Camilo dos Santos

El negocio del cáñamo y el cannabis en Uruguay: qué falta para despegar

La industria del sector apunta a crecer para convertir a Uruguay en un país de vanguardia si se resuelven ciertos escollos; el 2021 puede ser un año bisagra

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17 de julio de 2021 a las 05:00

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Tras la aprobación en 2013 de la ley nº 19.172 para regulación y control del cannabis, a la que se sumó el decreto 46/015 para el uso medicinal y la investigación científica, Uruguay comenzó a transitar un camino que apunta al desarrollo de esa industria, la cual ve el 2021 como un año bisagra a partir del que se podría dar un salto de calidad para colocarse a la vanguardia del mundo.

Según un informe elaborado por Uruguay XXI, si en el país se consideran, además del cannabis medicinal, al resto de los productos en base a cannabis, “el mercado es potencialmente el principal rubro de exportación agroindustrial del país”.

En este informe también se destaca que el negocio del cannabis medicinal, por ejemplo, es muy atractivo para Uruguay, tanto por los precios como por el fuerte crecimiento en la demanda. “Muchos países autorizan la importación de cannabis medicinal pero no su producción, con lo que se vuelven estructuralmente importadores. Podría afirmarse que se trata de la cadena de más valor agregado posible de la agricultura uruguaya”, sostienen desde Uruguay XXI.

Desde 2019 hasta marzo de 2021, según la gerencia de inteligencia competitiva de Uruguay XXI, las exportaciones llegaron a poco más de US$ 10,6 millones. US$ 3,3 millones en 2019, US$ 7,3 millones en 2020 y US$ 71.804 hasta marzo de 2021. La exportación más relevante corresponde a un envío de flores superior a los US$ 3,2 millones en 2019.

El crecimiento de la industria es inminente pero la clave para que el país logre posicionarse de buena forma para la captación de inversores del sector y que permita crecer a las empresas ya instaladas está hoy sujeta a dos puntos importantes. Por un lado, las modificaciones que puedan implementarse en la normativa vigente, procurando darle agilidad y dinamismo a la exportación de productos y también tratando de diversificar la producción de estos.

Por otro, la situación financiera. Actualmente las empresas vinculadas al mercado del cannabis no pueden abrir cuentas bancarias debido a una normativa de Estados Unidos donde, si bien en 29 estados el cannabis es legal, la Administración de Alimentos y Medicamentos de ese país (FDA por sus siglas en inglés) considera ilegal su uso en comidas y bebidas, lo que aplica como ley federal y hace que los bancos consideren ilícita toda actividad vinculada.

Los protagonistas

“El sector ha hecho una curva de conocimiento en lo que ha sido el desarrollo de genética, métodos agrícolas, métodos de cosecha y ya está pronto para entrar al mercado internacional”, dijo a El Observador Marco Algorta, presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal (Cecam). En Uruguay existen más de 100 empresas en el sector, 82 son de cáñamo y las demás están vinculadas al cannabis medicinal.

Sergio Vázquez, jefe del departamento de asesoría técnica de la Dirección General de los Servicios Agrícolas (DGSA) del Ministerio de Ganadería Agricultura y Pesca (MGAP), dijo a El Observador que hay “mucha esperanza y expectativas de crecer en el cáñamo medicinal ya que existen muchas industrias que se están desarrollando”.

Cáñamo

Para Vázquez, es fundamental la modificación del decreto 46/015. En ese sentido, explicó que desde el gobierno se está trabajando en ello y que “en poco tiempo se promulgará un nuevo decreto que traerá cambios muy importantes para la industria extractora y exportadora”. “Ahí va a haber un antes y un después en el sector de exportación”, vaticinó.

“En su momento no se contemplaron los trámites administrativos para poder llevar adelante el desarrollo de esa industria del cannabis medicinal por lo que durante años estuvo trancada. Esta administración lo que hizo fue analizar el problema y empezó a hacer variantes en la normativa para no castigar al cultivo, a la cadena de valor e incentivar a los inversores a concretar los planes de negocio que habían presentado en 2017 que se habían visto trancados”, sostuvo.

En la misma línea se manifestó Leonardo Isoardi, socio de CPA Ferrere, quien asesora a varias empresas del rubro y entiende que es necesario “aggiornar” la normativa pensando en el futuro.

“Falta mejorar el ritmo de la exportación, hacerlo más fácil y más ágil. Necesitamos un protocolo más claro de exportación donde las empresas puedan guiarse”, sostuvo en diálogo con El Observador. Por otro lado se necesita “una regulación en alimentos” donde se puedan vender productos de cannabis medicinal o con cáñamo localmente.

Isoardi valoró que se dio un paso importante en agosto de 2020 cuando el gobierno, a través de los decretos 214/020 y 215/020, permitió que las empresas pudieran exportar cosechas de años anteriores que habían quedado trancadas.

Nicolás Martinelli, asesor del presidente Luis Lacalle Pou, es quien se encuentra trabajando en temas normativos de la industria de la marihuana.

