Carlos Pazos

El guiño de Orsi a los católicos y la historia del Frente con la Iglesia

El intendente de Canelones busca mostrar amplitud con diferentes públicos pensando en las elecciones de 2024, reeditando una vieja disyuntiva en la izquierda

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15 de octubre de 2022 a las 05:00

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–¡Qué lindo es tener querencia! / Llego y quisiera quedarme / es caracú de mi ausencia / el ansia de aquerenciarme.

Quien recita al son de la "Milonga del caminante" es el obispo Heriberto Bodeant, guitarra en mano y sentado sobre un fardo. En la misma ronda, con un sombrero a la cabeza y con su hijo a un costado, lo escucha el intendente de Canelones, Yamandú Orsi. En esa carpa de la Fiesta de la Chacra de San Jacinto desembocó una suerte de procesión de San Isidro Labrador, el patrono de los chacareros. 

El jerarca del MPP toma la palabra para agradecer la presencia del monseñor y a los fieles que compartieron su testimonio sobre el santo, cuya imagen es la misma que se exhibe en la parroquia San Isidro de Las Piedras. "Somos parte del Estado, gobierno de Canelones, pero somos muy respetuosos y nos criamos en esta cultura. Por lo tanto, es muy buena cosa que en esta fiesta de la Chacra también tengamos esta idea y que la gente pueda saber sobre nuestra historia, sobre las creencias y la religiosidad que es tan importante para nuestra familia", concluye. 

Carlos Pazos
Yamandú Orsi se mostró junto al obispo de Canelones, Heriberto Bodeant

A sabiendas del rol que jugará en el Frente Amplio hacia 2024, Orsi manda señales de acercamiento hacia sectores diversos, y el domingo 2 de octubre hizo gala de ello con la religión. Aparte de la fiesta en San Jacinto, envió su saludo a la comunidad judía con motivo del Rosh Hashaná, su año nuevo. 

Pese a que de niño fue monaguillo y ayudaba al cura de la parroquia barrial, el jefe comunal se define hoy como un agnóstico que permanece en búsqueda. Desde la comuna canaria logró entablar un buen vínculo con el hoy obispo emérito Alberto Sanguinetti, incluso cuando el monseñor era un reconocido simpatizante de los blancos y chocaba a menudo con la izquierda cuando impulsaba políticas de género como la ley trans, la despenalización del aborto o el matrimonio igualitario.

La historia de la izquierda y el cristianismo es una historia de afinidades y desencuentros, en especial en la última década, y más aún cuando de Montevideo se trata. La Iglesia Católica en particular guarda como uno de sus más recientes antecedentes el fallido proyecto para colocar un monumento a la Virgen María en la Aduana de Oribe, tras la negativa del Frente Amplio en la Junta Departamental. 

Durante aquel debate que escaló a distintos niveles de la política nacional, el diputado socialista Roberto Chiazzaro cuestionó en diálogo con El País que "determinadas imágenes como la de la Virgen María pueden de alguna manera conmover a la opinión pública y lograr mayor eco en la fidelidad a la Iglesia", al tiempo que criticó: "La iglesia católica está en todas partes. Nos pusieron la cruz, nos pusieron el monumento del Papa y esto es demasiado".

Durante la sesión del 11 de mayo del 2017 en la Junta, algunos ediles frentistas –incluido el exintendente Mariano Arana en representación de la Vertiente Artiguista– acataron la disciplina partidaria. Mariano Tucci, hoy diputado, planteó entonces su oposición al proyecto pese a ser católico: "Transformaríamos un lugar neutral de todos los montevideanos en un lugar de culto".

Carlos Pazos
Yamandú Orsi se mostró junto al obispo de Canelones, Heriberto Bodeant

El arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, afirmó en aquella fecha que la votación había sido un "claro retroceso en la laicidad entendida como apertura, pluralidad y posibilidad de manifestar", y semanas atrás reiteró que era "un derecho de los católicos". Sus recientes declaraciones a El Observador le valieron la rápida respuesta del edil astorista Claudio Visillac, quien consideró que la del cardenal era una "aspiración inconstitucional". 

El cristianismo atravesó a comienzos de siglo pasado la actividad de sindicatos de inspiración religiosa y otras agrupaciones partidarias, incluso pese a las contradicciones que el pensamiento marxista encuentra con la religión.

En un texto escrito por los investigadores Dahiana Barrales y Nicolás Iglesias para el tomo Izquierdas –publicado el año pasado por Facultad de Ciencias– se señala "frecuentes diálogos entre cristianismo y marxismo previos a la dictadura", tanto entre quienes veían "semejanzas" entre ambos como quienes entendían como necesaria –pese a chocar en lo doctrinal– la convergencia en una "alianza provisoria" para conformar un frente unido que cambiara las "estructuras de dominación". 

Según los autores, la discusión no estuvo exenta de contradicciones para quienes argumentaban contra el Partido Comunista y la persecución religiosa de la Unión Soviética. "Siendo el Partido Demócrata Cristiano uno de los fundadores del Frente Amplio en 1971, es notorio el hecho de que esta alianza generara algunas bajas en sus filas", escribieron. 

El Concilio Vaticano II y la teología de la liberación permearon en la izquierda de la época, recabándose la influencia del cristianismo en los grupos revolucionarios en la región, y Uruguay no fue la excepción. El propio Rodney Arismendi, líder histórico del Partido Comunista, valoró en una publicación de febrero de 1973 el "papel positivo de sectores de la Iglesia y en otros fenómenos, que hasta hace un decenio se considerarían evidentemente insólitos". 

Barrales e Iglesias narran un "proceso de desmembramiento" a partir de los 90' en los sectores progresistas del cristianismo uruguayo, entre la falta de renovación, el giro conservador del catolicismo en la figura del papa Juan Pablo II y la muerte del jesuita Luis Pérez Aguirre, entre otros motivos. 

"En la última década se ha dado un incremento de sectores conservadores evangélicos actuando en política partidaria de forma confesional, con la correspondencia del resurgir de un discurso y una simbología católica conservadora en alianza con sectores políticos de derecha. Estas novedades expresan una nueva época, muy contrastante con la historia de convergencias políticas y sociales con distintas vertientes del cristianismo en el siglo XX", concluyen. 

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