La campaña electoral entra en su recta final. Quedan menos de dos meses para la elección de octubre que determinará el ranking entre los partidos y configurará el nuevo mapa parlamentario. Hasta ahora los partidos han venido discutiendo mucho sobre continuidades y cambios en las principales políticas públicas. En algunos temas los candidatos han ido realmente lejos en sus explicaciones, y atreviéndose a compartir detalles de sus propuestas. Luis Lacalle Pou y Ernesto Talvi, por ejemplo, han explicado con cuidado cómo piensan bajar el gasto público para tender tan rápido como sea posible al equilibrio fiscal. Daniel Martínez, por su parte, acaba de anunciar cuánto piensa invertir, en caso de acceder a la presidencia, en programas de reconversión laboral para los trabajadores. Todo esto es muy bueno. Es extraordinariamente importante, en términos de calidad de la democracia, que durante las campañas electorales los partidos expliciten sus propuestas para que la ciudadanía pueda elegir de acuerdo a sus preferencias, primero, y contrastar promesas y realizaciones, después.
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