Ciencia > Antiguos rituales

Las drogas que consumían los indígenas precolombinos hace mil años, según estudio

Un análisis químico realizado sobre los objetos encontrados en un yacimiento arqueológico en Bolivia demuestra que los habitantes de la América Precolombina ya tenían los conocimientos necesarios para preparar ayahuasca
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10 de mayo de 2019 a las 16:01

El científico y filósofo estadounidense Terence McKenna era un defensor del consumo responsable de sustancias naturales con efectos psicodélicos. También fue considerado un gurú intelectual para la denominada "cultura rave", sostenía la teoría de que la evolución de la conciencia humana tenía su origen en el consumo de ciertas especies de vegetales y hongos con efectos alucinógenos. Estos efectos provocaron, según el pensador, una disminución de la violencia entre estos primates en favor de otras formas de comunicación más pacíficas que podrían haber dado inicio al desarrollo del lenguaje verbal y corporal propio del Homo Sapiens. La adoración por estas sustancias podría también estar ligada al nacimiento de las primeras religiones y sus rituales. El reciente análisis de objetos hallados en un yacimiento arqueológico en el suroeste de Bolivia apunta en dirección a esta tesis de McKenna.

A cuatro mil metros de altura en la provincia de Sur Lípez yace la denominada "Cueva del Chileno", una tumba en la que permaneció conservada una bolsa de cuero llena de artefactos a los que se les asoció un uso ritual en su tiempo: dos tabletas talladas en madera, un tubo, dos espátulas de hueso de llama, una cinta textil, trozos de plantas secas y una bolsita fabricada con tres hocicos de zorro. 

El análisis químico de estos restos que datan de hace mil años fue publicado por la revista Proceedings, de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, y los resultados demuestran que el legítimo dueño de esos objetos pertenecía a una cultura que ya tenía los conocimientos necesarios para preparar la ayahuasca. Esta bebida psicodélica tradicional de los pueblos indígenas de la Amazonia está compuesta principalmente por la harmina, presente en la enredadera Banesteriopsis caapi, y el arbusto Psychotria viridis (fuente del alucinógeno DMT), ambos compuestos encontrados en el yacimiento. También se hallaron restos de  cocaína, benzoilecgonina y  bufotenina, compuesto psicoactivo que se obtiene a partir de las semillas del árbol Anadenanthera colubrina.

Todas estas sustancias fueron preparadas debidamente por el que se supone era un conocedor sobre botánica y medicina usando los diferentes utensilios descubiertos, pero lo que más llama la atención es que las plantas de donde provienen tales sustancias no crecen en el área del yacimiento arqueológico.  

“Casi todas las plantas con las que se elabora la ayahuasca son tropicales y en cualquier caso era necesario recorrer cientos de kilómetros para acceder a ellas”, explicó a El País de Madrid José Capriles, investigador de la Universidad Estatal de Pensilvania (EEUU) y responsable de la investigación. “Había mucho tráfico caravanero de llamas y muchas sociedades se desarrollaban a partir del intercambio comercial a larga distancia”, continuó. “El consumo de estos psicotrópicos nos habla de las grandes redes a las que podían acceder estos individuos. Además del interés del ritual, el consumo de estos productos aportaría prestigio social, sería una señal de la capacidad de movilizarse a gran distancia o de tener la riqueza y los contactos necesarios para obtener estos productos de origen tan lejano”, desarrolló Capriles.

Es difícil de imaginar cómo pudieron estos indígenas descubrir la combinación de estas dos plantas entre las más de 80 mil especies vegetales que componen la flora amazónica, pero también es difícil de imaginar cómo se fue desarrollando la medicina europea. Si hay algo que caracteriza al ser humano es su capacidad de aprender a partir del ensayo y del error, y si tenemos en cuenta que la evolución de la especie humana tiene aproximadamente tres millones de años, podemos considerar que existieron experimentos suficientes como para encontrar la combinación ideal entre todas esas plantas del ecosistema.

El sitio arqueológico de la Cueva del Chileno data del tiempo en que la cultura Tihuanaco, cultura que se desarrolló alrededor de la cuenca del lago Titicaca y que se expandió hacia el sur de Perú, el norte de Chile y el este de Bolivia, se encontraba en plena desintegración.

Algunos investigadores creen que esta cultura hacía uso de estas sustancias psicoactivas dentro del contexto de rituales y ceremonias que permitían la expansión de sus costumbres a otras regiones de la América Precolombina. Los chamanes que lideraron estos rituales fueron considerados seres de gran sabiduría, por lo que no sorprendería que fuesen de influencia religiosa para otros pueblos andinos. Aun así, Capriles reconoce que estos preparados de efectos psicodélicos podrían también haber sido utilizados por estas culturas con fines alejados del ámbito religioso. 

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