Camila Casas

En medio del campo y con comodidades de hotel: los domos uruguayos que son el negocio turístico de moda

El glamping está asomando en el turismo uruguayo, impulsado por la pandemia y la necesidad de conectar con lo natural

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04 de octubre de 2021 a las 05:00

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En el sector turístico, la pandemia fue como un tiro en el pie que trajo graves consecuencias para todos. Algunos de estos efectos permanecerán y las compañías deberán aggiornarse para seguir en actividad.  Algo que seguro está dejando el covid-19 es la necesidad de conectar con la naturaleza y sentirse vivo a través de lo simple. 

En este escenario, el turismo interno comenzó a afianzarse, aunque la demanda no alcanza ni en modo mínimo a la del turismo tradicional.  A nivel local, se puede encontrar una oferta variada: turismo rural, de aventura, de experiencia y también el glamping. 

Este último es parte de una tendencia que comenzó en Europa y que, antes de marzo de 2020, se asomaba de forma tímida por tierras uruguayas.  La llegada de la emergencia sanitaria le dio el espaldarazo que necesitaba para que hoy en día el segmento sea muy demandado por los uruguayos. 

En pocas palabras, el glamping es un camping conformado por domos que ofrecen prestaciones sofisticadas. Por definición, permite disfrutar del aire libre en condiciones que son propias de hoteles. 

En Uruguay, los clientes no solo lo usan para alojarse, sino que se organizan fiestas y despedidas con una impronta natural. 

Los precios que maneja el sector son variados, pero en general van desde los US$ 100 por noche hasta los US$ 300. En cualquiera de los casos, no solo se prevé el hospedaje, sino que se ofrece una experiencia completa con actividades que buscan conectar con lo natural. 

Algunos de los empresarios consultados puntualizaron que muchos creen que es “tirar un domo en medio del campo”, pero en realidad la base del éxito de este tipo de empresas se centra en los diferenciales que puedan ofrecer durante la estadía. 

Actualmente, en Uruguay se pueden encontrar glampings en Canelones, Rocha y Maldonado. Cada uno presenta una impronta diferente e incluso apunta a un público distinto. En algunos casos, existen factores en común, por ejemplo la necesidad de abrir durante el invierno, para captar la demanda que se perdió en la temporada pasada. 

Al estar en espacios rurales, las estadías suelen estar enfocadas en el descanso. 

Aunque hubo quienes decidieron teletrabajar algunos días desde glampings, la gran mayoría de los huéspedes los elige por la oportunidad de desconexión que ofrecen. Otra de las reglas generales que presenta el sector son las estadías de no más de cuatro noches.

Por otro lado, en la medida en que la tendencia se fue confirmando han surgido nuevas compañías que buscan pisar fuerte en el turismo interno, así como también pretenden ser una buena opción de cara a la temporada y la llegada de extranjeros. 

Esto último será clave para el sector, junto al nivel profesionalismo que se ofrezca en el verano. 

Oferta premium

Lucía Scandroglio y su marido Leandro Deambrosi fundaron hace dos años Big Bang Nature Stays, una oferta de glamping cerca de Sauce de Portezuelo. La propuesta no fue pensada para  la pandemia, pero casualmente reúne todas las condiciones sanitarias para poder hospedarse unos días en medio de la emergencia sanitaria. 

El estar cerca de Montevideo permite que los clientes se “escapen” los fines de semana, por lo que también Scandroglio y su marido se vieron beneficiados durante el 2020 y 2021. 

“Creo que, al final, somos una buena respuesta a la pandemia sin haberlo pensado”, rescató Scandroglio. 

Camila Casas
Big Bang Nature Stays se encuentra en Maldonado

Esto se vio directamente traducido en la demanda que tuvieron durante los meses de invierno que, por momentos, era caótica porque “todo el mundo” quería reservar fecha para poder ser parte de la experiencia. 

Esto ha sido constante incluso cuando el coronavirus parece emprender retirada y aquella anhelada normalidad empieza a asomar. 

En Bing Bang se aumentó la cantidad de domos, porque están llenos todos los fines de semana, que son los días preferidos por los uruguayos. Además, en caso de que la ola baje, Scandroglio no tiene grandes preocupaciones porque los glampings permiten dinamismo. 

Así como instalaron más domos para atender a más personas, los pueden desinstalar y esto no les genera el gasto mensual que implica mantener los habitáculos.  Más allá de la estadía, la experiencia que ofrece Big Bang es de dos noches que incluyen algunas actividades y todas las comidas. 

También tienen talleres de arte, caballos disponibles para recorrer el predio y una piscina de agua caliente como para tener un momento de relajación. 

“Tratamos de dar una experiencia global. No solo venir a dormir en un domo, porque para eso es más fácil alquilar otra cosa”, agregó Scandroglio. El público al que apunta la empresa es prémium, dado que la oferta es de alto nivel y presenta todas las comodidades clásicas de los glampings.  Esto no solo ha atraído a uruguayos, sino también a muchos extranjeros que viven en la zona, que suelen reservar algunos fines de semana para salir de la vorágine diaria. 

A su vez, para las familias numerosas se convierte en un buen  plan porque evita estar encerrados en un mismo espacio. Scandroglio comentó que durante el invierno muchos reservaron todo el predio para poder quedarse con sus familias.  “Lo que une a la gente que viene a Big Bang es el amor que tienen por estar al aire libre”, enfatizó la emprendedora. 

