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En la UCU los estudiantes de Informática aprenden desde la práctica

El nuevo diseño de la carrera de Ingeniería en Informática pone el foco en las necesidades de la industria e incorpora los títulos técnicos de desarrollador de software y analista en informática
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06 de noviembre de 2020 a las 21:53

Los cambios pueden empezar en charlas de pasillos, en encuentros a las corridas entre el principio de una clase y el final de la otra, en chats de fines de semana, en intercambios con profesionales que hace unos años fueron estudiantes. Los cambios pueden terminar de concretarse –por qué no– fuera de fronteras, en un curso de diseño curricular en una de las universidades más reputadas del mundo como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Los cambios pueden plasmarse, finalmente, en una hoja en blanco, en un documento que se completa con las ideas de varias cabezas y la escritura de dos, cuatro, seis y tal vez muchas manos más, y en una carpeta de más de cien páginas que aprueba el Ministerio de Educación y Cultura.

El nuevo diseño de la carrera de Ingeniería en Informática incorpora los títulos técnicos de desarrollador de software y analista en Informática.

Así fue el camino que hicieron Fernando Machado –53 años, doctor en Ciencias de la Computación, extensa carrera en la industria de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (TIC)– y un sólido equipo de profesores para sentar las bases y lineamentos del nuevo diseño curricular de Ingeniería en Informática de la Universidad Católica del Uruguay (UCU).

Fernando Machado, doctor en Ciencias de la Computación con extensa carrera en la industria de las TIC y nuevo director de la carrera de Ingeniería en Informática en la UCU.

A continuación, Machado, nuevo director de la carrera, repasa las novedades con las que se encontrarán los futuros estudiantes de Informática de la UCU.

¿Cuáles son los grandes cambios que experimentará la carrera de Informática a partir de 2021?
El primer gran cambio es el aprendizaje de fundamentos “justo a tiempo”. Tradicionalmente, los estudiantes de Informática tienen un montón de cursos introductorios. Estos cursos son bastante áridos y se suelen aplicar más adelante en la carrera. Ahora, lo que vamos a hacer es desarrollar los conocimientos y habilidades que se necesitan justo antes de que sean necesarios. Por ejemplo, para programación necesitan saber hacer operaciones con varios tipos de números, con conjuntos y operaciones lógicas; en lugar de tener un curso de matemática y de lógica antes del curso de programación, enseñamos a hacer esas operaciones justo antes de que se vayan a usar en programación. Esto hace que los aprendizajes sean más significativos, porque se aplican de inmediato en cuestiones propias de la profesión. Esto es lo que nos permite, además, que los chiquilines experimenten su vocación ya en el comienzo de su carrera universitaria. Otro de nuestros grandes cambios es la implementación de retos. Los retos son actividades intergeneracionales con chicos de 2º, 3º y 4º que trabajan en la resolución de un problema. El reto es, entonces, un proyecto que utiliza la metodología de Aprendizaje Basado en Proyecto (ABP), pero, además, rompe las barreras entre las diferentes generaciones y los distintos cursos. Así es que cada estudiante asume el rol acorde a la altura de la carrera en la que está. De esa manera se simula –en un ambiente controlado y seguro– lo que después verán en sus trabajos y con equipos reales. Los retos son instancias intensivas, y se realizan en julio, diciembre y febrero cuando no hay clases y pueden dedicarle toda su concentración y energía.

El nuevo diseño de la carrera de Ingeniería en Informática pone el foco en las necesidades de la industria.

