La Calerga

El negocio ovino que apareció casi sin querer, las mascotas Hampshire Down

En Colonia la familia Pérez Dreher añadió a las actividades habituales en un sistema con ovinos la venta de corderitos como animales de compañía

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22 de febrero de 2021 a las 05:00

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En 2016, sin experiencia en la cría pero siendo unos “enamorados de las ovejas”, Natalia Dreher y Férnando Pérez fundaron La Calerga, en una chacra de nueve hectáreas ubicada entre Nueva Helvecia y Colonia Valdense, en Colonia.

Allí es posible invertir en la genética de la raza ovina Hampshire Down –los “Caramora”–, pero también se puede aprovechar para disfrutar de ricas comidas y para algo novedoso: comprar un cordero para que sea la mascota de la casa.

Los inicios de la cabaña, por el tamaño del predio, fueron como se suele decir “de nicho”, priorizando “más calidad que cantidad”, explicó Pérez, y añadió que desde el principio el foco estuvo en invertir y producir animales con buena genética, a pequeña escala; en el establecimiento hay actualmente 50 vientres.

La Calerga
Ovinos en La Calerga

Un nuevo negocio 

Los primeros años fueron netamente productivos, con base en lo tradicional, pero cuando algunos corderos empezaron a quedar guachos y los tres hijos de la pareja comenzaron a criarlos dentro de la casa varios clientes se interesaron, y así nació un nuevo negocio: corderos como mascotas, como animales de compañía.

Si bien llegan a La Calerga clientes desde diferentes partes del país, la mayoría son montevideanos los que vuelven a la capital con una mascota de 20 días o un mes, “un poco inquieta y que no ensucia mucho”, explicó Pérez.

Los clientes suelen tener casas con un espacio verde, y según comentó el cabañero entre risas, los enemigos del negocio son quienes venden cortadoras de pasto, y los amantes de las plantas, porque los ovinos se encargan de “recortar” todo el verde que encuentran.

¿Cuánto cuesta un corderito?

Un Hampshire Down para que sea mascota se vende a US$ 100, un precio que, en una venta de esos ovinos entre productores, no es muy usual.

“Encontramos una veta de negocio interesante, chico por supuesto, pero realmente con mucha demanda. En Montevideo hay otro mercado, que es un mercado muy distinto al que tenemos y trabajamos los productores. Porque  el productor vende y desvende dentro de su ámbito, pero de esta manera se puede hacer un negocio más rentable a pequeña escala”, sostuvo.

En esta cabaña, un carnero suele comercializarse a US$ 450, mientras que una borrega a US$ 250, en el caso de los negocios para producción ganadera.

Generalmente los corderos que se venden como mascota son machos, explicó el cabañero, y agregó que algunas veces se entregan castrados, “para que se amansen”.

Un detalle es que los ovinos no son pequeños toda la vida, por eso una vez que crecen algunos clientes optan por realizar un canje: llevan al establecimiento al ovino grande, para que termine de criarse a campo, y vuelven a la ciudad con otro corderito.

Trabajo 100% artesanal 

Los corderos se venden bañados y con collar. Milena, de 11 años, se encarga de bañarlos para la entrega. “Es producción 100% artesanal”, comentó su padre. Sus hermanos, Guillermo, de 14, y Santiago, de 8, también ayudan en La Calerga.

Todo lo que se hace en el establecimiento es trabajo familiar, como la cosecha de algunos vegetales o frutas, la cría y el cuidado de los ovinos, la preparación del lugar, la cosecha de limones para jugo o la elaboración de platos para la recepción de personas, que actualmente es solo por el día.

“Natalia es el tractor”, dijo el cabañero, y reflexionó: “En la familia estamos todos en la misma sintonía, trabajamos y tratamos de disfrutarlo todo. Creo que hay un montón de valores que se pueden mostrar de otra manera. La idea es que los niños crezcan y tengan en sus retinas una infancia feliz y sana, con ejemplos de cómo se trabaja”.

¿Cómo criar un cordero en la ciudad?

Para criar un ovino como mascota es necesario disponer de un lugar abierto, por ejemplo un patio, pero lo ideal es que sea un espacio “verde”.
Según explicó a El Observador Fernando Pérez, director del establecimiento de Hampshire Down La Calerga, la alimentación de un pequeño ovino es sencilla, puede realizarse con sustituto lácteo o ración.
“La crianza es muy simple”, dijo, y mencionó que no son animales muy inquietos y que pueden acostumbrarse a andar en vehículos, con pañales para no ensuciar.
Como los perros, pueden acostumbrarse a usar correa cuando se los saca a la calle, por ejemplo, para más seguridad y control de la mascota. También pueden bañarse regularmente sin problema.

Belén, la estrella de La Calerga

Belén es una cordera Hampshire Down que nació en Navidad, el 25 de diciembre, tiene baja visión y es la mascota de la familia. Es la estrella del establecimiento. La pequeña fue dada a luz fuera de fecha y debido al déficit hídrico y la falta de pasto que había en el campo en esos momentos su madre no generó leche y, por instinto de supervivencia, la abandonó. “No es que sea mala madre, la dejó por el instinto, si no dejaba al cordero se moría”, explicó Pérez.

La familia encontró a Belén entre unas tablas, la llevaron a la casa, la bañaron e intentaron que estuviera cerca “del calor de la familia”.

Por su falta de visión, la pequeña es bastante dependiente.

En las vacaciones de verano, los Pérez Dreher fueron a Piriápolis y Belén fue con ellos. Viajó con pañales en el auto, para hacer sus necesidades sin problemas, paseó con correa y vivió una experiencia que casi ningún ovino del país ha disfrutado: correr en las playas del este “con sus hermanos humanos”. Y, claro, fue el centro de las miradas a donde fuera la familia.

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“La oveja tiene un lugar importantísimo como mascota, más que nada por la dependencia que tiene con los humanos, se genera una relación muy particular, en especial con los niños. Lo dócil que son es fantástico, los corderos son una maravilla”, indicó el cabañero.

Los “Caramora”

La elección de la raza para criar fue muy pensada: “Tuvimos que convencernos de cuál era la mejor. Por más que somos defensores del ovino, entendemos que hay dos puntas del negocio: la producción de ovinos para lana y para carne, y son trabajos diferentes”.

Con la idea de trabajar ovinos con destino a carne, y después de conocer la raza Hampshire Down, se decidieron por ella porque “cuando conocimos las características de esta raza quedamos encantados”.

Ahora, la familia unió al plantel un macho Dorper, raza sudafricana “con excelentes características carniceras”. Esos ejemplares tienen la cabeza y el cuello negros y el cuerpo blanco, además de una lana muy corta, que permite que no sea necesaria su esquila.

Por sus características físicas, al cruzarse con un ovino Hampshire Down, los corderos salen con una pigmentación muy particular, moteados “como una pequeña vaquita Holando”, comentó Pérez. Es por eso que no han podido vender ni un solo ovino de esta cruza para carne, porque apenas los clientes los ven pequeños, vuelven a casa con uno de esos corderos como mascota.

La Calerga
Milena, Santiago y Guillermo con el corderito Hampshire Down, Belén

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