Es un domingo de octubre de 1998 en una cancha de fútbol llena de barro por la lluvia, en la ciudad de Las Piedras, Canelones. Un equipo aguerrido que necesita un buen resultado no da pie con bola. Uno de sus jugadores juega particularmente mal: no corre lo que otras veces, no se siente como siempre, está muy cansado, pero igual quiere estar allí. Realmente quiere.
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