Corría el minuto 40 del partido que el lunes jugaron Progreso y Villa Española por la primera fecha del Torneo Clausura. Rodrigo Mieres, zaguero de 32 años, se quedó merodeando en el área. Jhonatan Ramis cruzó una pelota al segundo palo y él solo tuvo que empujarla. El fisioterapeuta Santiago Vigo se mandó a la cancha a celebrarlo. Los dos se unieron en un abrazo que pareció detener el tiempo. El gol no valió un título ni evitar un descenso. Ni siquiera un triunfo, porque al final empataron 1-1. Pero valió mucho más que eso: resistencia, revancha, fortaleza, templanza. Resiliencia. Una historia de continua superación.
Mieres, oriundo de Paysandú, no jugaba desde el 20 de setiembre de 2020, contra Wanderers. En la semana posterior a ese partido, en un entrenamiento realizado en el complejo de la Mutual, recibió un pase atrás, la paró y al intentar avanzar cayó fulminado. Pensó que se había salido de la cancha y que se chocó con el alambrado que rodea el predio. Pero cuando miró atrás vio que se había caído solo. "Enseguida me di cuenta que me había roto", recordó a Referí.
"Es una de las lesiones más complejas para el futbolista por el tiempo de recuperación. Rodrigo sufrió mucho y más por la edad que tiene porque si bien no es un veterano se le generaban incertidumbres", expresó por su parte el fisioterapeuta Vigo.
"Además de ser compañeros también somos amigos, ya compartimos plantel en Juventud en 2019. Rodrigo es un referente del plantel, siempre está dando para adelante, jamás lo vi dar para atrás en ninguna situación y a su recuperación le puso mucho entusiasmo y buena energía", agregó.
El defensor está muy agradecido con Progreso porque pese a estar lesionado le renovaron el contrato por una temporada más: "En mi recuperación fue muy importante la contención de mi familia, el cuerpo técnico anterior y toda la sanidad de Progreso y en especial Javier con el que trabajaba día a día".
Vigo reveló que motivaba día a día al futbolista: "El día que vuelvas la vas a romper y vas a hacer un gol", le decía en las sesiones de recuperación.
Y así fue. Por eso el festejo fue en realidad un rugido y cuando Mieres fue a buscarlo para celebrar con él el gol, Vigo ya se había metido a la cancha para abrazarlo.
El árbitro Esteban Ostojich lo amonestó. "En otro momento del partido le expliqué por qué me metí a la cancha a festejar el gol, lo entendió y me pidió disculpas, pero reglamentariamente me tenía que amonestar igual", dijo el fisioterapeuta.
Tras obtener el alta, el zaguero había estado siete partidos en en el banco de suplentes pero sin entrar. Con la llegada de Álvaro Fuerte volvió a las canchas contra Villa Española. Fue titular y marcó el gol.
No anotaba desde el 21 de junio de 2017, con la camiseta de Central Córdoba, en Argentina.
En el fútbol uruguayo solo había hecho un gol, con Sud América, contra Peñarol, en un partido que ganó el buzón 2-1 por el Apertura 2013. Por eso el vaticinio cumplido de Vigo resulta increíble.
Mieres se formó en Barrio Obrero de Paysandú y recuerda a su entrenador en el baby fútbol, Asdrúval Texeira, como la persona que le inculcó los valores con los que se formó como futbolista.
Cuando jugaba en la Quinta de Paysandú FC, el representante de su hermano Eduardo, quien jugaba en Peñarol, lo llevó a Defensor Sporting, para jugar en esa misma divisional.
Debutó en la Liguilla 2009 con Gustavo Ferrín como entrenador, sumando sus primeros 45 minutos. Fue convocado por Diego Aguirre para el Mundial sub 20 de Egipto 2009.
En la temporada 2010-2011 se fue cedido a Rentistas donde logró el ascenso y el título en Segunda dirigido por Julio Balerio. "Fue el entrenador que me dio la confianza de jugar en Primera, lo recuerdo con mucho aprecio".
Sin embargo, el fútbol le impidió el festejo porque en el partido ante Rocha sufrió fractura de tibia y peroné. "Fue una pelota dividida, llegué primero pero choqué con el delantero rival, fue casual".
En 2018, cuando defendía a Quilmes, sufrió rotura de ligamentos cruzados de la rodilla. "Fue en un partido contra Atlético Tucumán, me tiré a barrer y se me cayó el delantero arriba, me hizo palanca en la rodilla. Tenía esperanza de que fuera solo un esguince. Seguí jugando 10 minutos. Pero al final fue rotura".
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