En ese sentido, Martinelli expresó al diario El País que su trabajo tiene tres líneas. La primera es que la ley facilite más la exportación; luego precisar definiciones en su texto para que no existan vacíos o ambigüedades (por ejemplo, qué es “materia prima”, qué es “producto semielaborado según la ley”); y por último establecer con claridad los alcances de cada organismo que participa en el tema del cannabis. “A veces los interesados van de un organismo a otro, nadie resuelve y se pierde tiempo”, indicó.

Diversificación

“Si no nos restringimos a los usos más comunes, sin dudas que en el cáñamo está nuestro mayor potencial: generar productos veterinarios, cosméticos y alimenticios a través del cáñamo”, dijo Algorta.

Para el empresario, en Uruguay falta generar políticas que entiendan el cáñamo “de una forma más total, del total de la planta” y no “solo como uno de sus productos que es la flor, que se está vendiendo hoy”.

El grano de cáñamo tiene un gran potencial proteico para el ser humano. Según el presidente de la Cecam, en 15 ml de un aceite de granos estarían todos los aminoácidos necesarios para un día de alimentación de una persona.

Camilo de los Santos
Cáñamo

Por otro lado, se destaca el tallo del cáñamo, con 30% de fibra, utilizado hoy para lo que son bioplásticos. Empresas como BMW, Mercedes Benz y Porsche hacen los paneles de sus autos en bioplástico de cáñamo por su durabilidad y resistencia. También se utiliza para materiales de construcción.

“Existen diversas posibilidades a partir del cáñamo que Uruguay hoy no está aprovechando pro sus regulaciones restrictivas”, alertó Algorta.

En ese sentido de la diversificación de la producción, Isoardi explicó que hoy lo que se exporta desde Uruguay es la flor, sin que haya un proceso industrial, algo que, si ocurriera, sería mucho más positivo para el mercado.

“Hay una primera extracción de Cannabidiol (CBD) que se llama raw o full spectrum, que su precio triplica al de la flor. Esto quiere decir que, si a esa misma producción (flor) vos la lográs industrializar, dejás mayores divisas en Uruguay, generás más mano de obra y a su vez exportás más alto”, expresó.

Litoral y zona franca

Los cultivos de cáñamo predominan en el sur del Uruguay.  No obstante, departamentos de la zona norte y litoral como Artigas, Salto y Paysandú también tiene sus emprendimientos instalados y además, gran potencial para atraer inversores.

En septiembre de 2020, el presidente Luis Lacalle Pou inauguró en la localidad salteña de Colonia Garibaldi la planta de procesamiento de cáñamo medicinal más grande de América Latina, perteneciente a la empresa canadiense Boreal. Dispone de casi 5.000 m2, una capacidad de producción de hasta 20 toneladas por día y la posibilidad de generar hasta 1.000 empleos directos e indirectos.

Cáñamo

Además, en junio pasado, en una visita a Bella Unión, Artigas, Lacalle Pou anunció un llamado para el desarrollo de la plantación e industrialización del cáñamo en la zona, con el fin de generar desarrollo y fuentes de trabajo, con miras a convertirse en zona franca.

Carlos Albisu, actual presidente de la delegación uruguaya ante la Comisión Técnica Mixta (CTM) de Salto Grande y referente político del gobierno para la zona norte del país, viene siguiendo de cerca los pasos que apuntan al desarrollo del sector dado el impacto que puede tener para la región. La zona es “muy buena desde el punto de vista productivo debido al clima y el tipo de sol” y además “las plantaciones requieren las mismas variantes climáticas que necesitan el citrus o el arándano”, señaló.

Albisu dijo a El Observador que hay mucha gente que se encuentra buscando información sobre el mercado del cáñamo y observando a la región con buenos ojos. “Desde los que quieren hacer una plantación muy importante hasta lo que son los pequeños productores”, sostuvo.

Según Vázquez, si en Bella Unión “se ajusta el cultivo para la potencialidad que tiene la zona, le viene muy bien por las temperaturas y también por la infraestructura que existe”.

Isoardi entiende que la zona franca en Bella Unión es una “muy buena iniciativa” ya que le estaría dando a la zona “no solo el dinamismo necesario para los microproductores” sino que además “los estas capacitando en nuevas habilidades para el futuro”.

En ese sentido, Albisu expresó que desde la CTM se están manteniendo reuniones con la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC), el Instituto Nacional de Empleo y Formación Profesional (Inefop), la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) y el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (LATU) para incorporar cursos sobre manejo de cáñamo medicinal, “desde la producción hasta el manejo económico” para empezar a capacitar personas que quieren desarrollar el negocio.

Se podría afirmar que el negocio del cáñamo en Uruguay es aún incipiente. Sin embargo, su potencialidad parece no tener techo. Conscientes de eso, tanto gobierno como productores del rubro tienen un norte claro que es el de explotar al máximo las posibilidades, procurando posicionar a Uruguay como una referencia mundial.

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