¿Cuál es el cambio más innovador que incorpora el nuevo diseño?
Lo más innovador es estar convencidos de que no todo tiene que suceder en el salón de clase. Eso es un preconcepto contra el que nosotros también tuvimos que luchar. Hoy se aprende de muchas maneras y hay muchas formas de lograr que los estudiantes adquieran las habilidades y las competencias necesarias fuera de los salones. Por eso incorporamos algunas actividades que se realizan fuera de clase; de esta manera los estudiantes las hacen a su propio ritmo y eso les da una libertad mucho más amplia de la que tenían hasta ahora. Cuentan siempre con la guía de los profesores para esto, pero empiezan a ser mucho más autónomos y se preparan antes para el mundo laboral. Cuando yo estudié Ingeniería en la UCU, hace varios años atrás, la manera de enseñar era así: el profesor se paraba frente a la clase –muchas veces estaba de espaldas a los estudiantes– y se ponía a escribir en el pizarrón o, en algún caso, nos mostraba transparencias. Ahora no es más el profesor sabelotodo que ilumina a su clase, su nuevo rol es el de planificar las actividades que favorecen el aprendizaje y mostrarle a los estudiantes cuál es el lugar al que deberían llegar. De esta manera los estudiantes están más involucrados en el proceso de aprendizaje, ven para qué aprenden lo que aprenden. Lo aplican en un proyecto del que se apropian, suelen dar más de sí y hacer un extra mile porque están más motivados. No hacen los trabajos para el profesor, los hacen para una audiencia externa –eventualmente una audiencia de pares– y para ellos mismos.

¿Cuál es la reacción de los estudiantes que llegan desde el bachillerato y se encuentran con estas metodologías que, a veces, son bastante distintas a las que están acostumbrados?
En muchos casos los estudiantes vienen con la idea de que los profesores les tienen que enseñar. El componente magistral de una clase sigue existiendo, no es que se elimine por completo, pero no es lo que se van a encontrar siempre. En el nuevo diseño curricular tuvimos en cuenta la madurez que traen los chiquilines y empezamos a hacer énfasis en aquellos aspectos que nosotros esperamos que tengan pero que, tal vez, nunca nadie se los enseñó. Por eso, tenemos un Taller Interdisciplinario de Introducción a la Ingeniería donde les enseñamos procesos de ingeniería y también un montón de otras herramientas que son fundamentales para su vida universitaria. Un ejemplo de esto último es cómo gestionar su tiempo y cómo organizarse para hacer todo lo que tienen que hacer. Y eso también se relaciona con algo que nosotros desarrollamos desde el principio y es que aprendan a aprender. Para eso hay que enseñarles cuáles son las distintas formas de estudio y que ellos descubran y reflexionen sobre qué les funciona y qué no.

Uno de los grandes cambios en la carrera es la implementación de retos.

El año que viene se incorporan dos títulos técnicos. ¿De qué manera esos títulos les dan herramientas a los estudiantes para poder desempeñarse con una mayor solvencia en el mercado y cuál es la diferencia de los perfiles de egreso?
Los conocimientos y habilidades más demandados en la industria de software son desarrollados en los cursos de los primeros años, con nivel y exigencia universitaria. Entonces, a los dos años tenemos un desarrollador de software muy sólido, con muchas horas de programación, pero también de bases de datos de distintos tipos, plataformas computacionales modernas como mobile, web, cloud, entre otras y, además, matemática discreta que es la que se usa en computación. El analista, por su parte, es capaz además de crear esas especificaciones a partir del relevamiento de necesidades y el diseño de soluciones, entendiendo cómo funciona la organización que tiene esas necesidades. Estos dos son títulos técnicos, no son universitarios. El licenciado tiene la capacidad de diseñar arquitecturas de software complejas y gestionar el ciclo de vida completo de proyectos tecnológicos, diseñando, poniendo en funcionamiento y gestionando un proceso de ingeniería de software. Este es el primer título de grado que habilita la realización de estudios de postgrado. Finalmente, el ingeniero suma la capacidad de generar valor de negocios e innovación mediante tecnologías de la información para emprendimientos y organizaciones. Implica un año más de cursos y el proyecto final de grado que tiene una importante carga horaria. De esta manera, los estudiantes se gradúan como ingenieros en Informática, pero, a medida que avanzan en el recorrido, suman dos títulos técnicos y una licenciatura.

Los cinco pilares sobre los que se basa la nueva carrera de informática en la UCU:
  • Oportunidad para aprender haciendo en la práctica desde el inicio de la carrera.
  • Metodologías Project Based Learning (Aprendizaje Basado en Proyectos) y Team Based Learning (Aprendizaje Basado en Equipos).
  • Aprendizaje justo a tiempo.
  • Trayectorias electivas personalizables en Data Science, Gestión de TI, Emprendedurismo, Ingeniería de Software, Infraestructura, entre otras.
  • Actividades fuera del salón de clases en horarios flexibles.

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