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Hub & spoke, el acuerdo de los súper en Chile con el que cayeron Apple y AB InBev

La semana pasada, un tribunal chileno condenó a SMU, Cencosud y Walmart por participar en un acuerdo colusorio del que no había precedentes
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04 de marzo de 2019 a las 16:40

En su fallo de 111 páginas donde condenó a tres cadenas de supermercados por prácticas colusorias, el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) de Chile, por primera vez, se pronunció sobre un acuerdo del tipo “hub & spoke” que, en términos simples, es la coordinación entre competidores a través de un proveedor común que puede derivar de prácticas comerciales muy agresivas.

Se trata de una figura muy sofisticada y al igual que otros esquemas colusorios, también muy difícil de probar, salvo que exista delación compensada, en la que se cuenta con información aportada por las propias empresas participantes de este tipo de acuerdos.

En el mundo tampoco hay muchos precedentes de este tipo de operaciones. Uno de los más recientes tuvo lugar en Alemania en 2016 y fue protagonizado por la gigante de bebidas AB InBev y varios distribuidores por su participación en acuerdos de fijación de precios de varias marcas de cerveza del grupo, imponiendo multas a los involucrados por cerca de 90 millones de euros (unos US$ 102 millones).

En este caso, los distribuidores sancionados aplicaban valores mínimos para las marcas premium del fabricante AB InBev, el cual se encargaba de coordinarlos y de comunicar (hub) los precios y sus variaciones a los distribuidores minoristas (en este caso los spokes).

Al igual que en el caso supermercados, se trató de una investigación de larga data, donde la autoridad alemana analizó durante seis años diversos sectores vinculados a la alimentación y las bebidas.

En Estados Unidos, este tipo de figura se ha observado en compañías cinematográficas y el mercado de juguetes. Pero una de las más bulladas fue la colusión donde participó Apple y las cinco mayores editoriales de libros de ese país (Hachette, Harper Collins, Macmillan, Penguin y Simon & Schuster).

Todo partió en 2010 cuando la tecnológica lanzó su nuevo iPad y ese mismo día la mayoría de los libros electrónicos subieron los precios alrededor de un 15%. En 2012, tres de las editoriales acusadas llegaron a un acuerdo con la justicia admitiendo su participación en el esquema denunciado, comprometiéndose a cancelar sus contratos con Apple,y todos aquellos acuerdos con cualquier otra empresa que no permita la competencia de precios, entre otras medidas.

Ya hacia 2013 solo Apple enfrentaría el juicio, mientras todas las editoriales investigadas asumieron compromisos para modificar sus prácticas, y pagaron multas y compensaciones por US$ 170 millones. En julio de ese mismo año la firma de Steve Jobs fue condenada en primera instancia por incurrir en una conspiración anticompetitiva y meses más tarde llegó a un trato amistoso con demandantes de 33 estados por el cual debía pagar un monto de US$ 450 millones en compensaciones a clientes y consumidores.

Caso chileno

En el caso de la colusión de los supermercados en Chile, el modus operandi denunciado por la Fiscalía Nacional Económica (FNE) de SMU, Cencosud y Lider (antes de ser adquirida por Walmart), consistía en el monitoreo permanente de los precios de venta a público de la carne de pollo fresca, los que luego comparaban con las salas de la competencia relevante.

“Con dicha información, el área comercial de las cadenas requeridas debía realizar gestiones con sus proveedores comunes de carne de pollo, consistentes en dirigirles los reclamos cuando una cadena competidora estaba vendiendo al público a bajo costo. Es decir, la mantención del precio mínimo de pollo fresco por cada cadena estaba supeditada a una exigencia a los proveedores de que la misma sería aplicada por las demás”, detalla el fallo.

La FNE en su acusación precisó que “el origen de esta regla no es claro, ni formó parte de los acuerdos comerciales que anualmente suscribían proveedores y supermercados. Sin embargo, las comunicaciones entre los encargados de compras de las cadenas requeridas y sus contrapartes en las empresas proveedoras de pollo, muestran su operación cotidiana en la industria”, habiendo entre ellas un acuerdo implícito, acusó en su momento.

El TDLC resolvió acoger los argumentos del persecutor, aplicándoles una multa total de unos US$ 12 millones.

Diario Financiero-RIPE

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