La indemnización global que el Banco de Seguros del Estado (BSE) afrontará, relacionada al evento sequía en el ejercicio agrícola 2022/2023, ascenderá a una suma aproximada de US$ 95 millones, lo que lo hace que se esté ante el mayor siniestro de la historia del BSE.
El dato fue informado a El Observador por Andrés Grunert, ingeniero agrónomo supervisor a cargo del Área Comercial del Departamento Agronómico del BSE y, además, asesor y productor agropecuario.
Sobre la participación del banco en el mercado, señaló que “el BSE es el líder indiscutido en seguros agropecuarios, con el 61% del mercado, cuadriplicando la participación de su competidor más cercano” y que “el BSE ofrece coberturas para todos los sectores productivos del país”.
Considerando el evento sequía, el BSE tiene dos tipos de seguros, el seguro de índice PAD (porcentaje de agua disponible en el suelo) que indemniza cuando la disponibilidad de agua en el periodo crítico del cultivo de soja está por debajo de umbrales preestablecidos, y el seguro de rendimiento, donde se fijan garantías al momento de contratar la póliza y de obtener el productor una producción inferior a la garantía se indemniza la diferencia.
El seguro de índice no requiere de inspección, activándose cuando en la región asegurada (seccional policial) el valor de porcentaje de agua disponible es inferior a 30% por un periodo de 30 días.
En ese caso, el nivel indemnizatorio queda determinado por la intensidad de la sequía medida por este índice.
Es importante destacar que el dato es calculado y publicado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y representa muy bien los eventos de sequía severa, indicó.
Por otro lado, el seguro de rendimiento es de más fácil comprensión, dado que mide la intensidad de la sequía a través de los kilos faltantes con respecto a una garantía preestablecida.
Este seguro cubre cuando, por efecto del exceso o el déficit hídrico, el rendimiento obtenido por el productor está por debajo de la garantía otorgada.
Para tener derecho indemnizatorio, el productor debe realizar un manejo agronómicamente adecuado del cultivo, debido a que esta cobertura solo cubre mermas causadas por la falta o el exceso de agua y no otras causas posibles como errores de manejo u otros daños climáticos.
“Por esta razón desde el BSE recomendamos tomar la mayor cantidad de coberturas climáticas”, señaló Grunert.
“En esta zafra que estamos cerrando las opciones de garantía de rendimiento disponibles de ser contratadas para soja fueron: 1.000, 1.100 y 1.200 kg/ha, valorizando el grano en US$ 500 por tonelada, lo que significa una cobertura de US$ 500 a US$ 600 por hectárea; para el caso de maíz las garantías posibles fueron 2.600, 2.800 y 3.000 kg/ha a un valor del grano de US$ 260/ton”, detalló.
Adelantó que para la próxima zafra seguramente haya un ajuste tanto en tasa como en cobertura, “pero no dejaremos a los productores sin la herramienta”.
Como se adelantó, casi todo el área asegurada contra sequía tendrá algún tipo de indemnización del BSE y la indemnización global relacionada al evento sequía ascenderá a unos US$ 95 millones.
El BSE, explicó, se reasegura en el exterior con compañías de excelente calificación y trayectoria. No obstante, dada la magnitud de la pérdida, la mayor parte de la indemnización la afrontará el BSE.
“Sin lugar a dudas es el mayor siniestro de la historia del banco”, afirmó Grunert.
Consultado sobre si de algún modo este suceso compromete las arcas del banco, afirmó que “el BSE está muy sólido, operando muy por encima de las exigencias establecidas por el Banco Central del Uruguay (BCU) y con un patrimonio superior a los US$ 700 millones”.
“Sin ir más lejos, este año la prestigiosa agencia de evaluación Moody’s publicó el informe local de evaluación del BSE ratificando la máxima calificación nacional: AAA con perspectiva estable. La agencia destacó el rol de liderazgo en el mercado uruguayo con más de dos tercios de las primas totales de la industria y participando en todos los segmentos asegurados en el país”, complementó.
Finalmente, señaló que en Uruguay se evidencia “una mayor frecuencia e intensidad de los eventos climáticos adversos en los últimos año”.
Con eso como marco, “conocemos la historia siniestral, pero se hace muy complejo predecir lo que se viene con la variabilidad climática que estamos enfrentando. Será un gran desafío para la industria aseguradora la generación de coberturas que apacigüen las perdidas ante esta variabilidad climática y puedan ser sustentables en el tiempo”, concluyó.
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