Un novillo y una vaquillona de aproximadamente 200 kilos fueron faenados en la noche del pasado sábado.

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La impotencia de un productor que le mataron dos vacunos por unos "churrascos"

En San José el abigeato no da tregua; esta vez le tocó a un ganadero de 100 hectáreas que tiene algo más de 20 cabezas
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13 de junio de 2019 a las 05:03

En Camino Mauricio, atrás del Penal de Libertad, en San José, García tiene un campo de 100 hectáreas entre propias y las que él cuida. El predio le alcanza para tener poco más de 20 animales, aunque ahora son menos aún porque en la noche del sábado 8 de junio le fueron faenados dos vacunos: un novillo y una vaquillona de 200 y pocos kilos cada uno.

“Más que nada destrozarlos porque no llevaron nada, unos churrascos nada más. Muy poca cosa, pero sí el daño, el destrozo, que hicieron. Los llevaron a unas manguitas (lugar para trabajar con los vacunos), los encerraron y los degollaron. Tuvieron todo el tiempo del mundo. Es un campo que está solo, yo no vivo ahí”, narró.

Esta no es la primera vez que el productor es víctima del abigeato. Durante el mes de abril le mataron un novillo más grande, cerca de 400 kilos.

“Ese sí que era grande”, confesó.

En diálogo con El Observador, el productor rural jubilado y de 64 años, relató que antes de Semana Santa tenía una mayor cantidad de vacunos, pero los vendió porque la inseguridad rural era cada vez peor.

“Tenía un poco más de animales, pero los vendí cuando me empezaron a carnear. En Semana Santa me faenaron otro y ahí saqué a todos los animales grandes. Me la vi venir, presumía lo que iba a pasar y me quede con lo chico. Y así fue nomás”, comentó.

Hizo referencia a que en el campo que cuida “hace años” que le matan animales, dos o tres por año. Sin embargo, nunca le había pasado con animales chicos como esta vez.

En ambos casos las denuncias fueron realizadas y el productor aseguró que la Policía "se ha portado muy bien". En esta ocasión se llevaron restos del animal para estudiar su ADN, aunque es difícil que se pueda descubrir algo porque se debe rastrear la carne.

“No es fácil encontrar, pero al menos son cosas que se hacen”, rescató el ganadero maragato. 

La zona es acechada por el delito desde hace muchos años y recientemente la situación ha empeorado.

El delito ocurrió en un predio ubicado en Camino Mauricio, atrás del Penal de Libertad.

“Mientras no aparezca una ley que los reprima (a los culpables), mientras esto siga siendo un negocio, y mientras la gente siga comprando la carne, esto va a continuar. Evidentemente que es un negocio, porque nadie va a matar un animal para sacarle un churrasco para comer”, concluyó.

Cruda realidad

“Estamos acosados”. Así definió a El Observador la presidenta de la Asociación Rural de San José (ARSJ), Amalia Etcheverrigaray, la situación en que conviven los productores ganaderos en ese departamento.

“Estamos viviendo una ola de inseguridad brutal que viene desde hace tiempo pero estos días recrudeció”, aseguró la productora ovina que tiene su campo a unos 14 kilómetros de la ciudad de San José.

Explicó que los ataques son por zonas. Por ejemplo, el año pasado –aunque sufrió todo el departamento– los establecimientos ubicados sobre la ruta 23 fueron puntualmente acosados.  

San José, en general, tiene productores chicos a los que dos animales menos le desestabiliza bastante su sistema productivo. Según Etcheverrigaray, en el verano el abigeato dio tregua, pero ahora se agravó nuevamente con la llegada del otoño.  

“No tenemos pruebas, pero es gente que trabaja de una manera muy organizada. Todo indica que es así. Realizan los robos con mucha eficiencia. Trabajan rápido, nadie los ve. Faenan y se van. Realmente es alarmante porque cada pocos días es un golpe diferente”, aseguró. 

Aunque desde la ARSJ entienden que “la Policía hace lo que puede”, están llevando adelante iniciativas para generar nuevas propuestas a las autoridades, como pueden ser la colocación de cámaras o de mayor control en los caminos rurales. Dijo que no es un problema de los efectivos que trabajan, sino de la falta de recursos en muchos casos.

“Es una pena porque es una zona que está muy complicada con los problemas que atraviesa la lechería. Además, al rubro ovino, que está tratando de crecer, cada pocos días le dan una paliza. Cuando no son los perros son los que no son perros. Hay que tener mucha voluntad y un espíritu de acero para bancar todo esto”, concluyó.

Según datos proporcionados por la Comisión Nacional de Seguridad Rural, durante 2018 se registraron 1.785 denuncias por abigeato, 152 más que en el año anterior. Esto implicó un aumento del 9,3% en los caso denunciados por robo de ganado.

 

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