El “terroir del momento”

Uno de los factores que afectan positivamente el sabor del vino

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19 de febrero de 2013 a las 00:00

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Por Valentín Trujillo

Dentro de los cientos de factores que afectan positivamente el sabor de un vino, me gustaría hoy describir uno que se conecta con el contexto y la circunstancia en que se bebe. Lo llamé, por inventar, el “terroir del momento”.

Acabo de empezar mis vacaciones y este detalle tiñe este post, pero también la forma de degustar y hacia eso me dirijo. Estas semanas de febrero me encuentran en Playa Verde, caminando por playas vacías de gente, pero llenas de cáscaras mejillones y rocas que salen de la arena, de gaviotines y biguás que sobrevuelan la costa, de cangrejos que dejan su carcasa entre las algas.

Las tardes se alargan hasta el atardecer, las noches empiezan casi sin darse cuenta, el tiempo fluye de otra manera. La otra noche prendí un fuego y tiré una carne a la parilla, para comer con mi familia. Abrí un Trumpeter de Bodega Rutini, un cabernet sauvignon de la cosecha 2009.

Por supuesto que hay datos fácticos inconmovibles: es un vino mendocino salido de finos viñedos de las faldas del Tupungato, de uvas que recibieron el viento frío de los Andes y que debieron una selecta mineralidad de montaña. Estuvieron esperando siete meses en barricas nuevas de roble francés y luego maduraron otros cinco en barricas de roble americano de tercer uso.

El vino en cuestión tuvo una nariz sutil, suave, que le costó abrirse. Lo tomamos en vasos largos, “a la italiana”, y en boca mostró frutos rojos y bayas.

Pero flotando en el aire había otros elementos que hicieron que el vino se catara mejor: la armonía del crepitar del fuego, la charla con el pueblo en perfecto silencio, la sobremesa, y de a poco los ruiditos de la madrugada. Todos esos elementos extra no estaban en el vino, no estaban dentro de la botella. Se fusionaron con cada trago y formaron un maridaje de aquellos. Y por supuesto que afectaron su gusto.

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