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El discurso más allá del todas y todos, todxs y todes

El lenguaje inclusivo es la punta del iceberg de una discusión más profunda sobre el espacio que el género femenino ocupa en el habla de todos los días
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07 de julio de 2018 a las 05:05
El lenguaje es la herramienta de expresión que utilizan las personas para transmitir ideas, sentimientos, creencias. Las palabras, colocadas en determinado sentido, buscan generar un impacto en quien las escucha o lee. El discurso, comprendido como un todo más complejo, se empapa del contexto social y político que le da origen.

La lucha del movimiento feminista por alcanzar la igualdad de género se da cada vez con mayor compromiso, insistencia y pasión. Uno de los tantos aspectos en donde se manifiesta esta batalla es en el lenguaje. Cuando la persona, el medio de comunicación o la institución utiliza todas y todos, todxs o todes, lo que se intenta es hacer del lenguaje un espacio que incluya en el primer caso –con una concepción binaria de hombre y mujer– al género femenino; y en los otros dos ejemplos, a todas las identidades de género existentes.

"Entre tanto debate en torno al lenguaje inclusivo, se banaliza un tema que debería ser tratado con mayor profundidad. Hay que preguntarse en qué medida las mujeres acceden al discurso". Propuso Victoria Furtado.
En el marco de esta inclusión de los géneros en el lenguaje, cada vez son más los debates en contra y a favor de usar estos mecanismos. Victoria Furtado es lingüista y docente de la Facultad de Humanidades y desarrolla estudios sobre lenguaje y género. "¿Estás a favor o en contra del lenguaje inclusivo?", es la pregunta que le hacen a menudo cuando la entrevistan. Pero en diálogo con El Observador expresó que esta polarización no es la correcta.

"El foco está tan puesto en ese aspecto que la discusión acapara todo y, de algún modo, invisibiliza otros aspectos. Entre tanto debate en torno al lenguaje inclusivo, se banaliza un tema que debería ser tratado con mayor profundidad. Hay que preguntarse en qué medida las mujeres acceden al discurso", opinó la lingüista.

La mujer y el lenguaje

En las interacciones cara a cara, en las charlas que se dan en el trabajo o en reuniones informales, ¿cuántas veces accede la mujer a hablar y cuántas el hombre? ¿Se escucha más a uno que a otro? ¿A quién se interrumpe más? Esas son algunas de las preguntas que podrían hacerse para desarrollar estudios en el marco de la sociolingüística. Según Furtado, allí está uno de los posibles abordajes para pensar el lugar que ocupa la mujer en el lenguaje.

"Las investigaciones (internacionales) suelen mostrar que, en general, los que tienen la palabra son los hombres y para la mujer es difícil acceder, en la medida en que hay mecanismos de silenciamiento o interrupciones. Cuando una mujer toma la palabra, se la interrumpe más que si fuera un hombre; a veces lo que las mujeres dicen no es tenido en cuenta y si un hombre lo dice, sí", explicó la lingüista. "Cuando las mujeres se reúnen en grupo a charlar muchas veces se lo asocia con que están chismeando". Y, según Furtado, ese prejuicio es producto de uno de los espacios que ocupa la mujer y su habla en la sociedad.

"Si la violación es inevitable, relájate y goza" dijo sin tapujos el cantante argentino Cacho Castaña en un programa de televisión a principios de este año, sí, en pleno auge del feminismo en su país y la región. "La mujer es como la ley, se hizo para violarla" dice otro refrán al que acudió públicamente el concejal colombiano, Ramón Cardona, en 2017. Con más frecuencia se escuchan comentarios como: "Llorás como nena"; y, con todavía más asiduidad, en el tránsito: "Mujer tenías que ser".

Furtado explicó que, a través de determinados refranes y frases hechas, se transmiten imágenes estereotipadas sobre las mujeres que discriminan o que son violentos. De hecho, en España, existen estudios de género y lenguaje que abordan esta problemática.

Política, sociedad y cultura

"No es que de una me haya interesado el tema del lenguaje inclusivo. Pero cada vez que la gente hablaba de lenguaje y género, enseguida la discusión se iba para ese lado. Por eso pretendí hacer un estudio más objetivo con una mirada más sistemática del tema". Así explicó Victoria Furtado sus comienzos en esta área.

Al hablar de lenguaje inclusivo es necesario separar aquel que nace de la institucionalidad del que surge espontáneamente de una necesidad social de cargar de ideología al lenguaje.

En Uruguay los primeros debates en torno al lenguaje inclusivo se dieron cuando instituciones públicas u organismos del Estado presentaron sus propias guías de lenguaje inclusivo. El uso de las y los, todas y todos, ciudadanas y ciudadanos, entre otros, abunda en los discursos de mandatarios o en los comunicados oficiales o noticias hacia la sociedad. Incluso hubo cambios de nombres como ocurrió el pasado año con la Defensoría del Vecino, que ahora es la Defensoría del Vecino y la Vecina.

"La mayoría del tiempo la gente habla como quiere, como puede y como aprendió. Y no está mirando qué es lo que dice la Real Academia Española o la guía de tal institución" dice Furtado.

Sobre estas modificaciones hay distintas posturas; están aquellos que defienden este uso porque entienden que es la manera de generar igualdad a través del lenguaje, los que quieren igualdad de género pero creen que esta no es la vía y, también, los que detestan estas nuevas formas y les resulta tedioso.

