Aburrirse de uno mismo es de los peores sentimientos, ¿no? Me estoy aburriendo de mí misma cada vez que debo escribir sobre temas de inequidad de género, pero los datos me obligan a ser una aburrida, porque siento que es mejor ser aburrida que negadora. En todo esto pensaba cuando leí en estos días dos noticias que me volvieron a hacer aterrizar en la realidad de una injusticia que sí, es cierto, ha evolucionado (muy lentamente) pero que aún así sufre retrocesos a veces inesperados, otras no tanto.