¿Ser glam o no?

Scandroglio contó que antes no solían llamarse glamping, porque entendían que en Uruguay aún no estaba del todo consolidada la tendencia. 

Con el paso del tiempo esto cambió, entonces sí decidieron apuntar de lleno a ese segmento.  En este sentido, entiende que esta es una de las claves para triunfar en el negocio porque se juntan la naturaleza con las comodidades de cualquier hotel cinco estrellas. 

Camila Casas
Big Bang Nature Stays se fundó en el 2019

“Todas las carpas en el terreno tienen comodidades de alto nivel”, explicó Scandroglio. 

Camping 2.0

Sin embargo, también está la otra oferta que no apunta tanto a los lujos, sino que busca ser un “camping 2.0”. Uno de ellos lleva el nombre de La Escondida, un glamping que se encuentra en Salinas y que busca ser accesible para todos. 

El dueño de la empresa, Emiliano Berenguer, contó que comenzaron hace cuatro años siendo un espacio de camping que luego mutó cuando instalaron los domos. Una de las claves del éxito que ha tenido la empresa, más allá de la cercanía con Montevideo, es apuntar a clientes que buscan esta oferta a un precio accesible. 

En este sentido, cuando se llega a La Escondida el panorama es variopinto porque se puede ver personas de un alto poder adquisitivo así como aquellas que van a pasar unos días con lo básico. 

Berenguer explicó que la gente que suele ir es la que le gusta el camping, pero busca determinado grado de confort como para pasar unos días en familia. 

Lo que sí cambió en materia de público es el perfil etario, ya que cuando la oferta era solo camping, solían llegar jóvenes con el objetivo de disfrutar de sus vacaciones pero terminaban molestando a los demás. 

“Ponían música y hacían un poco de relajo. Algo que es normal cuando sos más joven, pero ahora es algo que preferimos evitar”, explicó Berenguer. 

Sin extranjeros 

La Escondida nunca había recibido tantos uruguayos como en estos últimos meses, ya que en los años anteriores la oferta solía ser captada sobre todo por extranjeros que estaban de paso. La mayoría de los antiguos huéspedes provenían de la región y eran argentinos o brasileños. Ahora, la falta de extranjeros se pudo paliar con la llegada de uruguayos. 

Para Berenguer en este caso la clave es brindar una experiencia completa con el foco puesto en el descanso. “Mucho componente natural, mucho ambiente de descanso”, explicó.  Este espacio natural, se combina con algunas comodidades de estadía, para que los huéspedes no tengan que llevar un gran cargamento. 

Esto también es fundamental, ya que parte de los clientes que llegan a La Escondida lo hacen en ómnibus. Más allá del ida y vuelta que ha tenido el sector, Berenguer entiende que con el correr de los años se ha instalado la tendencia en Uruguay. 

Comentó que cuando él comenzó, era impensado ofertar domos para quedarse a dormir porque el público uruguayo no entendía de qué iba. Para el empresario, conforme al paso del tiempo, los campings como tales no van a funcionar más en su gran mayoría y se van a transformar en pequeños glampings. 

Pero incluso en este sector, Berenguer prevé que habrá transformaciones porque “los precios se deberán ajustar a lo que puede pagar el uruguayo promedio”. 

Desde EEUU

Andrea Mendiburo lleva las riendas de La Atrevida, un glamping en José Ignacio que ya hace 10 temporadas que trabaja en el sector. La propuesta buscó innovar y apostar por un entorno más natural. 

Los domos se importaron de Estados Unidos y están calefaccionados para pasar el invierno. A la vez, durante el verano se pueden abrir para que corra aire y se disfrute del paisaje. 

Mendiburo es consciente de que la tendencia se está asentando y que la pandemia es una de las razones. 

Sin embargo, en su caso particular el covid-19 pegó fuerte. El motivo principal es que desde hace 10 años trabajan con turistas extranjeros. Al ser un modelo de domo que surge en EEUU, muchos turistas internacionales tienen conocimiento sobre esta oferta y les suele ser atractiva. 

Asimismo, siempre buscan la desconexión y el entorno natural es otro motivo para elegir a La Atrevida. “En materia de facturación, en principio, fue bastante complicado. Después nos pudimos manejar bien”, dijo Mendiburo. 

La Atrevida

Para tratar de adaptarse, decidieron mantener la empresa abierta durante el invierno, ya que antes solo lo hacían en los meses de verano. El objetivo era producir los recursos suficientes como para poder seguir generando ganancias. 

Ahora, la reactivación ya se empieza a notar porque comenzaron a recibir reservas por parte de extranjeros. Los que más se han anotado son los brasileños y también se están confirmando las reservas que estaban programadas para el año pasado. 

Scandroglio fue en la misma línea y sostuvo que durante esta temporada, se verá si los glampings se terminan de instalar en Uruguay. La emprendedora entiende que así será, pero el desafío ahora es seguir profesionalizando al rubro. 

Berenguer, por su parte, insistió con el tema de los precios, ya que le parece importante ajustarlos a lo que puede pagar el uruguayo promedio. “Esta pandemia nos demostró que en el turismo, más que nunca, nos necesitamos todos”, consideró.  
 

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