Pero ¿qué alcance real tienen estas políticas lingüísticas sobre la gente? "Cuando son iniciativas institucionales tienen sus limitantes intrínsecas. Si bien las instituciones normativas son puntos de referencia para las personas, la mayoría del tiempo la gente habla como quiere, como puede y como aprendió. Y no está mirando qué es lo que dice la Real Academia Española o la guía de tal institución", explicó la lingüista.

En los últimos meses el debate alrededor de esta temática apuntó hacia el uso de la e en lugar de la o. Uno de los casos que más se puso sobre el tapete fue el de la estudiante argentina que, durante una ocupación en defensa de la ley de despenalización del aborto en su país, dijo ante cámaras diputades. Mucho más que el contenido o significado de lo que dijo, fue su forma lo que se discutió.

Según Furtado, el uso de la e tiene una función simbólica mucho más fuerte que lo que se da en el plano institucional. Porque son militantes feministas que quieren marcar una postura política. "Tenemos naturalizado que alguien diga que vota a tal partido porque entendemos que es un posicionamiento político. Con esto sucede lo mismo y debemos respetarlo", fundamentó.

Quienes usan la e en su discurso lo hacen en determinados contextos, como una asamblea, una reunión sindical, en el medio de un debate político, como sucede ahora en Argentina con el aborto. Al fin y al cabo se utiliza en ámbitos donde se quiere transmitir un mensaje. "Estoy segura de que la estudiante argentina si se cruza con un vecino en la calle no le va a hablar con el todes, expresó Furtado.

Entre el uso inclusivo de las instituciones y el de los militantes feministas, ¿cuál tiene mayores posibilidades de perdurar en el tiempo? Según la académica, si bien las instituciones pueden promover cambios, muchas veces sus acciones son leídas como una mera corrección política y se ven con desconfianza. Mientras que en el uso militante, al ser algo que la persona elige usar, tiene más posibilidad de ser adquirido y perdurar.

"Si se promueve el uso del lenguaje inclusivo pero después las mujeres ganan menos que los hombres, no es suficiente, y eso la gente lo ve, porque no es boba", concluyó.

"Vendría bien preguntarnos si los medios de comunicación reproducen lo que ya existe o si además refuerzan lo existente. ¿Desde dónde narran la realidad los medios? ¿A quienes eligen como portavoces de esa realidad? ¿Y a quiénes colocan como sus protagonistas?" cuestiona Emilia Díaz.

Mujeres y palabra en los medios

Adriana Da Silva, Iliana Da Silva y Emilia Díaz son referentes, voceras y transmisoras de mensajes constantemente a través de la pantalla de televisión de los tres canales privados abiertos. Son tres mujeres que tienen una llegada directa y con potencia al público que las mira a diario o semanalmente.

"Vendría bien preguntarnos si los medios de comunicación reproducen lo que ya existe o si además refuerzan lo existente. ¿Desde dónde narran la realidad los medios? ¿A quienes eligen como portavoces de esa realidad? ¿Y a quiénes colocan como sus protagonistas?", se preguntó Díaz, coconductora de Consentidas, el programa que se emite, desde hace 11 años, los sábados en canal 10.

Díaz declaró que se siente orgullosa de ser parte de un proyecto conducido, gerenciado y producido por mujeres. "Además de pertenecer al canal que tiene a la primera y única mujer como conductora de un informativo central, Blanca Rodríguez. En programas de horario central como conductoras, salvo excepciones, no estamos. Y si lo estamos es por períodos cortos, o como acompañantes de la figura principal, que es masculina. Y ahora, ¿en zafra mundialista? Hacer esta pregunta es un poco desalentador; el Mundial en la tele es el club de Tobi", dijo.

Para la comunicadora es muy habitual que las mujeres en los medios cubran temas sociales, culturales, de salud, educación, derechos y ocio. Y concluyó lo siguiente: "Somos menos consultadas como expertas, somos menos fuente de información. Por lo general, la lógica mediática reproduce un poco los sesgos de género imperantes".
"Si hacés un paralelismo con los hombres, nosotras tenemos más barreras. Lo podés visualizar con dos claros ejemplos. Por un lado, en las redes sociales, cuando una mujer periodista opina es más criticada que cuando lo hace un hombre periodista. Y después en lo que sucedió en el Mundial, la mayoría de los periodistas que viajaron son hombres" manifiesta Iliana Da Silva.
Iliana Da Silva es periodista del informativo Telemundo, de Teledoce. Antes estuvo a cargo de la gestión de informativos en Televisión Nacional. Da Silva dijo que cuando se llega a espacios de poder hay "que rendir doble examen". "Si hacés un paralelismo con los hombres, nosotras tenemos más barreras. Lo podés visualizar con dos claros ejemplos. Por un lado, en las redes sociales, cuando una mujer periodista opina es más criticada que cuando lo hace un hombre periodista. Y después en lo que sucedió en el Mundial, la mayoría de los periodistas que viajaron son hombres. Creo que hay muchas colegas que también tienen la capacidad de hacer una buena cobertura", explicó.

Para Adriana Da Silva, falta que lo conquistado a través de la palabra sea real.
Para Adriana Da Silva, actriz y coconductora del programa Vespertinas, en Monte Carlo Televisión, falta que lo conquistado a través de la palabra sea real. "Estamos viviendo una especie de sarampión de la corrección política, donde todas las personas hacen gárgaras proclamando la igualdad entre los sexos, pero pocas cosas han cambiado. Falta una sociedad que acepte lo diverso de verdad y no de la boca para afuera", concluyó.

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