el escenógrafo de la primera obra del escritor, El maleficio de la mariposa, aunque finalmente solo se utilizó el vestuario realizado por el montevideano para el espectáculo.

La influencia de Barradas puede verse en algunos de los dibujos del español, que de acuerdo a Oroño muestran al igual que los del uruguayo “una irrefutable fascinación por el imaginario infantil”. Ambos artistas cultivaron una gran amistad y de hecho la última actividad pública que el granadino realizó en Montevideo fue en un homenaje en la tumba del pintor en el cementerio del Buceo.

García Lorca realizó dos dibujos en Montevideo: El marinero borracho y El marinero del María Luisa (ver imágenes). De acuerdo a Oroño, existe además una ilustración de un arlequín coloreado en la Colonia Escolar número 85 de Piriápolis que pertenece al escritor.

Las ilustraciones de García Lorca seguramente no tengan la perfección de sus escritos, pero sí reflejan el sentimiento de un artista único que no era un mero hombre sino, como escribió el poeta, un “pulso herido que sonda las cosas del otro lado”.

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