AFP

El inicio de una segunda guerra fría

EEUU vuelve a verse involucrado en una lucha global con Rusia y China

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09 de junio de 2022 a las 15:15

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Gideon Rachman

Desde que Rusia invadió Ucrania, se ha hablado mucho de los ecos de la segunda guerra mundial y de los peligros de una tercera. Pero el momento global actual se parece mucho más a un retorno de la guerra fría.

Una vez más, EEUU está reuniendo una coalición de democracias para enfrentarse a un eje Rusia-China. Una vez más, los peligros de una guerra nuclear están en el centro de la política internacional. Y, una vez más, hay un gran bloque de países no alineados — que ahora se conoce generalmente como el "sur global" — que está siendo intensamente cortejado por ambos bandos.

Muchos en el sur global insisten en que Ucrania es un conflicto regional que no debe perturbar o cambiar el mundo entero. Pero los responsables políticos de la administración Biden ya enmarcan la guerra en términos globales. Ven a Rusia y China como socios en un desafío al "orden basado en reglas", defendido por EEUU y sus aliados. Las batallas en Ucrania son actualmente el teatro central de esa batalla más amplia.

Vistas desde Washington, las amenazas a la seguridad en Europa y Asia están ahora tan profundamente conectadas que los dos continentes son considerados por los funcionarios como un "sistema operativo único". Se trata de un patrón de pensamiento que recuerda mucho a la guerra fría, cuando EEUU siempre tuvo presente que lo que ocurría en Vietnam o Corea podía tener efectos en la dividida ciudad de Berlín o en el Atlántico norte.

Una gran diferencia con respecto a la última guerra fría es que esta vez los estadounidenses ven a China, y no a Rusia, como su rival más serio. Esa creencia no ha cambiado por el hecho de que el presidente ruso, Vladimir Putin, es el que ha iniciado una guerra. De hecho, el enfoque hacia China de la administración Biden intensifica la tendencia a ver la guerra de Ucrania no sólo como algo relacionado con la seguridad de Europa, sino con el orden global más amplio.

Aunque en Occidente se habla con cierto simplismo de intentar "hacer una Kissinger" — y volver a urdir una ruptura entre Rusia y China, como ocurrió en la década de 1970 — pocos en Washington creen que sea una perspectiva plausible a corto plazo. Por el contrario, los funcionarios estadounidenses ven a China muy firmemente en la esquina de Rusia. Disuadir a Beijing de traducir sus sentimientos prorrusos en un apoyo militar o económico directo a Moscú sigue siendo una de las principales prioridades estadounidenses.

Los aliados de EEUU en Asia — en particular Japón, Corea del Sur y Australia — también están muy conscientes de las implicaciones de la guerra de Ucrania para su propia seguridad. El peor escenario para ellos sería que la agresión de Rusia envalentonara a China y distrajera a EEUU, lo que llevaría a una invasión china a Taiwán que transformaría la región. El mejor escenario es que la guerra de Ucrania revitalice la alianza occidental y el liderazgo mundial de EEUU y haga retroceder a China en Asia.

En realidad, sin embargo, la gente de Biden no cree que los problemas de Rusia en Ucrania hayan hecho cambiar de opinión a China sobre la conveniencia de una posible invasión a Taiwán. Los chinos, creen, están más interesados en averiguar en qué se ha equivocado Rusia, y ajustar sus propios planes en consecuencia. La necesidad de un poderío abrumador en cualquier acción militar es una probable lección. Otra es la necesidad de proteger la economía china de posibles sanciones occidentales.

A finales de mayo, Biden visitó Japón y Corea del Sur, y no es la primera vez que sugiere que EEUU lucharía para defender a Taiwán. (Su administración se vio de nuevo obligada a matizar los comentarios del presidente). A finales de junio, la OTAN celebrará una cumbre en Madrid. Es importante destacar que Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelanda han sido invitados a asistir.

La formación de una coalición de democracias pretende mejorar la posición de seguridad de Occidente tanto en Europa como en Asia. Los países como Japón desempeñan un importante papel simbólico y práctico en la lucha con Rusia. Son vitales para el esfuerzo de las sanciones, lo cual le dificulta mucho más a Moscú encontrar formas fáciles de eludirlas. A cambio, los asiáticos desean que los países europeos desempeñen un mayor papel de seguridad en Asia. Las recientes visitas navales a la región, de británicos, franceses, alemanes y holandeses, han sido bien recibidas.

Pero aunque los estadounidenses están contentos con la respuesta de sus aliados más importantes del norte de Asia a la guerra de Ucrania, están preocupados por su fracaso a la hora de ganar la batalla de la opinión en el sudeste asiático.

En una reciente cumbre con la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés) en Washington, algunos líderes de la ASEAN repitieron en privado de los argumentos rusos sobre la responsabilidad de la OTAN en la guerra de Ucrania y las supuestas operaciones de "bandera falsa".

India se considera un desafío aún más importante. El gobierno del primer ministro Narendra Modi se ha esforzado por no tomar partido en torno al tema de Ucrania, absteniéndose en las votaciones clave de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y aumentando las importaciones de petróleo de Rusia. Los estadounidenses creen que insistir en este tema en Nueva Delhi puede resultar contraproducente.

Por el contrario, pretenden acercarse gradualmente a India haciendo énfasis en los intereses de seguridad que comparten ambos países para contener el poderío chino.

Algunos historiadores consideran ahora que la primera y la segunda guerra mundial son dos etapas de un mismo conflicto, separadas por una generación de paz cada vez más frágil. Es posible que los historiadores del futuro hablen de la primera y la segunda guerra fría, separadas por una era de 30 años de globalización. La primera guerra fría terminó con la caída del muro de Berlín en 1989. La segunda, al parecer, comenzó con la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022.

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