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10 de febrero 2013 - 21:29hs

A diferencia de otros años, el carnaval de La Pedrera será un solo día: hoy. Otros años, en teoría, también se festejaba durante una sola jornada en la que un corso de disfrazados recorría la calle principal; pero, en los hechos, el balneario vivía una bacanal de cuatro o cinco noches en las que la música de los boliches a máximo volumen reunía a unos 20.000 jóvenes. Este año, el balneario presenta la mitad de jóvenes que había en temporadas anteriores en los días previos al desfile y, anoche, los comerciantes esperaban con ansias que llegara el aluvión de gente. Este febrero, además, a diferencia de los anteriores, la fiesta fue minuciosamente organizada por las autoridades políticas y policiales.

La noche del sábado en La Pedrera se pareció más a las de enero que a las de otros carnavales. Respetando una ordenanza municipal que rige desde este verano, los boliches bajaron el volumen de la música para que fuera imperceptible desde la calle a partir de la hora 2.30. Y a las 6 de la mañana apagaron los equipos. Para esta noche, la música a alto volumen está permitida hasta la hora 6. El carnaval ya no será lo que era antes, dicen los operadores.

No será lo que era antes porque, por primera vez, las autoridades nacionales y departamentales implementaron un operativo de seguridad que comenzó a trabajar desde el miércoles. Policía Caminera dispuso dos puestos sobre la ruta 10, entre La Paloma y La Pedrera, para controlar el ingreso de alcohol al balneario. Días atrás, una pareja transportaba en una camioneta 12 fundas de latas de cerveza. La Policía les decomisó 10, que se las devolverá el jueves, y le entregó dos, la cantidad que estimó para consumo familiar, informó el secretario general de la Intendencia de Rocha, Darcy De los Santos.

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En 2012, la comuna prohibió la venta de alcohol en puestos ambulantes y solo permitió la venta de alimentos y artículos festivos, desde máscaras a pomos de espuma. Pero la experiencia no fue buena, según las autoridades, porque los vendedores autorizados vendieron también alcohol de forma irregular. Este año, para evitarlo, la comuna prohibió la venta ambulante. Solo quienes tienen sus comercios instalados podrán vender tanto alcohol como alimentos.

A su vez, habrá cuatro “carpas de achique” para brindar asistencia médica, un enorme tendal que funcionará como comando central y 70 baños químicos. Por primera vez habrá una zona de exclusión en la calle principal, que estará cercada a uno y otro lado por 950 metros de vallas que impedirán que los asistentes usen los patios de los veraneantes como urinarios. El intendente de Rocha, Artigas Barrios, informó que 400 personas, entre ellos, unos 200 policías –incluso de la Guardia Republicana–, trabajarán en la seguridad del carnaval. Además, una cuadrilla de 60 personas limpiará las calles del balneario a partir de la hora 6 del martes. La intendencia prevé que la fiesta termine para entonces.

Y habrá, por primera vez, control de espirometría afuera del balneario. El año pasado, un joven murió atropellado por una camioneta a la salida del pueblo. El control de espirometría le dio positivo al conductor (ver apunte).

Menos gente, otro espíritu

“Tengo la sensación de que hay menos gente que el año pasado, pero todavía no tenemos cifras”, dijo el secretario general de la intendencia. Andrés Fernández, propietario del camping ubicado frente al balneario, aseguró que la ocupación del lugar cayó a la mitad, en relación al año pasado. De todas maneras, asegura que en temporadas anteriores se completó el camping solo el día del corso. Para hoy no alberga el mismo optimismo.

Anoche todavía había parcelas libres en el camping de La Pedrera, el único ubicado dentro del balneario, que en años anteriores completó su capacidad durante toda la semana de carnaval. Y este año, el camping redujo su área a la mitad.

“No hay, ni por asomo, la gente que esperábamos”, dijo Ramiro Rodríguez, encargado de Capitana Bar. Rodríguez considera que este verano le “faltó fiesta” a La Pedrera, porque los inspectores de la intendencia, que recorren los boliches cada noche, hicieron cumplir al pie de la letra la ordenanza municipal que prohibía que la música ganara la calle después de la hora 2.30.

De todas maneras, Ignacio Monterroso, propietario del boliche Petisco, uno de los locales emblemáticos del balneario, celebra las medidas de seguridad tomadas por las autoridades para estos días.

Monterroso dijo que “cambió el clima festivo del carnaval”, y agregó que ahora está “un poco espeso, anda mucho barrabrava”. Por esa razón decidió trabajar a puertas cerradas, a diferencia de los demás carnavales, cuando vendía las bebidas en una barra que daba a la calle. “Si antes rendía poner cuatro a vender a la calle, ahora vende uno”, afirmó. Explicó que la gente, en lugar de comprar las bebidas en los boliches, las adquiere más baratas en supermercados y las toma en la calle. Petisco cobra $ 200 la entrada. “El joven que viene a La Pedrera gasta dinerales”, aseguró. En años anteriores, el boliche no cobraba entrada.

Monterroso coincidió en que la cantidad de gente en los días previos al del corso bajó con respecto a otras temporadas. En su opinión, se debe a la presión ejercida por un grupo de vecinos del balneario que protestaron por las molestias causadas por los jóvenes trasnochados: “Hay 20 vecinos que quieren que esto sea lo que era hace 40 años y no se dan cuenta que hoy La Pedrera es un lugar turístico internacional”. Monterroso, uno de los pocos lugareños que vive todo el año allí, dijo que “el espíritu de La Pedrera hay que buscarlo en invierno”.

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