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La lesión de Maximiliano Callorda que lo hizo empezar de cero a los 22 años

El delantero hizo su casa en Flores y se divide entre los entrenamientos con Rentistas y su familia
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02 de septiembre de 2019 a las 05:02

Maximiliano Callorda sentía que ese 2012 era su año. Defensor Sporting, dirigido por Gustavo “Chavo” Díaz, jugaba la Copa Libertadores y el delantero estaba en un buen nivel, luego de dos años de rendimiento ascendente. Pero en un partido contra Rampla Juniors por la primera fecha del campeonato se rompió los ligamentos cruzados. 

Para el actual delantero de Rentistas eso fue un quiebre porque la lesión no solo implica estar afuera de las canchas seis meses: volver a jugar era empezar de cero y tener una operación acuestas, con tan solo 22 años. “No volví al nivel que estaba en ese momento”, comentó Callorda a Referí

Hay una fórmula que Callorda tiene presente y a la que recurre para calificar sus actuaciones: minutos/goles. Es delantero y sabe que lo que tiene que hacer es convertir. En Rentistas lleva seis goles en nueve partidos y eso significa que va bien. 

Pero no solo su rendimiento es bueno porque está haciendo goles en los bichos colorados, también se siente cómodo en el club al que llegó en febrero de este año. Callorda quiere tener estabilidad y así evitar estar cambiando de equipo cada seis meses. De hecho, en el último período de pases tuvo la posibilidad de ir a jugar a Cerro Largo, en Primera división, pero prefirió quedarse en Rentistas, según contó.

El objetivo del futbolista es ascender con los rojos y jugar en Primera en el próximo año. “Estoy contento en el grupo, se trabaja bien y el entrenador (Alejandro Capuccio) es muy bueno. Está todo como para que subamos aunque va a ser parejo y difícil”, destacó.

El camino al debut 

La primera vez que Callorda se fue desde Trinidad, su ciudad, hasta Montevideo fue a los 12 años y fichó por Nacional. Se quedó en el Parque Central, donde vivían los juveniles en aquellos tiempos, en habitaciones que estaban ubicados donde ahora el plantel tricolor hace el calentamiento previo a los partidos de locatario. Con uno de los que compartió aquel espacio fue con Nicolás Lodeiro, el actual jugador de Seattle Sounders, a quien luego cruzó en la selección juvenil sub 20.

Pero extrañaba… y se fue con su familia a Trinidad. “No estaba bueno, lo sufrí. Aguanté dos meses y me fui para Flores de nuevo”, recordó. El jugador estaba por un lado contento por un lado por fichar en un cuadro grande, pero era un niño y no estaba preparado para estar lejos de casa. 

“A veces te critican por errar un gol, pero es un esfuerzo bárbaro venirse de niño. Apostás a venir y no sabés lo que puede pasar porque son muy pocos los que llegan a Primera”, reflexionó. 

Pasaron 17 años de aquella frustrada llegada a la capital y el vínculo de Callorda con Trinidad se mantiene: allí tiene su casa, donde vive su esposa y sus dos hijos (uno de siete y otro de dos, uno de ellos nacido en Perú). Recorre varias veces por semanas los 200 kilómetros entre ciudad y ciudad porque es la forma que encuentra de combinar los entrenamientos y la familia. 

Su llegada definitiva a Montevideo fue a los 14, después de jugar dos años en la sub 15 de Porongos. El club trinitario tenía un convenio con Defensor Sporting y Callorda se probó, quedó y realizó todas las formativas en ese club. 

Callorda decidió irse a otros clubes a préstamo. Pasó por Sud América y luego por El Tanque Sisley, donde debutó en Primera División. Este último equipo, que era dirigido por Tabaré Silva y que actualmente no compite en el fútbol profesional, tuvo chances de ser campeón hasta las últimas fechas. “Di el salto para jugar en Primera y me sentí muy bien”, dijo.

A El Tanque volvió en 2015 y es un club que le trae buenos recuerdos aunque cuando fue por segunda vez ya sabía que no iba a cobrar los sueldos en fecha. “Las deudas que (el club) tenía era porque pagaba sueldos muy buenos”, justificó. “Los jugadores que iban sabían que no cobraban, pero siempre pensaban que en el reclamo agarrabas toda la plata junta y era como una caja de ahorro”, comentó. 

Las buenas y malas del exterior

Tabaré Silva dirigió -y pidió- a Callorda más de una vez: en la A, en la B, en el exterior. El técnico lo dirigió en Sud América, luego lo llevó a El Tanque, lo tuvo en Defensor, y lo pidió cuando fue el técnico de Aucas (Ecuador). “Tengo buenos recuerdos, es muy buena persona y entrenador. Siempre le deseo lo mejor”. 

Cuando jugó en Aucas estuvo rodeado de uruguayos y no solo por el entrenador. También estaba Brahian Alemán y Ramón “Cachila” Arias, a quienes conocía de las formativas de Defensor. Sus excompañeros en el violeta, que jugaban en el rival clásico Liga de Quito, vivían a media cuadra y solían juntarse. 

Antes de irse al exterior el delantero pasó por Fénix y estuvo el rumor de que podía llegar a un grande, pero en un momento en el que Defensor no vendía jugadores. “Tenía ganas de pasar a un grande, pero estaba tranquilo”, recordó. En el albivioleta jugó en 2014, pero sufrió contracturas que hicieron que tenga menos minutos de los que deseaba. De todas manera, “el minuto/gol fue muy bueno”, evaluó. 

Su primera experiencia en el fútbol internacional fue en Guatemala. Aníbal “Maño” Ruíz fue quien lo llevó a ese país en el que cree tuvo un buen nivel y se sintió cómodo. “En infraestructura están mejor que muchos equipos de acá. Teníamos un estadio muy parecido al de Defensor, que estaba lleno casi todos los partidos”, describió.

Algunas experiencias del fútbol de Centroamérica no fueron buenas. Honduras fue un país bravo y se volvió antes de lo previsto. Los hinchas creían que era Cristiano Ronaldo o Lionel Messi y tenían grandes expectativas en él. “Tenía la crítica solo para mí por ser extranjero. Jugué los primeros tres partidos y hago dos goles. Me compliqué un poco para volver pero en el minuto/gol no me fue mal”, evaluó sobre su paso por un país al que nunca se acostumbró, entre otros motivos, por el insoportable calor. 

Las salidas al exterior que hizo Callorda fueron siempre porque económicamente le servían. Vivió en países en los que no gastaba mucho dinero y podía ahorrar buena parte del sueldo y de los premios que ganaba. Además, en el fútbol internacional nunca le debieron dinero. 

El objetivo que tiene a corto plazo Callorda es ascender con Rentistas y poder jugar la próxima temporada en Primera División. Pero para los próximos años pretende irse a vivir al exterior de nuevo para poder estar tranquilo cuando se retire. Callorda sabe que tiene que hacer las cosas bien. “Y creo que las vengo haciendo”, dijo. 

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