La fiebre del chancho y un sabor agridulce

El mal se expande, China sacrifica más de la mitad de su población de cerdos y el mercado se sacude con un doble impacto local, bueno para la carne y malo para la soja

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02 de mayo de 2019 a las 05:03

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Mientras el precio por el ganado gordo en Uruguay sube y se despega de las cotizaciones de un año atrás, el valor de la soja no para de bajar. Y eso sucede por un gravísimo problema sanitario en el país que más importa carne y soja desde Uruguay. Se trata de China, un mercado que aumentará las compras de carne y bajará las de la oleaginosa.

En agosto del año 2018 surgió el primer brote de fiebre porcina africana en China, disparador de esa realidad.

Desde entonces el problema no para de agravarse, al punto que se matarán entre 150 y 200 millones de cerdos este año de un total de 360 millones, según el banco holandés Rabobank.

Tanto la suba de precios de la carne de cerdo en China como la desconfianza de los consumidores impulsan la demanda de carne vacuna uruguaya por parte de China, pero la debacle de la producción porcina local se traduce en una menor demanda de soja.

Se trata de una enfermedad inocua para el hombre, pero muy contagiosa entre los cerdos, una adversidad que incrementará la matanza masiva de cerdos en China –país en el que se encuentra la mitad de los cerdos del mundo–, en el que es considerado como el mayor shock sobre el mercado internacional de carne de este siglo.

Según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), para fines de 2019 el stock de cerdos bajará un 18% interanual, de 428 a 350 millones de cabezas –el menor stock en 30 años– y por debajo de la estimación anterior para 2019 de 441 millones de cabezas.

La producción de carne de cerdo en el gigante asiático disminuirá en un 10% interanual, cayendo hasta los 48,5 millones de toneladas, la menor cantidad en en 10 años, también por debajo de la estimación del reporte anterior que lo ubicó en 54,8 millones de toneladas.

Por su parte, Rabobank estimó una caída de la producción tres veces mayor a la que estima el USDA: de 30% en 2019 respecto al año pasado.

Mientras, el mencionado virus no ha llegado a América, pero se disemina del otro lado del Atlántico, desde Ucrania a Sudáfrica, pasando por varios países de Asia.

 

 

Tras los ajustes decididos, para cubrir la faltante de oferta interna, el gigante asiático aumentará las importaciones de carne de cerdo en un 40%, de 1,56 millones de toneladas en 2018 a 2,2 millones en 2019. Brasil se convertirá en el principal importador, ya que Estados Unidos todavía enfrenta aranceles de represalia de hasta 62% y Europa está experimentando brotes de fiebre porcina clásica en animales salvajes y de criaderos. Además,se abrió rápidamente el mercado argentino esta semana. De todos modos, la carne importada no alcanza a cubrir el faltante interno. Y la demanda por carne vacuna se dispara.

Para 2019 el USDA prevé un alza de las importaciones chinas de carne vacuna de 15% interanual a 1,68 millones de toneladas, 360 mil toneladas más que lo previsto en el informe anterior.

Y es un hecho que el consumo de carne vacuna en China siga aumentando. En 2019 subirá un 4,2% a 8,24 millones de toneladas impulsado además por la continua urbanización y los mayores ingresos de la población.

En algunos casos, la decisión de evitar la carne de cerdo es simplemente económica, ya que el precio ha aumentado un 70% interanual. En otros casos, especialmente en las ciudades de primer nivel donde la carne vacuna, el pollo, el cordero y los mariscos están fácilmente disponibles, la elección se basa en la preferencia de diversificar la dieta.

 

 

El costado adverso

El efecto de la enfermedad es tan importante en carne como en soja, influyendo negativamente en la demanda y el precio de la oleaginosa, ya que las importaciones tienen como principal destino la alimentación animal. El gobierno chino estima que las importaciones en el período octubre 2018-setiembre 2019 cerrarán en 83 a 85 millones de toneladas, mientras el USDA prevé 88 millones de toneladas. Ambas estimaciones están por debajo de las 94 millones de toneladas de 2017/18.

En agosto –cuando apareció el primer brote– la tonelada de soja al productor valía US$ 351, US$ 54 más que el promedio de abril (US$/ton 297). Con un novillo a US$ 3,40 por kilo en cuarta balanza, en abril la relación kilo de novillo/kilo de soja fue de 11,4 (dos puntos por encima del promedio de los últimos cuatro años y un punto más que en agosto de 2018).

China es por lejos el principal mercado para la carne vacuna uruguaya y en lo que va del año sus compras aumentaron 10% (de 73.702 a 80.772 toneladas peso canal), con una participación de 60% del total. Los ingresos por ventas en ese período fueron de US$ 249 millones de dólares, un 14% más que los US$ 218 millones de un año atrás y una participación del 51% del total.

El precio pago por China por la carne uruguaya tuvo una evolución positiva. Las primeras ventas, en 2006-2008, no lograban superar los US$ 2.000 la tonelada peso canal. A partir de ahí el precio comenzó una fase de crecimiento hasta acercarse a los US$ 3.500 a fines de 2014, luego bajó a US$ 2.500 en 2016 y retomó el crecimiento hasta la actualidad. En marzo creció por quinto mes consecutivo y superó los US$ 3.100 por primera vez en cuatro años.

El gigante asiático lleva prácticamente todos los cortes, generando un “equilibrio” en el vacuno promedio que da muy baja proporción de cortes de alto valor. Es por esto que el precio promedio de exportación de la carne en Uruguay lo da básicamente China. Los mercados de mayor valor como lo son Israel –que lleva cortes del delantero– y la Unión Europea –parte del delantero y principalmente trasero– generan, en cambio, un “desequilibrio” en el vacuno promedio.

 

 

La competencia regional en China

Argentina está en punta en competitividad y creciendo en volumen de manera importante. Con una fuerte baja en el consumo interno, la mayor parte de la carne vacuna exportada es destinada a China.

“Argentina está muy competitiva en precios y los costos le dan para hacer lo que quieran”, apuntó Daniel Castiglioni, director de Castitrading, que opera desde hace más de 10 años en China.

En tanto, el gobierno brasileño ve una oportunidad para el comercio de carne en China y pretende ampliar su presencia en ese mercado.

La ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento brasileña, Teresa Cristina, dijo el pasado lunes que “como el problema (de la peste porcina africana en China) se está agravando, vemos grandes oportunidades de que Brasil ocupe parte de este espacio”, aunque admitió que esa realidad a la vez provocará  una disminución de las ventas de soja al país asiático.

“En vez de vender soja a US$ 500 la tonelada, venderemos proteína a US$ 2.000 dólares la tonelada, sea pollo, carne bovina o porcina”, dijo Cristina durante una visita a la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA).

Producción: Cecilia Pattarino.

 

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