Diego Battiste

La batalla en la piscina de dulce de leche

Los partidos no tradicionales con mejor chance que nunca para ocupar bancas parlamentarias pero con riesgo de quedar fuera de juego

Tiempo de lectura: -'

18 de mayo de 2019 a las 05:01

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 3 45 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 3 45 / mes

Hay que ver la elección 2019 en dos pantallas: una con la competencia fuerte por el premio mayor, en la que juegan los tres partidos tradicionales (uno en soledad y los otros dos en alianza); y otra, con una serie inédita de partidos que buscan consolidar o alcanzar representación parlamentaria y por lo tanto incidir en la otra batalla.

Colorados y nacionalistas (blancos) son los fundacionales, con origen en el nacimiento de la república, pero que se constituyeron como partidos en últimas décadas del siglo XIX, cuando echaba raíces la izquierda que se fundara en 1910 (Partido Socialista).

Ese mismo año nacía la Unión Católica, que se convertiría en Unión Cívica y daría vida al Partido Demócrata Cristiano.

Aunque el Frente Amplio nació en 1971, su raíz está en aquella época. 

O sea que hay tres partidos con más de un siglo de historia, y son los tres que han gobernado.

Los otros son los “no tradicionales” y siempre opositores (hasta ahora).

De todos esos lemas, hay tres que son “opositores” al Frente con pretensiones a integrar un gobierno alternativo. Tienen votantes que van de la “centro izquierda” a la “derecha” y que atraviesan el “centro” ideológico: el Partido Independiente (PI), el Partido de la Gente (PG) y el nuevo Partido Cabildo Abierto (PCA).

El Partido Independiente recoge una tradición de partidos de ideas socialdemócratas y socialcristianas, pero es un partido relativamente nuevo, que asoma tanto con potencial de crecimiento como con riesgo de retroceso. Es heredero de pensadores la democracia cristiana (PDC), del batllismo socialdemócrata (PGP-99)

El Partido de la Gente es el partido de Novick, con impronta personal de un empresario de raíz colorada y vertiente popular con mensaje de mano firme frente al delito, parecía que era la novedad de campaña, pero ese rol ya cambió de mano varias veces. Y tuvo escindidos que debilitaron el potencial del partido, que precisaba sumar dirigentes pero tuvo el efecto contrario. 

El Partido Cabildo Abierto nació como “los amigos de Manini” y con la duda de qué resultado podría tener “un partido militar”, o algo parecido.

Pero el lanzamiento es auspicioso y como lema nuevo ya emparda o supera a otros establecidos. También tiene un discurso crítico con “los políticos” y mensaje de “mano firme” al delito, respeto a la autoridad, y orden, todo lo que es demanda de una parte de la población.

Hay otros dos que son opositores al Frente pero por “izquierda”; por “más izquierda”.

La Unidad Popular es una escisión del Frente Amplio, que al llegar al gobierno se corrió al centro y dejó desilusionados a los grupos radicales “26 de Marzo” y “Corriente de Izquierda”.

El Partido de los Trabajadores es el de raíz trotskista que tiene expresión minoritaria, incidencia en sindicato bancario estatal y marca votos sin pretensiones.

Otros dos también son críticos del oficialismo por tres vertientes, (i) sobre conducta ética, (ii) por entender que no protege el ambiente y (iii) con el argumento de que se “rinde” ante presiones “del poder mundial” con tal de conseguir inversiones.

Los que levantan banderas ecologistas tienen presencia electoral desde 1989 con diversas expresiones y con escasa adhesión, pero en las últimas elecciones, liderados por un agrónomo de izquierda, estuvieron cerca de llegar a una banca en Diputados. Aplicando el viejo método de política por radio y con un discurso atractivo y a veces desconcertante, César Vega esperó paciente la elección 2019 y fue creciendo, pero el Partido Ecologista Radical Intransigente ya tuvo escindidos y otros competidores en parte de su discurso.

El Partido Verde Animalista (PVA) estaba destinado a ser una expresion marginal, de gente que se había molestado con Vega y se había ido del PERI, pero al asociarse de la “dupla mediática justiciera” de Salle y Viana, ganan protagonismo en el debate público con un discurso antisistema, en momentos en que una franja del electorado está irritada con lo político y lo formal.

Además están otros partidos con menos eco, como el Digital, del Orden Republicano, Democrático Unido y Abriendo Caminos, que no está claro si todos participarán y si en caso que lo hagan, superen el requisito para seguir hacia octubre.

Según las últimas encuestas, hay ocho lemas con un nivel de adhesión que hoy les permitiría tener representación parlamentaria, y otro más (PVA) con aparente tendencia a sumarse a ese “pelotón”.
Lo interesante de la competencia a dos pantallas es que todos tratan de pescar en el mismo río: el de los que no son adherentes a los partidos tradicionales. Según sondeos de “identidad partidaria”, hay 30% de frentistas, 20% de blancos y 10% de colorados.

O sea que los dos bloque de “tradicionales” suman 60% y están divididos en dos mitades de 30% cada uno (aproximadamente).
Hay un 40% del electorado que no tiene partido y elige lema pero sin sentido de pertenencia, de identificación política.
Una parte de ese 40% ya tiene inclinación pero campañas son campañas y se puede conseguir (al menos intentar) que la gente cambie de opinión.

Todos pescan en ese 40%, obviamente los tradicionales (para ganar) y los no tradicionales para conseguir bancas. Y de esa franja, es más difícil conseguir votantes entre los que ya tienen inclinación a un lema, por lo que la pesca “más accesible” es dentro de un electorado menor a 20%.

Una fragmentación del sistema partidario y representación parlamentaria múltiple marcará un desafío duro para el próximo gobierno, en el propósito de votar reformas y presupuesto. Y eso, según quien gane la Presidencia y según qué partidos entren a senadores y diputados, puede exigir un liderazgo fuerte y con respaldo popular y mucha acción política eficaz.

El PI y el PG asumen su rol de apoyo de coalición liderada por otro partido, pero la gente de Manini Ríos todavía está en la fase del sueño de gobierno propio. ¿Perderá el PCA parte del entusiasmo que exhiben en redes o en caravanas cuando asuman que su realidad tiene un tope de llegar al Senado (lo que sería un éxito)?

Para los “partidos chicos” el margen de error de las encuestas hace más dificil anticipar resultado probable, lo que podrá verse después de las internas y más próximo a octubre. 

Mientras, estarán en un escenario complejo; primero porque sin competencia interna pierde gracia su campaña al 30-J; y segundo, porque luego deberán hacer malabarismo para lograr atención mediática cuando se instale la polarización por la Presidencia. Cada uno de esos partidos tiene un andarivel para lucirse y despegarse, y en el caso del PI la chance de éxito es alta, pero si hace una campaña potente, clara, sin errores ni mensajes difusos.

Para todos estos lemas no tradicionales, la suerte puede estar en que muchos electores quieran eludir el voto a los tradicionales y tampoco se conformen con abstenerse (en blanco o nulo), pero la batalla de “la segunda pantalla” puede ser tan complejo como “nadar en una piscina de dulce de leche”. 

CONTENIDO EXCLUSIVO Member

Esta nota es exclusiva para suscriptores.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

¿Ya sos suscriptor?
iniciá sesión aquí

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Accedé ahora y sin límites a toda la información.

Registrate gratis y seguí navegando.