La ganadería ha transitado en 2021 un año bisagra, uno que probablemente ha marcado un antes y un después. Tras dos años muy atípicos en 2019 y 2020, el primero con un auge de precios y una abrupta caída, el segunda con el mayor impacto de la pandemia por covid, el 2021 fue de recuperación y sobre todo de cambios muy fuertes, que podrían considerarse una revolución silenciosa que puede llegar para quedarse.
La locomotora de ese cambio tal vez irreversible ha sido el precio de exportación. Noviembre de 2021 será el primer mes de la historia de la ganadería uruguaya que terminará con un precio de exportación de más de US$ 5.000 por tonelada.
Desde el precio de US$ 1.500 del siglo XX a los US$ 3.800 que eran el eje entre 2010 y 2018, la valorización de la carne uruguaya dará un nuevo salto, terminando sobre los US$ 4.300 como precio promedio de un año en el que el precio fue en un in crescendo, al menos hasta noviembre cuando el precio de exportación se ve influenciado por la venta de carne terminada a grano, pero mostrando una progresión a lo largo del año a la que contribuyeron factores externos.
EO Impulso chino
El impulso de China comprando y los problemas de los competidores de Uruguay aceleraron cambios que se insinuaban y que probablemente lleguen para quedarse, una intensificación mayor que se traduce en el descenso en la edad de faena de novillos y entore de vaquillonas.
En un año en el que Australia estuvo con oferta escasa recuperándose de una larga sequía, y en el que el gobierno argentino trabó las exportaciones, se sumó que de setiembre en adelante China dejó de comprar en Brasil tras dos casos de vaca loca acentuando el envión que ya se notaba desde marzo. Y Uruguay se encontró con ese envión de demanda y con los competidores complicados.
Los altos precios no podían sorprender, pero la respuesta productiva generada sí fue sorprendente, porque no tenía ningún antecedente en su velocidad.
El estímulo se concentró en el sector de recría y engorde. Los precios del ganado de reposición tuvieron tres factores que limitaron su ascenso: por un lado la persistente depreciación de la moneda de Turquía disminuyó la demanda desde el principal destino de la exportación en pie, por otro lado la expansión agrícola redujo parte de la demanda por ganado de reposición en la zona oeste, donde la ganadería venía ganando hectáreas a la agricultura, y finalmente la amenaza de un verano seco estimulaba a los productores a bajar la carga.
Además, precios demasiados altos estimulan más a los negocios cortos, como la vaca de invernada, que pueden concretarse en plazos de seis meses, frente a negocios más largos como el ternero, que si bien tuvo precios firmes no salió de una lógica de estabilidad mientras el gordo se disparaba.
Con una relación de reposición muy favorable, que prácticamente igualó el precio de novillos gordos con terneros o aún por momentos dio un precio por kilo mayor al ganado gordo, se aceleró una transformación que se insinuaba, faenar novillos lo más temprano posible.
EO
EO Acelerar la recría a pasturas conformando allí el músculo y terminar el engorde con grano en los últimos 100 días, aunque el precio de los granos sea mayor al de años anteriores.
Dar grano en otras etapas más tempranas para complementar las pasturas, hacer lo posible por acelerar el ciclo, vender caro, facturar y reponer a un precio accesible, incluso llevando a una baja en el peso de faena.
La consecuencia es un salto en la faena de novillos precoces y de uno a dos años es el gran cambio de este año que parece llegar para quedarse.
El stock ganadero va a una preponderancia cada vez mayor de los vientres y los terneros y a una presencia cada vez menor de novillos de más de dos años. Con un stock estable de 11 millones se faenará probablemente una cantidad cada vez mayor.
En 2021 por primera vez la faena de novillos de uno a dos años pasa a ser la mayoría absoluta de los novillos faenados, sube 49%, 200 mil más que el año anterior. La faena de novillos diente de leche sube 63%, 50 mil más que el año anterior.
Lo que antes era una faena de novillos de tres o cuatro años ahora ha cambiado, lo que asegura la terneza de la carne que compran los uruguayos en las carnicerías (cuando es de novillo o de vaquillona).
También ha aumentado la faena de vientres, incluyendo vaquillonas, lo que pone un desafío a la velocidad de la recría de modo que se pueda mantener el rodeo de vientres estable incorporando a las vaquillonas jóvenes al rodeo reproductivo, y un desafío en la alimentación posterior de esos vientres para que puedan compatibilizar la menor edad al primer entore con un buen desarrollo y la cría en el segundo año.
A noviembre se han faenado 250 mil hembras y 320 mil novillos más que en los 12 meses a noviembre de 2020.
EO Muchos entienden que el año próximo será un año de alta demanda por reposición, salvo que continúe una expansión fuerte de la agricultura.
En 2022 la fuerte extracción de este año aumentaría la demanda de terneros y terneras, algo que factiblemente se empezará a expresar en el precio una vez que el temor que causa una sequía quede atrás, probablemente en el próximo otoño, si el precio del ganado gordo sigue alto.
El mercado atravesó turbulencias en noviembre por el conflicto sindical y tuvo un ajuste severo de precios en el ganado gordo. De los US$ 4,80 por kilo de carcasa el novillo corrigió a US$ 4,20. Pero con un piso de precios que esté por encima de US$ 4, la revolución de la aceleración de la recría y el engorde debe consolidarse.
Con el acuerdo alcanzado esta semana se ganan tres años de paz sindical que permitirían una faena fluida por delante.
Aunque los próximos años sean de más competencia desde Australia y Brasil, los precios serían lo suficientemente estimulantes como para consolidar los cambios de este año. Y el resultado beneficiará a toda la economía.
El 2021 será de exportaciones récord en volumen y precio, probablemente de faena récord en el conjunto de los vacunos, pero el récord más fuerte es el de la precocidad de la faena, un salto cualitativo de la ganadería que quedará como lo más destacado de 2021 para la pecuaria.
Salvo que las mutaciones del covid vuelvan a generar encierros masivos, el sector vuelve a tener el horizonte despegado para consolidar esta nueva lógica de acelerar la recría y el engorde. El uso de grano para las etapas finales se consolida. A diferencia de lo ocurrido en 2006, un pico de faena que luego tuvo un declive prolongado con faenas de solo dos millones anuales entre 2009 y 2011, el crecimiento transformador de este año puede colocar estructuralmente a la faena anual en un rango de 2,5 a 3 millones.
Una ganadería con un dinamismo inédito puede estar naciendo.
Juan Samuelle Faena más pronta, entore a menor edad, dos realidades que se imponen.