Ante una agenda gubernativa tan sensible y urgente, en áreas como la seguridad pública o la educación, la hoja de ruta que anunció ayer el flamante ministro de Trabajo, Pablo Mieres, sobre asuntos de su desafiante cartera, pudo no haber tenido la visibilidad pública que el tema merece.
La política anunciada por el secretario de Estado en el área del trabajo estuvo en sintonía fina con la definición de la gestión pública prometida por el presidente Luis Lacalle Pou ante la Asamblea General, el domingo 1°: sin arrogancia fundacional, manteniendo lo que ha dado buenos frutos, mejorando lo que se hizo mal y concretando las reformas postergadas.
En ese sentido, Mieres, presidente del Partido Independiente y profesor universitario, dio una clase de moderación que contrarrestó inteligentemente el discurso de quienes alimentan el debate público con una lectura fatalista del nuevo gobierno de coalición a quien endosan un plan maquiavélico para perjudicar a los trabajadores.
Las palabras de asunción de Mieres, el lunes 2, en la sede del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), disipó toda maledicencia al respecto.
Mieres afirmó que las relaciones laborales continuarán el mecanismo de negociación colectiva amparada en los Consejos de Salarios, reinstalados por el Frente Amplio. Y fue enfático en anunciar que continuará el diálogo tripartido por ramas de actividad.
Pero hizo precisiones que hacen pensar en que habrá un sano ajuste a una dinámica de negociación y entendimiento que notoriamente se había volcado en los hechos hacia el PIT-CNT.
El MTSS, dijo, “será justo, ecuánime y equilibrado para ser merecedor de la confianza de las partes”.
Es el ajuste a una política pública que había estado sesgada contra el sector empresarial, al que grupos políticos y movimientos sociales presentan como el malo de la película.
El hecho de que el péndulo de las relaciones laborales del país se ubique equidistante entre las dos partes, es ya una mejora a una política equivocada y seguramente se reflejará tarde o temprano en la economía.
Es muy importante que el MTSS recupere el justo medio en las negociaciones colectivas porque, como dice el economista Jean Tirole, en su libro La economía del bien común, todos los sectores de una sociedad reaccionan a los incentivos a los que se enfrentan, lo que, unido a las preferencias de cada uno, se termina definiendo un comportamiento que puede ir en contra del interés colectivo.
El papel ponderado del Poder Ejecutivo desde un lugar como los Consejos de Salarios es justamente para conciliar el interés individual (de un sector de la sociedad como son los trabajadores o los empresarios) y el interés general.
Un aumento de salarios para una determinada rama de actividad que no se compadezca con la realidad, por ejemplo, seguramente será una decisión equivocada para el interés general del país.
Ese mismo sentido tiene el anuncio que se tendrá más en cuenta la normativa vigente que flexibiliza los laudos de los Consejos de Salarios en casos de empresas débiles que no están en condiciones de cumplir con las obligaciones impuestas para el conjunto de una determinada rama de actividad.
Los pasos pueden parecer cortos, pero estamos seguros de que son firmes en la dirección correcta.
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