Leonardo Carreño

La ingeniería para que la venta de boletos vuelva a crecer en Montevideo

Tras más de cinco años de caída, las autoridades municipales idearon un plan para mejorar los números y apuntar a un servicio de mayor calidad

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29 de octubre de 2019 a las 05:00

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Entre setiembre de 2018 y el mismo mes de este año, la venta de boletos en la capital aumentó 2,28%. Detrás de este incremento, hay una especie de “ingeniería de negocio” que la Intendencia de Montevideo (IMM) ideó. La comercialización de boletos en el transporte público fue algo que siempre preocupó a las autoridades de la comuna. Hace más de cinco años que los número estaban en rojo y los montevideanos apostaban cada vez menos a moverse en ómnibus. 

Es por ello que las autoridades, al comienzo de la gestión del exintendente Daniel Martínez, decidieron trazar un plan para fomentar el aumento de viajes en ómnibus y hacer que esa tendencia a la baja quedara en el olvido. Algo que comenzó a suceder desde el año pasado.  

El director de Transporte de la IMM, Gonzalo Márquez, dijo a Café y Negocios que el mayor desafío siempre se presenta en todo lo relacionado al precio del boleto. “Hay factores que no se controlan, por ejemplo el precio del combustible, pero que influyen en el precio del boleto y por ende en la disponibilidad de las personas a usar el transporte público”, señaló. 

Entre setiembre de 2018 y el mismo mes de este año, la venta de boletos aumentó 2,28%. Detrás de este incremento, hay una especie de “ingeniería de negocio” que la IMM ideó.

Una de las primeras medidas que se tomaron desde la comuna capitalina fue fomentar el uso de la tarjeta de Sistema de Transporte Metropolitano (STM). Actualmente, 80% de los montevideanos la usan y esto le sirve a la comuna para obtener información relevante sobre las paradas en donde más se suben y se bajan los pasajeros.

“Esto nos permitió una mejor forma de planificar y sacar adelante un proyecto sólido”, señaló Márquez y agregó que en el año 2015 solo el 10% de los montevideanos usaba la tarjeta. La información, además, se usa para mejorar el flujo de frecuencias de las líneas. 

El paso siguiente, y más relevante, fue lograr un abaratamiento en los precios. El jerarca municipal recordó que en 2016 el precio del boleto estaba a $ 28 y que actualmente, si el usuario realiza un mínimo de 40 viajes con la tarjeta STM, cuesta $ 29. El objetivo en este punto es “la persona que trabaja todos los días, la idea es facilitar el acceso y que pueda ir en ómnibus”, dijo. 

Para lograr una reducción en materia de costos sobre el cliente final, la IMM entendió que debía recortar gastos que, por los tiempos que corren, estaban quedando obsoletos.

“La tecnología que tiene hoy en día un ómnibus te permite prescindir de algunos puestos”, mencionó Márquez y puso como ejemplo el del cobrador, un rol que casi ya no se ve. Para que no existiera un desbalance y se generaran reclamos por parte de los trabajadores, dicha reducción se fue implementado de manera pausada y “con mucha prudencia”. “Se han reducido guardas, personal a nivel general, administrativos e inspectores. Sin prisa, pero sin pausa”, ratificó. 

Limpieza y comodidad

Cuando el tema económico quedó saneado, las quejas de los usuarios estaban focalizadas en el estado de las unidades de transporte. Si bien la IMM había pedido la colaboración de las empresas, esto no bastó y por eso ideó el estándar de limpieza. Esto implica que, factores como el estado de las cortinas, la desinfección de los pasamanos y los asientos y la limpieza a nivel general, se deben cumplir. Márquez aseguró que hoy en día hay un fuerte plan de fiscalización sobre estos puntos y las empresas han colaborado favorablemente. 

De cara al corto y mediano plazo, la IMM intentará aunar esfuerzos con las empresas de transporte para lograr cumplir el nuevo estándar de ómnibus que deben andar en la ciudad. Algunas características que deben tener es el piso bajo, sobre todo pensando en aquellas personas con dificultad para acceder a la unidad, y solamente se aceptarán ómnibus eléctricos e híbridos. “En esta etapa buscamos una mejora desde el punto de vista ambiental, algo que los clientes están reclamando con mucha fuerza”, reconoció Márquez.  

Más allá de colaborar con el medioambiente, para el jerarca es importante que no se descuide la calidad del transporte público, por eso todos los ómnibus que ingresen tendrán aire acondicionado. Estos llegarán en el correr de esta semana y la próxima, según anunció el director, y corresponderán a Cutcsa y Coetc. En tanto, en febrero del próximo año arribarán 200 nuevas unidades. “Sabemos que detrás de esto hay más costos, pero más costos significa más calidad”. 

Márquez adelantó que también habrá novedades en nuevos tipos de boletos para los ciudadanos, pero prefirió no dar detalles hasta que los acuerdos con las compañías de estén cerrados. Por otro lado, sobre el precio del boleto, dijo que hasta ahora se viene dando un único aumento en enero de cada año y no se piensa aumentar de aquí a fin de año. 

Un plan visto con buenos ojos 
En la misma línea que Márquez, el presidente de Cutcsa, Juan Salgado dijo a Café y Negocios que desde las compañías de transporte se ha hecho “un profundo” cambio para tratar de estabilizar la venta de boletos. Agregó que valora “muchísimo” lo hecho por la intendencia. “Así como critiqué duramente cuando llegaron las aplicaciones de transporte, en este punto hay que reconocer que las cosas se han hecho bien”, apuntó. 
Para Salgado, algo que es interesante y revela que el trabajo en conjunto dio sus frutos, es que es la primera vez que aumenta el desempleo pero no el precio del boleto.
Si bien Márquez afirmó que se han llevado reestructuras de personal para bajar costos, Salgado cree que es algo que “los nuevos tiempos demandan” y que Uruguay no debe quedar por fuera. “Algo de razón deben de tener los países del primer mundo cuando ya hace años dejaron de tener guardas”, dijo y aclaró que ninguno de los despidos tuvo como objetivo mejorar la cifra de venta de boletos. “Nadie puede decir que Cutcsa deja gente en la calle”. 
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